Recomendación fílmica: LA LUZ ENTRE LOS OCÉANOS
La Luz Entre los Océanos es una película del 2016 con un guion adaptado de la novela homónima de M.L. Stedman y dirigida por Derek Cianfrance.
La película trata de, cómo tiempo después de terminada la Primera Guerra Mundial, Tom Sherbourne, un veterano de guerra con secuelas emocionales que lo hacen querer estar aislado completamente, llega a una isla australiana como cuidador provisional de un viejo faro en una isla lejana y remota; ese trabajo se convierte en lo que él más necesita en esos momentos tan duro para él donde se plantea dudas sobre su existencia como hombre y ser humano después de la guerra. Pero en sus visitas rutinarias al pueblo donde tiene que rendir cuentas y de donde le mandan provisiones conoce a la joven Isabel Graysmark, hija de uno de los hombres más respetados del pueblo, entonces, ella que es más joven que Tom y que perdió en la guerra a sus dos hermanos (en esta parte de la película cuando ella lo lleva a un picnic hay un diálogo entre los dos en el que le dice que no hay palabra para cuando los padres pierden a sus hijos, una escena por demás hermosa) se siente de inmediato atraída por Tom, que este corresponde de inmediato, creyendo que ella lo puede ayudar a volver a sentir felicidad en su vida después de lo vivido en la guerra, entonces este amor que empieza de manera epistolar, termina en matrimonio entre este par de almas gemelas. Entonces la pareja pasa meses viviendo en esta isla solos tratando de formar una familia, cosa que por cuestiones del destino jamás se llega a realizar, pues de dos embarazos Isabel pierde a los bebés entre tormentas y tranquilidad, entonces en ella la soledad empieza a marcar su alma, pero un día el océano les manda un pequeño bote lleno de gritos en el que encuentran a una pequeña bebé con un alemán muerto. Tom tiene que notificar a puerto y en su bitácora el hecho, pero Isabel le pide que se queden con la bebé y la hagan pasar por su hija, puesto que en el pueblo aun nadie sabía de la pérdida de su segundo bebé, así que Tom por amor hace lo que Isabel le pide, sabiendo que en su siguiente visita al pueblo, lo más probable, por su pasado en la guerra, y por ser un hombre de cabal rectitud, tenga que pagar lo hecho, y esto ocurre cuando Tom conoce a la madre biológica de la pequeña Lucy.
La película es hermosa en cuanto al sentido técnico se refiere, una historia sencilla, pero muy poderosa y entrañable, en la que nada sobra y nada falta, es muy mesurada, en partes se toma su tiempo para contarnos detalles en la trama, pero jamás extralimita el recurso del tiempo lo cual no la hace ni pesada ni mucho menos aburrida. Las locaciones son un sueño, la fotografía muy viva, casi nulamente fija y si con mucho movimiento con muy buen control a cargo de Adam Arkapaw, la música juega un papel más que primordial, y uno de los grandes aciertos para que uno conecte más con la historia y las emociones que sienten cada uno de los personajes en cada situación que están viviendo, la cual está a cargo de Alexandre Desplat (el mismo que ha hecho la música para La Forma del Agua de Guillermo del Toro, para que se den una idea de lo hermosa que es) y las actuaciones sin lugar a dudas es lo que hacen que la historia sea más que sobresaliente, empezando por los protagónicos que hacen una dupla que en realidad sale magia de la pantalla, hay una química entre los dos que uno no hace más que desear que el ser amado lo pueda mirar como Alicia Vikander a Michael Fassbender, (Que a raíz de esta película la pareja de actores empezaron un romance y hoy día son marido y mujer como en la película) y mención especial también sería para Rachel Weisz (la que vimos en The Lobster de Yorgos Lanthimos y en Youth de Paolo Sorrentino) con una actuación muy potente.
Una película por demás hermosa sobre el amor, la soledad, la esperanza, la felicidad, el sacrificio, el perdón, la mar, el amor incondicional sin necesidad de lazos de sangre y fraternal. Una película que se ha convertido en una de mis películas favoritas en lo que va de la década, que fue muy menospreciada por los Oscar en su momento y la taquilla en general (los Oscar suelen olvidar muy buenas películas que se estrenan en el verano salvo que te llames Wes Anderson, Christopher Nolan o Denis Villeneuve) pero que la verdad bien vale la pena, con un final realmente emotivo y enternecedor.