Ansiedad
Te escribo con la sensación de malestar en la piel; en mi cuerpo que desde hace tiempo te necesita.
Ahora el malestar también es orgánico, pues el dolor se extendió al músculo cardíaco.
Sin embargo, de todas formas y a pesar de, sigo necesitándote, es decir, este cuerpo abandonado.
No me son suficientes tus besos y abrazos. Cada minúscula parte de mí exige tu presencia. No me basta el roce de tu ropa. Mi piel quiere empatarse con la tuya, adherirse, humedecerse. Que seamos una.
Las ansias de ti me sobrepasan.
Me consumo sobre el colchón de mi cama en la densidad de la madrugada.
Ahogo mi sed de ti en la profundidad del silencio. En la quemante oscuridad del invierno.
Dejo en la almohada un grito que se niega a callar que me haces falta.