Mitos, cuentos y leyendas de sudcalifornia: EL JOVEN DIENTÓN DE LA CALLE REFORMA
Esta historia gira alrededor de una serie de ciudadanos que sufrieron los espantos ocasionados por un joven terrorífico de dentadura amenazadora en la ciudad de La Paz, Baja California Sur.
Cuenta la leyenda que hace muchos años, el conocido zapatero Hipólito Escopinichi, que tenía su vivienda cerca de la esquina de las calles Reforma y Valentín Gómez Farías, un mal día presenció una aparición que le heló la sangre no una, sino repetidas ocasiones. Dicho suceso terrorífico se daba precisamente en esta zona del centro de la ciudad de La Paz, por eso es relevante mencionar donde se ubicaba la casa de este zapatero. Una noche, al regresar de su trabajo se encontró de sopetón a un niño que jamás había visto, y como no le pareció extraño, le dio una moneda. Como forma de agradecimiento, el chamaco le regaló una horrible y monstruosa sonrisa, en la que dejaba a relucir dos filas de puntiagudos dientes y unas encías rojas, hinchadas de sangre. El zapatero huyó de ahí con el alma pendiendo de un hilo, y comentó el suceso con todos sus conocidos, espantado.
Días después del aquel primer contacto, el joven espantó a su siguiente víctima: un policía municipal que caminaba por la calle con destino al edificio histórico de El Sobarzo, donde actualmente se encuentra la biblioteca Justo Sierra, en el complejo cultural conocido como el Ágora de La Paz. Cuando pasó por esa cerca de esa esquina visitada por el zapatero, en las calle Reforma y Altamirano, vio corriendo a la luz de la luna una pequeña figura de apenas un metro de altura que se acercaba a él, enseñándole sus horribles dientes. Como los chismes se esparcen rápido en nuestro pueblo, el hombre ya estaba al tanto de la situación con la criatura, por lo que se preparó para confrontarlo, y cuando éste le extendió la mano para pedirle una moneda, el policía tomó su fuete y se puso a golpearlo hasta deshacerse de él… el policía murió al día siguiente de un paro al corazón.
Otra pérdida ocasionada gracias a la impresión horrible que dejaba el niño, que en realidad ni siquiera atacó a nadie, sólo daba miedo por su aspecto, fue la de una mujer mayor. Mientras ella volvía de una visita al hospital Salvatierra que se ubicaba en El Esterito, se cruzó con el supuesto monstruo, y su ansiedad fue tanta que víctima del terror se echó a correr, hasta que una jauría de perros agresivos la atacaron y la dejaron tan lastimada que perdió la vida unos días después.
Supuestamente este niño no tenía origen, y era tan misterioso que se creía que aparecía de entre las piedras de un muro que rodeaba una antigua huerta de la zona, perteneciente a miembros de la familia Toledo. Tanto era el espanto que los habitantes del rumbo se pusieron de acuerdo para tirar esa pared y así lo hicieron… los albañiles encargados de la tarea, reportaron escuchar gritos lastimeros al golpear la pierda.
Después de tal resolución y con el paso del tiempo, parece que el niño dejó de aparecerse. En la actualidad podemos pensar que fue una actitud exagerada, resultado del miedo colectivo y la psicosis, o que quizás podría tratarse simplemente de algún niño con una enfermedad en su cavidad bucal que pedía un poco ayuda, pero nunca lo sabremos, ¡lástima que no había smartphones en aquel entonces!
FUENTE: CASIMIRO GARDEA OROZCO en Navegante Californio