Altar de muertos, tradición con vida

Dentro de la conmemoración del Día de Muertos existen ciertos elementos que no pueden faltar pues le dan una sensación de identidad, color y trascendencia a tan importante celebración, además poseen un gran significado ancestral, más allá de la apariencia decorativa, tal es el caso del llamado Altar de muertos.

Esta monumental ofrenda es una construcción simbólica que une la cosmovisión de las culturas mesoamericanas y las creencias religiosas traídas por conquistadores y misioneros españoles durante la colonización, todo esto para rendir tributo a los antepasados, a los difuntos cercanos y personajes importantes.

Debido a que el altar de muertos es una representación de ideologías a cerca de la muerte y el más allá, el número de niveles con el que está constituido puede variar de una cosmovisión a otra, sin embargo aquí te presentamos tres diferentes visiones:

Dos niveles: éste hace referencia al cielo y a la tierra, los dos lugares de transición del difunto  

Tres niveles: en éste concepto además de estar presentes el cielo y la tierra se añade el purgatorio, como un lugar de paso entre la vida y la muerte.

Siete niveles: es considerado como el altar tradicional por excelencia, simboliza los siete pasos necesarios para llegar al cielo y así poder tener un descanso.

En el primer escalón se coloca la imagen de un santo del cual se sea devoto. El segundo se destina a las ánimas del purgatorio; se dice que por medio de él el alma del difunto obtiene el permiso para salir de ese lugar en caso de encontrarse atrapado. En el tercer escalón se coloca la sal, que simboliza la purificación del espíritu para los niños del purgatorio. En el cuarto, se coloca el pan, que se ofrece como alimento a las ánimas que por ahí transitan. En el quinto se coloca el alimento y las frutas preferidas del difunto. En el sexto escalón se ponen las fotografías de las personas ya fallecidas y a las cuales se recuerda por medio del altar.

Por último, en el séptimo escalón se coloca una cruz formada por semillas o frutas, como el tejocote y la lima.

Independientemente del número de niveles con el que se maneje éste se coloca en una habitación de la casa, cada uno de los escalones se forra en tela negra y/o blanca. A continuación mencionaremos algunos elementos básicos:

Veladoras o cirios, utilizadas símbolo del elemento fuego y por su asociación religiosa. Es común incluir una para cada difunto recordado más otra para un alma "olvidada." A veces las veladoras son colocadas en forma de cruz.

La flor de cempazúchil (tambien conocida como zempoaxochitl o cempasúchil), de color intenso anaranjado, es la más común en un altar de Muertos. Tanto su belleza como su olor atraen a las almas de los difuntos hacia la ofrenda.  

Como ya mencionamos anteriormente la sal es un elemento que se utiliza para la purificación del alma. En algunas ocasiones se coloca dentro de un recipiente y en otras tantas son utilizadas para crear una cruz.

El incienso no se utilizaba tradicionalmente sino el copal, una resina que, al quemarlo, arroja un humo muy aromático. El agradable olor atrae a las almas de los difuntos hacia la ofrenda y también, por su asociación con la religión, es un fuerte símbolo de oración y purificación.

Ya hemos mencionado a las velas como símbolo del fuego. El papel picado, objeto ligero que se mueve en el aire, representa ese elemento. La tierra se suele manifestar a través de los frutos de temporada como las mandarinas o las cañas, y para el elemento agua basta colocar sobre el altar un vaso de este líquido.

Así mismo, junto al altar o sobre éste se coloca un arco adornado de flores que simboliza la entrada al mundo de los muertos; además de los artículos ya mencionados muchas familias mexicanas optan por colocar artículos para el disfrute del difunto como juguetes (en caso de los niños), objetos personales y algunos elementos que utilizaban en vida, esto con el fin de recordarles que son recordados con alegría.

Por los procesos de globalización e intercambios culturales algunas personas afirman que ésta tradición va en decadencia, sin embargo el sentimiento que genera colocar cada uno de sus elementos permite que muchas familias mexicanas conserven esta hermosa tradición, y gracias a esto podemos decir que año con año esperamos ansiosos la llegada de nuestros seres queridos.