ESTE GATO ES ALGUIEN ¿O ALGO?
Si tu gato no es una cosa ¿qué es? ¿Una persona? Si no es una persona ¿qué clasificación tiene? ¿Sólo los seres humanos son personas? ¿Qué obligaciones morales tienen las personas hacia las no-personas?
Nuestros mapas conceptuales actuales al respecto de nuestro trato hacia los animales nos plantean nuevos retos. Especialmente ante la información y conocimiento científico desarrollado en las últimas décadas. Por primera vez en la historia civilizada, hay personas más interesadas en comprender a otras especies que en explotarlas, matarlas o cazarlas. Estas personas están demostrando a través de métodos científicos que muchas capacidades que se creían exclusivas de los humanos – como la solución de problemas, la expresión de emociones, el uso del lenguaje, el pensamiento abstracto, el desarrollo de lazos familiares, por mencionar algunos - en realidad son compartidas en diversos grados y escalas con otros animales. A diferencia de lo que se creía hace siglos, observamos que las ballenas no son monstruos marinos, sino seres que cantan con melancolía para atraer a los miembros del sexo opuesto, que los lobos no son malignos, sino leales y cooperativos. Que las orcas cuentan con un lenguaje complejo y una estructura social que en el equivalente humano llamamos familia por lo que sufren tremendamente al ser capturadas y confinadas de forma solitaria en un pequeño estanque con el fin de divertir a los seres humanos. Entender esto a muchos nos estimula la empatía y el deseo de cambiar un paradigma.
Si ampliamos el rango de posibilidades de nuestro mapa conceptual más allá de la dicotomía cosa - persona, nuestras costumbres hacia quienes podríamos llamar “personas no humanas”, o “animales no humanos” deberán cambiar radicalmente. Este sería un cambio sobre cómo pensamos nuestra relación con los otros de otras especies, quienes dejarían de ser unos extraños sino parte de una comunidad mixta más justa y menos discriminatoria.
