Las ciruelas del Mogote
La Paz, además de ser muy popular por los atardeceres que ofrece y su malecón, existe una leyenda que caracteriza a esta ciudad capital.
Frente a la bahía tranquila existe El Mogote, donde dice la leyenda había dos tribus rivales: los aripas y los guamichis. Los primeros se asentaban al sur del trozo de tierra y los últimos en la punta norte del promontorio.
Cuentan que un día los aripas, que eran feroces con sus enemigos, raptaron a la princesa Immigná, hija del rey guamichi, que era muy bella. El soberano estaba inconsolable, al extremo que envió diversas embajadas a suplicar al jefe de los aripas que le devolviese a su adorada hija.
El rey guamichi urdió toda clase de planes pero ninguno daba resultado. Un día tuvo la luminosa idea de llenar un caparazón de caguama con frescas ciruelas de las que allí se daban y lo envió al captor de Immigná.
Gustaron tanto las ciruelas del rey aripa que de inmediato ordenó la devolución de la princesa secuestrada.
Desde entonces, dicen que reinó la paz entre ambas tribus y jamás volvieron a tener rivalidades.
De aquí nace aquello de que el que come ciruelas de El Mogote se queda en La Paz para siempre, o si se va, vuelve otra vez porque las ciruelas son el imán tradicional.
Comentarios (1)
Lorena velasquez