Flora y fauna sudcalifornia: CHARA CALIFORNIANA
La chara californiana (Aphelocoma califórnica) es una especie de ave paseriforme de la familia Corvidae nativa de América del Norte, su población se extiende por toda la costa oeste desde el sur de Washington hasta el extremo sur de la Península de Baja California, donde se distribuye en ambientes muy variados que incluyen matorrales áridos, manglares, bosque de pino-encino y selva baja caducifolia. En BCS podemos observar a esta hermosa ave principalmente en la región de Los Cabos y La Paz, como San Pedro, El Triunfo, San Antonio, Sierra de la Laguna, Cabo San Lucas, Santiago, Sierra de las Cacachilas, así como en lugares alejados de las zonas urbanas.
FOTO: Genaro Rivas
Su plumaje es de un azul intenso en la cabeza, las alas y la cola, el dorso es gris parduzco y las partes inferiores tienen un tono grisáceo. La garganta es blanquecina y también luce un “collar” azul. Estas características la convierten en un ave muy llamativa y fácil de identificar, asimismo posee un estilo de vuelo bastante distintivo, el cual consiste en una serie de aleteos rápidos seguidos por un deslizamiento rígido.
FOTO: Nancy Christensen
La chara californiana es un ave de tamaño mediano, con unos 30 centímetros de longitud y unos 40 de envergadura. La hembra es la encargada de la construcción del nido, ya sea bajo un árbol o un arbusto, a poca altura; las puestas tienen entre cuatro y seis huevos, y estos son incubados por la hembra durante unos 16 días. Los polluelos son completamente grises.
El pájaro azul, como también se le conoce, suele formar parejas o grupos pequeños y su presencia es muy notorias debido a sus llamados y chillidos, por lo que no es un ave difícil de avistar, sobre todo en zonas donde la presencia del ser humano es mínima; no obstante, la chara californiana también puede llegar a observarse en algunos jardines, rancherías, sembradíos, etcétera.
FOTO: Gabo-Vessi
Esta ave peninsular se alimenta de animales pequeños como lagartijas e insectos, y complementan su dieta —sobre todo en invierno — con granos, nueces y semillas. Son capaces de almacenar alimentos en escondrijos que recuerdan, aunque haya pasado bastante tiempo.
FOTO PORTADA: Jamie Chavez / e.bird