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Y seguimos pidiendo la palabra: Safo totalmente

Escrito por José Antonio Sequera Meza en Miércoles, 07 Septiembre 2022. Publicado en Amor, Cultura, Literatura, Poesía

 

" Si infinitos fuesen los objetos fermosos,

infinitos serían, pues, los deseos"

                                          Don Quijote.

 

El erotismo representa,  todavía más el mundo sexual, para los mexicanos, un tabú; no sólo en la palabra, sino que invade los demás ámbitos: culturales, sociales, familiares, íntimos[1]; Caro Victrix, del poeta Efrén Rebolledo, desnuda (tan sólo por el tono) esas necesarísimas partes[2] del mexicano.  El poemario no sólo busca el escándalo, la nota sexual de máxima categoría; sino que, esencialmente, explora y explota los sentidos (ahí donde no nos imaginamos apreciar) a través del oído, el gusto, la vista, el tacto mismo.

El poema que traigo al caso:  “El beso de Safo”, título que refiere indudablemente, a la actitud lesbiana de la poetisa griega Safo, de la isla de Lesbos: la descripción erótica entre dos lesbianas conviven dentro de un soneto. Un clasicismo peculiar  en el ámbito de lo homosexual porque el soneto persigue la perfección de la poesía misma. El beso de un agente: en este caso la poetisa lleva ya una denominación en sí masculina. Detrás de ella, aparece una voz poética que sólo parece describir la escena amorosa. Aunque está voz poética se plantea como un voyerista, un mirón, comparte el cuadro con el lector. Dos logros eróticos del poeta: el primero, describir lo amoroso, y hacernos partícipes, tocar nuestras fibras de Escopofilia.

Aquí el lector es parte de esa expectación y de ese asombro (no importa el sexo del lector); es un mirón que juega en la misma escena; como si los anónimos personajes estuvieran de acuerdo con los mirones. El soneto comienza con el mundo de sensaciones: " Más pulidos que el mármol trasparente"

La única manera de hacernos comprender lo que pasa en ese soneto es acercarnos mediante una imagen, la imagen es superlativa y evoca al tiempo. El adverbio de cantidad se antepone al adjetivo, colocado de esta manera establece una totalidad: es lo más pulido, pero no puede haber algo más pulido que el mármol trasparente; ya que ésta es la última esencia del mármol: la transparencia. A la vez, la imagen se convierte en la que se rememoran dos elementos; el tacto y la vista: lo pulido hacia el tacto, y la transparencia hacia la vista. El tacto, por otro lado, es liso y frío, como el mármol, y la vista es traslúcida o clara; Como tratará el tema de lo homosexual en lo femenino es obvio que lo similar, lo homosexual no genera calor[3], por ello, el mármol, aunque en el cuarto verso lo adjetive como "ardiente".

El segundo verso de esta primera estrofa comienza, “más blancos que los blancos vellocinos”, al igual que en el primero, con un adverbio de cantidad que exagera la posición de lo "blanco";  refuerza la imagen del mármol, del mármol blanco; así mismo lo puntualiza con la otra imagen, esta última mucho más abrigadora que la primera; la escena se comienza a calentar con el abrigo del vellocino.

En el tercer verso comienza, por así decirlo, la escena que nos quiere presentar el poeta: " se anudan los dos cuerpos femeninos"

En este tercer verso termina la descripción y comienza la acción: lo verbal toma importancia, " se anudan"; en la reciprocidad de la acción pasamos como lectores a la escena. Anudarse es una acción reflexiva los dos cuerpos, así mismos se anudan y se anulan. Hay pues, una querencia en ello. La acción misma también es femenina, no hay penetración, abordaje, o  superposición, la imagen de dos cuerpos femeninos (el adjetivo femenino se precisa para tal caso) que sólo pueden anudarse, llenarse de amor, palparse en el amor.

El cuarto verso, en donde termina la presentación, acaba con una imagen fuerte, que además tiene continuidad desde el tercer verso: " en un grupo escultórico y ardiente"

La fuerza viene desde el principio, el mármol como parte de la escultura, los cuerpos femeninos anudados representan tal quietud que  y lentitud que forman parte de una escultura muy singular, un grupo escultórico. Aquí la palabra ardiente, desde mi punto de vista está en contraposición con su rima " trasparente” mármol, como si lo ardiente se contrapusiera a lo frío de lo traslucido del mármol. La estatua no es capaz de moverse y sí (no se mueve por sí misma) se mueve en la medida del mirón que ve y esculca todo lo posible la lentitud de estas dos amantes, que además representa un grupo, la comunidad que ya se conoce.

“Ancas de cebra, escorzos de serpiente, combas rotundas, senos colombinos,”

Otra vez, el poeta inicia con una enumeración y una descripción  de las cualidades de los dos cuerpos ahora enlazados en uno mismo. La descripción salta de un punto a otro, de las caderas, las ancas; a la diminución de su tamaño, a manejar el símil de la serpiente ( que como veremos es parte importante del poema); siguiendo con la clasificación que el poeta ha hecho de la serpiente y de lo espiral, la serpiente es lo espiral y comienza a tomar fuerza la imagen de lo fálico en el poema; la ausencia de ello es parte integrante de lo mismo; las combas son la espirales, lo rotundo, la voluptuosidad de las mujeres representadas se da en la parte siguiente: los senos colombinos; es decir, nos ha presentado a mujeres voluptuosas, que según la época eran las mujeres mejor proporcionadas o hermosas, “una lumbre los labios purpurinos" Este verso tiene la cualidad de ir desmembrando el sonido de la /l/ hasta romperlo dramáticamente con la /p/; la descripción se focaliza sobre los labios, sobre el color púrpura, rojo, la lumbre de los labios es de color rojo; mejor aún, púrpura, que trae consigo una connotación especial: la religiosidad, y la pasión en todos los sentidos, y de los labios llega hasta las cabelleras que remiten nuevamente, al aspecto que el poeta tanto ha tocado: la inflexión, las combas, lo espiral, las serpientes, ahora retomadas por la caída del cabello; que es el torrente.

Nótese como la descripción va desde las caderas, a las combas, las líneas que suben las caderas, a los senos, a los labios y a las cabelleras. Así las descripción que no peca de imprecisa y deja en el anonimato a los personajes del poema.

Precisemos:  el tipo de rima utilizada en el soneto, en donde lo transparente rima con lo ardiente, que a la vez rima con la serpiente, lo cual también rima con torrente.

Después de la descripción un poco de la acción[4] que nos desea narrar el poeta: “En vivo combate, los pezones que se embisten, parecen dos pitones trabados en eróticas pendencias”

La acción no sólo está marcada por la fuerza del verbo embestir (que además con el reflexivo toma más fuerza) porque es el "pezón" quien toma voluntad propia para cometer tal acción. Además de ser una voz recíproca. El combate es la otra acción; es decir, se toma como base la metáfora: el amor es una guerra; aquí la guerra está representada por los pezones que " parecen" pitones. Este doble juego - el fonético y el semántico-, entre vocablos similares produce y refuerza en nosotros la idea de un espejismo que se ve; pitones simulando, otra vez, la idea de serpiente, y por tanto, del símbolo fálico: menciono que es espejismo porque a la acción corresponde a lo erótico: no se es, pero simula; es decir, en el plano de lo homosexual femenino, se puede simular, pero no ser. La estrofa también se engrandece con la palabra "pitones" es decir, dejaron de ser serpientes comunes para ser más grandes, más robustas. Por otro lado,  el verbo adjetivado "trabados" vuelve a insistir en colocar  la imagen de  espiral.

Looping theloop, no  importa cual sexo escriba, mientras escriba estos asombros.

 

 


 

[1] Aunque, claro, en este siglo XXI, los “poetas”  tal de llamar la atención se presumen eróticos; con ello, en lugar de abrir el erotismo a la escena de lo natural, la encierran en un área de lo intocable.  Porque cada quien, en este mundo, puede ser todo lo erótico que quiera; pero existen cuerpos, figuras, texturas de poetas que no provocan la más mínima atracción.

[2] Sin albur, estimado lector.

[3] Aunque de calenturas a calenturas, dejo al lector las razones y argumentos, y sobre todo, convencimientos que crea adecuados.

[4] Ya a estas alturas, todo mundo está en el éxtasis. Se pasa a la acción. 

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