Atreverse a cambiar
Algo bueno para nuestro país ocurrió en Ottawa. Por primera vez en la historia, un mexicano ha sido electo como miembro directivo del Consejo de la Internacional de la Educación. Cerca de mil delegados de todo el mundo votaron unánimemente a su favor. El dirigente Juan Díaz de la Torre es hoy la voz informada, fuerte y respetada de México en ese impresionante colectivo tan plural que defiende fervorosamente la educación pública y es de enorme trascendencia que se haya abierto ese espacio de liderazgo en una organización que tiene 40 millones de miembros.
El argumento cuantitativo es importante, pero más relevante aún es destacar que son 40 millones de personas letradas y que son integrantes activos con una singular preparación, si entendemos por ello que son maestros expertos en educación. Tal vez usted piense que todos los maestros de México o del mundo son especialistas en educación, pero no es así. Le doy un ejemplo irrefutable: su servidor es maestro de Universidades desde hace más de cuarenta años y eso no lo hace experto en educación.
En la medida en que la situación económica de nuestros países se ha vuelto tan desafiante para las grandes mayorías, la existencia misma de la educación pública, de calidad, se torna en un activo de valor incalculable. Todos los que hemos estado en las escuelas públicas, desde Lombardo Toledano o Lázaro Cárdenas, hasta mi socio Carlos Slim, Mahatma Ghandi o Madame Curie, todos aquellos que sabemos del inmenso beneficio de haber recibido las llaves secretas y misteriosas de la educación pública, no podemos menos que agradecer a nuestro país, a nuestros padres y maestros, a la sociedad misma, el haber hecho posible ese fenómeno mágico que hace que los seres humanos tengamos ideas, referentes, instrumentos, habilidades y claves para transformar y transformarnos.
Espero que no sean ustedes, sinuosa lectora y laberíntico leyente, de esos que sufren ataques de discolería cuando alguien hace bien las cosas o se comenta bien de otros, pero si hubieran ustedes oído a Díaz de la Torre hablar apasionadamente en pro de la educación pública con sólidos argumentos de modernidad y justicia, entenderían por qué recibió una ovación atronadora de esos cientos de dirigentes de todo el mundo de la educación que alertan sobre los riesgos de privatizarla o de mercantilizarla y dejarla anémica de los grandes valores éticos universales. Por si faltara, a petición de la presidenta de la AFT, Randi Weingarten, se distinguió al preceptor mexicano.
Hubo compromisos en temas lo mismo laborales que de ambiciosos programas de Educación para el Desarrollo Sostenible de un Sistema nacional de desarrollo profesional, en derechos humanos, salud de los docentes, grupos vulnerables, educación indígena, comunicación y redes sociales.
En la clausura, la presidenta de la IE, Susan Hopgood, dijo que en el congreso se estableció la agenda de trabajo de los próximos 4 años, en la que su prioridad será evitar la privatización de la escuela pública. "Venimos aquí con este reto y salimos de aquí unidos, preparados para luchar contra la lacra de la privatización de nuestras aulas, que afecta a todas las regiones del mundo, a todos los ámbitos de la profesión y que necesita una respuesta enérgica y urgente. La privatización intenta acabar con la equidad y la inclusión, el futuro de nuestros niños está en riesgo de ser sesgado por las fuerzas de los mercados que no quieren una sociedad más justa, lo que quieren es llenar los bolsillos de la codicia corporativa" ¡Ni hablar!
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