Sierras, cerros y volcanes de BCS: CAÑÓN DE SAN PABLO EN LA SIERRA DE SAN FRANCISCO, MULEGÉ, BCS
En el bello municipio de Mulegé se encuentra el Cañón de San Pablo, el cual forma parte del majestuoso cañón de Santa Teresa, ubicado frente a la emblemática Cueva El Ratón, en donde es posible observar las impresionantes pinturas rupestres elaboradas por los primeros pobladores de la península de Baja California, cuya antigüedad se remonta entre 1500 y más de 7500 años; siendo éste el sitio más accesible de la Sierra de San Francisco para conocer el arte rupestre. Se localiza a 37 kilómetros de la Carretera Transpeninsular, sobre una brecha de terracería que conduce a San Francisco de la Sierra, una pequeña comunidad enclavada en el corazón de estas montañas. Desde allí se pueden hacer viajes para visitar otros sitios con pinturas rupestres, como La Cueva Pintada, Cueva de las Flechas o Boca de San Julio.
Las increíbles pinturas rupestres de la Sierra de San Francisco son reconocidas mundialmente como uno de los grandes legados culturales que dejaron nuestros ancestros, ya que nos ofrecen una descripción creativa del mundo cotidiano, la vida espiritual y la cosmogonía de los antiguos californios. Las pinturas se preparaban con pigmentos naturales; el color rojo, naranja y amarillo se obtenían de los óxidos de hierro; la pintura negra es óxido de manganeso y el pigmento blanco es yeso.
FOTO: INAH
Cabe mencionar que la gente que vive en las rancherías cercanas es muy sencilla y amable, suelen disfrutar mucho de la plática y visita de los turistas; su actividad principal es el pastoreo de chivas, venta de las mismas y del riquísimo queso que elaboran. Algunas familias también trabajan en sus propios huertos de cítricos como limón y naranja, durazno, higo y hortalizas, dependiendo la temporada.
FOTO: Javier Rodríguez
Además de ser el principal camino hacia el encuentro con el arte rupestre, los cañones de la sierra de San Francisco nos regalan maravillosos paisajes al ir descendiendo por sus abruptas cañadas, ya que podemos contemplar la paradisíaca estampa que forman las palmeras en torno al resplandeciente espejo de agua del arroyo que corre en el fondo, creando un verdadero oasis en medio del desierto.
FOTO: Javier Rodríguez
Para visitar el Cañón de San Pablo y las pinturas rupestres es necesaria la compañía de un guía autorizado, ya que se trata de una zona arqueológica protegida por el INAH. Para hacer estas visitas es necesario ir a lomo de mula por caminos pedregosos, en compañía del guía y acampar bajo la vía láctea, sin embargo, el viaje vale la pena, porque podrás disfrutar de un extraordinario arte prehistórico, estar en contacto con la naturaleza y, por la noche, observar un espectacular cielo estrellado sin contaminación lumínica.
FOTO: Ángela de la Mora
FOTO PORTADA: Andrea Schieber
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