• werr
  • wer
  • weeee

BASURA, INFINITA BASURA

Escrito por Jorge Manuel Agúndez Espinoza en Martes, 27 Agosto 2013. Publicado en Opinión

En el principio era la idea del consumo y el desecho. Llegado el tiempo se encarnó en la industria, se multiplicó y  se justificó en el progreso. Ahora vive amparada  en el desarrollo; y de la mano del crecimiento económico de los pueblos… ¿no es patético?

 

Como es ya costumbre, a poco de finalizar cada año,  mis hermanos y yo, nos reunimos para festejar nuestra permanencia en el planeta. Esta vez nos agasajamos con  barbacoa.

Al mayor  le tocó traer  los desechables; tenedores, cucharas, vasos de plástico, platos de unicel y servilletas. De paso, de su propio peculio, mercó una docena de espumosas no retornables.  Al final, como  todo  terminó en el  vientre o en la basura, sólo nos quedó la satisfacción de habernos visto y hablado.

La Tierra produce  el sustento que mantiene vigente  nuestra especie, que a su vez, produce millones de cosas que le brindan  placer y felicidad momentánea. Luego, lo que queda de ellas se vuelve  inútil, por lo que se  etiqueta de indeseable. Y como a  nadie place lidiar con desechos, mucho menos a los gobernantes en turno; que a menudo le sacan la vuelta; se  hacinan por allí, sin ton ni son. Sólo cuando la consideran una verdadera  amenaza la enfrentan timoratamente.

Las soluciones que proponen  no van más allá de  remedios temporales, simples  mejoralitos, o como la pistolita al asmático, que ciertamente  brinda un respiro, pero no destierra el problema. Y la  basura sigue  ahí, monstruosa y nauseabunda.

Esta es la realidad de nuestra  pomposa  sociedad posmoderna; intestino colosal, henchido de palpitante porquería.

Otra cosa fuera  sí como el virtuoso  rey Midas, tocando, sólo tocando,  convirtiéramos lo inservible en oro. Así el problema se erradicaría de fondo. Pero como eso es  poco probable que suceda, tendremos que seguir lidiando con nuestros desperdicios.

Nuestra  basura es comparable  a un embarazo no deseado (por nadie).  El acto precedente se disfruta al máximo, pero se  evita  la responsabilidad del  resultado.  

 La basura nace  en el desamparo. Desecho al fin,  se guarda en  una bolsa de polietileno que luego  se deposita en un  contenedor  comunitario (o en una esquina cualquiera), que finalmente  aterriza  en uno de los miles  de  tiraderos  a cielo abierto, o, en el mejor de los casos, en un relleno sanitario que, como vergonzosas   pústulas afean el rostro de nuestra Tierra.

 Las repercusiones  se vienen en cascada y  se magnifican: ofensa  visual, imagen vergonzosa  para un país que  presume de una rica cultura; fetidez, contaminación del entorno; de aire, suelos y acuíferos; enfermedad, epidemias y demás tiznaderas.

Si  desde  su origen, los  desechos estuvieran debidamente clasificados en sus respectivos depósitos, se evitarían  muchos problemas, empezando por disminuir la densidad  de moscas con sus larvas y gérmenes. Así  su  potencial de enfermarnos sería mucho menor. Luego vendría su  manejo, en donde el reciclaje final tendría un lugar nodal, incluso pudiera ser una industria exitosa y generadora de los millones de empleos que el país demanda, y que a los políticos les caería de perlas. Pero esto no es gratuito… hay que pensar,  planear, organizar, invertir... ¡y sobre todo  trabajar… y ser constantes!   Por supuesto que no se trata de una enchilada con su queso rallado; pero podemos empezar por  nuestras casas, colonias y municipios, para luego ir abarcando cada vez más territorio. Porque  es evidente que resulta mucho más difícil, desgastante, y hasta frustrante darle la vuelta a  un problema de tan  grandes dimensiones y que continuará creciendo día a día, hasta convertirse en una pesadilla que nos ahogará  en la mugre.

Antes del descubrimiento de la agricultura y  las mieles de la  sedentarización que dieron pie a la creación de las primeras ciudades (la civilización pues) la idea de basura no tenía la significación que hoy se  tiene de ella.

Incluso cuando aun no aparecíamos en la comedia terrenal, la situación con respecto de los desechos  era muy distinta a la de hoy. Consideremos por ejemplo  a un mono que arroja entré la hojarasca  la cáscara del banano que acaba de engullirse.  La cáscara ¿es o no basura? Por supuesto que  no, no existe el problema como tal.  En unas cuantas semanas las bacterias y hongos  habrán desintegrado la cáscara y liberado las sustancias que pasarán a ocupar otros espacios y otras formas en la trama biológica. Lo mismo pasará con sus excrementos o con  su cuerpo finalmente muerto. La naturaleza posee sus propios medios y mecanismos para manejar desechos. Gracias a lo cual se mantiene la vida orgánica.

Pero hoy día no le resulta  tan fácil. O ¿cómo le hace la naturaleza para desintegrar  mil  toneladas de basura que se han depositado en un tiradero? Basura  compuesta en un 80% por restos de alimentos en descomposición, pañales sucios,  papel embebido de suciedad, bolsas de polietileno, restos de vidrio, cartón, pintura;  y, en un 20%  por desechos de pescaderías, rastros y demás carnicerías;  todo ello en una  mezcla para el vómito?  Difícil en verdad porque la capacidad degradante de la naturaleza se ve superada, alterada. Y a esto considere  que otro día se verterán en el mismo lugar  una cantidad semejante de desechos… basura nuestra de cada día.

 Todavía aún más grave es que todas  las cosas que tenemos  en nuestras casas, es basura en potencia. Y si consideramos a los más de siete mil millones de habitantes de la Tierra, esto se convierte en un problema  de lo más complejo.

Pero bueno un día el hombre apareció como especie racional y con él el orgullo y la prepotencia. Su inteligencia, con todo y sus 1600 cm de capacidad craneal, no tiene parangón entre las creaturas. Pero por ahora no ha podido  resolver  el problema que de continuar así,  terminará por asfixiarnos.

 Nuestro  país  produce alrededor de 50,000 toneladas de basura por año, y con frecuencia en muchas regiones no se sabe qué hacer con ella. Más aun, en muchas de sus grandes ciudades la recolección no se realiza, ni en los tiempos ni con la frecuencia  necesaria.

 La basura se amontona en los hogares,  luego se  hacina en las banquetas, donde se yergue  en vergonzosas  montañas de suciedad y podredumbre.  La  solución es inmediata: cambiarlas de lugar, alejarlas de ojo, apartarlas de la nariz, salvar niños y ancianos de la disentería; y al turista de volver el estómago... y  a su país; y a los sistemas de salud, de una asquerosa epidemia.

 Pero mover la basura de un lugar a otro, llámese basurero o relleno sanitario  no resuelve el problema en sí. Una cosa es mantener la ciudad libre de basura y otra que cantemos victoria. Llevar la porquería a otro lado, es llevar el problema a otra parte, debemos desactivar la bomba, de una vez para siempre.

 El problema de nuestra  basura, es consecuencia de nuestra  modernidad, de nuestro estilo de vida, es el precio de una sociedad de lo light y de lo fast, donde los sentidos han fincado su imperio.  Es el precio de nuestra inconsciencia nacional,  de nuestra incapacidad para encontrar soluciones definitivas.

 El estilo de vida de los habitantes de los países desarrollados; que los habitantes de los países en vías de desarrollo emulamos felizmente; se  caracteriza por altos niveles de  consumo, motor de  la mega industria y  beneplácito de los capitalistas. Esto  vuelve a la Tierra, tiradero colosal de inmundicias,  erigiéndose  un jinete apocalíptico.

 Acciones como la reducción, reutilización y el reciclamiento de los desechos, es por ahora la mejor propuesta. Pero el país no  cuenta con  la infraestructura para  convertirla en  sistema nacional. ¿Y la industrialización de la basura?  ¡Bien, gracias!, por ahora es más importante  saber quién será el próximo Tlatoani.

 

Comentarios (4)

  • Chucha

    Chucha

    27 Agosto 2013 a las 19:06 |
    Creo que solo emulamos a los países desarrollados en el consumo pero obviamente nos falta mucho por alcanzar el nivel para el reciclaje. En dichos países tienen maquinas donde depositas tus envases y te da tus centavitos (si aprecian los centavitos, nosotros los tiramos...bueno, no los queremos).
    Si pasaran por mi casa a llevarse la basura separada si la separaría (papel/carton, vidrio, plásticos y aluminio/metal, sin que me dieran nada a cambio, lo importante es hacer la diferencia.
    • Alicia

      Alicia

      27 Agosto 2013 a las 22:54 |
      Ahora existen en Los Cabos campañas para el acopio de materiales reciclables. Cada primer juevesde mes y por 4 años consecutivos...enterate y participa...ciudadanos concientes siendo parte del cambio
      • J.M. AGUNDEZ E.

        J.M. AGUNDEZ E.

        29 Agosto 2013 a las 10:39 |
        !Me alegra enterarme de estas acciones! porque todo lo que hagamos por mantener un entorno, sino sano, al menos habitable, es bienvenido.
        si todos nos comprometemos a hacer cada vez más, el problema poco a poco ira cediendo.

        Felicidades y saludos.
    • J.M. AGUNDEZ E.

      J.M. AGUNDEZ E.

      29 Agosto 2013 a las 10:33 |
      !Que bien amiga! !eso es querer ser parte de la solución. Aunque claro separar los desechos en casa es solo el principio (muy buen principio por cierto), pero faltan que los demás actores hagan su tarea.

      saludos.

Déje un comentario

Estás comentando como invitado.