Crisol Internacional: “Soñando con un lugar exótico… Isla Marajó, Brasil”
Nuestro conocimiento sobre las miles de islas e islotes dispersos en los mares y lagos del mundo, realmente puede ser tan infinito como lo deseamos; lo cierto es que aún existen un sinnúmero de islotes e islas perfectamente desconocidas e inexploradas, no solamente en el vasto Océano Pacífico, sino también en los otros “seis mares”. Sin lugar a dudas para muchos de nosotros el subcontinente sudamericano de Norte a Sur aún encierra muchas maravillas naturales y un vasto y casi místico legado cultural de sus habitantes nativos. Además, en esa región existe una diversidad climática y geográfica única del Planeta Tierra, contando tanto con los tupidos y casi impenetrables bosques selváticos de la increíble Amazonia,
así como también escarpadas cumbres de los majestuosos Andes, además de un siempre árido y solitario desierto el Atacama, islas casi fantásticos como lo son las Galápagos y también Fernando de Noronha y de playas de ensueño en la zona caribeña y atlántica hasta los infinitos parajes de la Patagonia.
Sudamérica por sus riquezas naturales fue también el escenario de conquistas, colonizadores y misioneros, quienes dominaron durante tres largos siglos a la población nativa, dando origen a una mezcla de pueblos y razas, introduciendo nuevas costumbres y modelos de vida. Sin embargo, a la fecha aún existen comunidades indígenas, geográficamente aisladas que siguen preservando su legado cultural prácticamente milenario, lo cual sigue causando asombro, curiosidad y también desconcierto por desconocer sus orígenes y tradición.
Ahora bien, la mayoría de nosotros en algún momento estresante o tenso buscamos un descanso mental, imaginándonos lugares remotos y tal vez extravagantes y este ejercicio de visualización mental según los psicólogos “funciona para ayudar a las personas a relajarse y a concentrarse ya que cuando visualizamos construimos mentalmente un elemento de distracción que sirve para redirigir la atención lejos de lo que nos estresa”. De esta manera, una distracción oportuna nos cae bien a todos y por lo tanto “soñar con un lugar exótico”… resulta un buen remedio en contra de los varios “achaques y manifestaciones del estrés y de la ansiedad” y favorece nuestra salud.
Viajando hacia Sudamérica podemos encontrar islas realmente sorprendentes como las ya citadas Galápagos y Fernando Noronha, así como también las de Pascuas o las paradisiacas de Aruba y Curazao, pero pocos realmente hemos escuchado de la Isla Marajó, que es la isla continental más grande del mundo con una extensión de cerca de 49,000 kms2, es decir, de un mayor tamaño de que Suiza o Bélgica.
Ahora bien, esta isla está naturalmente dividida en dos partes: la oriental que posee vastas sabanas y la occidental que encierra zonas boscosas. Debido a su ubicación, prácticamente en el Delta del Río Amazonas, limita con Macapá al Norte y Belémal Sur, siendo dominada por los caprichos del tiempo y del mar, ya que constantemente numerosos ríos de marea la inundan y fragmentan su región boscosa; sin embargo la generosidad de la naturaleza misma también forma una enorme cuenca que estacionalmente recibe agua de lluvia y la retiene durante varios meses del año.
Este exótico lugar también cuenta con un lago muy extenso que se llama Arari y justo ahí se concentra la actividad ganadera y pesquera de la zona, ya que además se ubica justo frente a la ciudad de Belén.
A la vez en la parte Norte de Marajó existe un canal, el Canal da Tartaruga (Canal de la Tortuga), que fue excavado en la década de 1950 para permitir el paso de barcos entre Belén y Macapá, cerca de la desembocadura del Río Amazonas. Sin embargo posteriormente, el canal, empezó a drenar el Lago Arari, lo que obligó a construir una presa para asegurar la pesca local que está dominada por una especie de bagre acorazado que vive en las profundidades del lago y que es conocido localmente como tamoatá siendo su nombre científico (Hoplosternum littorale),
A la vez sobre la mitad oriental de la Isla Marajó, aún se pueden apreciar inmensos bosques de palmeras sobre áreas que permanecen empantanadas la mayor parte del año. Estas palmeras conocidas localmente como de buriti oaguaje (Mauritia flexuosa) y de açaí o huasaí (Euterpe oleracea) que dominan el horizonte selvático ya que siempre se asocian con el paisaje exótico. Gracias a la opulencia de su flora el principal producto comercializado del açaí es el palmito, cuya producción ha necesitado inclusive del apoyo aéreo con helicópteros para transportarlo desde áreas de muy difícil acceso.
Ahora bien, la gran mayoría de nosotros desearíamos que lugares como la exótica Isla de Marajó fuera protegida, pero desafortunadamente aún no existen áreas de parques o reservas protegidas sobre la isla y sus alrededores. Sin embargo, el ecoturismo ha sido propuesto como una alternativa estratégica de manejo para Marajó, dado que la isla también es una zona importante de alimentación de aves limícolas o acuáticas, que siempre nos pueden alegrar el paisaje y distraernos en un día nublado. Así, “soñando con un lugar tan exótico…como la Isla Marajó”…puede llevarnos a una reflexión más profunda como la del escritor y naturalista norteamericano David Quammen: “Las islas son paraísos y criaderos de lo único y anómalo: Son laboratorios naturales de extravagante experimentación evolutiva…”
P.S.: https://es.wikivoyage.org/wiki/Sudam%C3%A9rica
https://lamenteesmaravillosa.com/3-tecnicas-de-visualizacion-conectar-cuerpo-y-mente/
https://aguasamazonicas.org/cuencas/el-estuario-y-la-costa/isla-marajo