¡ APADRÍNAME: Un lugar llamado Santa Cruz !
Escucharon por la carretera que atraviesa el pueblo, el ruido de una camioneta, ya habían pasado veinte minutos de la hora acordada, por fin, veían venir un carro que jamás había pintado sus huellas en las polvorientas calles de la comunidad.
- ¡Ya llegaron!
- ¡Ahí vienen ya palomilla!
Decían, a la vez que se formaban perfectamente en el cerco de mezquite como si lo hubieran ensayado una y otra vez.
Hubo de momento aplausos copiosos y grandes expectativas con nuestra llegada, mis compañeros más sorprendidos que yo, por no haber conocido antes la comunidad se apresuraron a bajar para no hacer esperar más a los niños.
Fue enternecedor ver como en sus posibilidades, ese día se esmeraron en lucir agradables y perfumados, y qué importa si no llevaban zapatos, corrieron a toda velocidad a la ramada construida en el patio de mi gran amiga Carmen Ramírez, por cierto ¿quién es ella?, es una admirable mujer que tuve la fortuna de conocer hace ya varios años, entonces yo solo era practicante de la Escuela Normal, como dijera entonces mi papá, me enfrentaba a la prueba de vocación definitiva (él es muy exagerado), no sabía lo que me esperaba en ese pueblo; aquella vez esta valiosa ama de casa me recibió con agrado y grandes atenciones en su hogar, ahí mismo en el pueblito de Santa Cruz muy cerca de La Ribera.
Hoy vuelvo a ver las mismas caritas por las que parece no haber pasado el tiempo comparado conmigo, eso sí, más delgados y estirados como palillo la mayoría, de inmediato ubiqué algunas pecas, pieles morenas brillantes y cabellos necios, por cierto también a los mentados "cuates" con unos ojos claros llamativos, no tanto como su florido vocabulario.
Mis compañeros con una gran sonrisa comenzaron a repartir mochilas y orientar a los niños en la elaboración de cartas para sus padrinos que con tanta ilusión y cariño enviaron su donativo desde La ciudad de La Paz.
Algunos niños escribieron mucho, otros una pequeña frase y no dejaban de revisar la mochila una y otra vez.
Después de tanto ajetreo les brindamos un juguito refrescante para engañar la inclemencia del clima de ese día ¡y vaya que hacía calor!
Comenzamos a despedirnos de ellos, no sin antes dar un fuerte apretón de manos y tomar una fotografía para capturar ese momento tan alegre que estábamos pasando.
Jamás olvidaremos lo que sentimos en ese instante y de la misma manera a todas las personas que hacen esto posible, ustedes son héroes de la vida real, gracias por acompañarnos en una de tantas aventuras que en conjunto lograremos.
A nombre de Apadríname
Lluvia Cosío
Comentarios (2)
ramon
Alonso M. Muñoz Gonzalez
SIEMPRE HE QUERIDO PARTICIPAR EN UN EVENTO DE ESTE TIPO YO VIVO EN BUENA VISTA A 20 MIN DE SANTA CRUZ, DIGANME SI PUEDO APOYAR PORSUPUESTO QUE SERIA CON MUCHO GUSTO MAS QUE NO TENGO HIJOS.
SALUDOS.
ATTE.
ALONSO M. MUÑOZ