¿Así como soy, soy feliz?
“Todos los hombres sueñan con la libertad, pero están enamorados de sus cadenas”
Gibran Jalil Gibran
Es probable que muchos de ustedes hayan asistido a cursos, conferencias o leído libros con información en donde se manejan temas de desarrollo humano, liderazgo, autoayuda, etc., tocando algunos puntos como los que leerán aquí. A pesar de eso, quizá hasta el día de hoy, no han visto los resultados que esperan, ni en el tiempo que desean. Tal vez, porque hemos aprendido conceptos o estructuras teóricas que se han vuelto creencias que rigen nuestras vidas. Por ello, consideramos que ya lo sabemos y tenemos dominio sobre el tema, pero no es así. Hay una frase que dice, “la práctica hace al maestro” y es precisamente eso, la práctica, lo que dará el resultado final dando equilibrio y satisfacción a nuestra vida.
La manera en la que percibimos e interpretamos la vida, es el resultado de un aprendizaje. Aprendemos a caminar, a comer, a leer, a vestirnos, a escribir, los colores, los aromas, a ponerle nombre a las sensaciones, incluso, aprendemos a pensar a través de las experiencias por las cuales atravesamos y, como consecuencia, de la influencia del entorno en el que nos desarrollamos. Esto, definitivamente determina nuestra “personalidad”. Sin embargo, esa personalidad que menciono, no se dio de la noche a la mañana, sino como un proceso en el que se va reforzando la información una y otra vez hasta que queda grabada en nuestra mente volviéndose una programación que nos automatiza por lo que la repetimos y nos controla de manera inconsciente.
Decir que “no puedes”, “que es muy difícil”, “que no tienes tiempo”, “que no eres capaz ni inteligente”, es muy fácil, pero también la más absurda justificación. Porque, “sí se puede, cuando se quiere”. Frase tal vez trillada, sin embargo, absolutamente lógica y una gran verdad. Entendiendo con ello que requerimos de herramientas internas cuando estamos totalmente convencidos que queremos hacer algo y decididos a lograrlo no importa qué.
Unas de las herramientas principales a las que me refiero son: convicción, compromiso, perseverancia, paciencia, amor y voluntad. Si no hay eso, no hay nada, no existe otro camino, ya que aplicadas a la acción nos llevaran a lograr nuestros propósitos para alcanzar las metas que nos hemos fijado.
Es determinante que estemos conscientes de ello. Que hagamos un alto para hacer una introspección honesta y profunda analizando las siguientes preguntas: ¿Así como soy, soy feliz?, ¿me siento satisfecho con mi vida? Generalmente decimos que sí porque, la verdad, nos da temor aceptar que no es así. No olvidemos que somos seres individuales y, al mismo tiempo, gregarios, sin embargo, a diferencia de muchos otros seres vivos, nosotros tenemos consciencia para ser capaces de discernir. De evaluar y elegir nuestra manera de pensar y, como consecuencia, de cómo conducirnos. Así que, si nuestra intención es participar en una sociedad que tenga valores, propósitos, misión de vida, etc., se requiere iniciar a hacer los cambios pertinentes de manera personal. De lo particular a lo general.
Mucho nos han dicho y se habla, que cambiemos, que seamos felices, que no tengamos miedo, que logremos nuestros sueños y, al mismo tiempo, se nos ha enseñado a no conquistarlo bajo el dominio del miedo. Tenemos miedo a estar solos, a equivocarnos, a fracasar, a no lograr nuestras metas, a no ser exitosos. La buena nueva es que, así como hemos aprendido de manera errada conceptos que nos han limitado y paralizado, siempre existe la oportunidad y posibilidad de hacer cambios logrando un nuevo aprendizaje que se traducirá en nuevos resultados. Resultados óptimos que nos permitirán alcanzar lo más importante, vivir ligeros de equipaje, satisfechos con nosotros mismos, derivándose también, el bienestar con los demás.