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Serendipia: CARL SAGAN, SIEMPRE EN DICIEMBRE

Escrito por Arturo Meza en Viernes, 10 Enero 2014. Publicado en Ciencia, Tecnología

Carl Sagan, uno de los científicos más extraordinarios que han existido, nació un 9 de diciembre y murió un veinte del mismo mes hace 17 años. Muchos saganianos alrededor del mundo conmemoran de muchas maneras a este hombre que fue una luz en la oscuridad, que supo comunicar como nadie los conocimientos científicos y peleó hasta el final contra los prejuicios, los camelos, la pseudociencia y las consecuencias de la ignorancia en una sociedad que requiere comprender –cada vez más- a la ciencia y su hija, la tecnología.

Desde muy joven se aficionó a la astronomía, fue en la universidad de Chicago donde tuvo unos maestrazos que le ayudaron a entender las maravillas de la naturaleza y métodos para la  búsqueda de explicaciones. Graduado como astrofísico, pronto crearía nuevos horizontes de conocimientos. Sus primeros estudios, fundarían la hoy llamada exobiología, es decir, las condiciones ambientales y los entornos de los planetas, estrellas y satélites más conocidos. Pudo entrever, con los conocimientos de los setentas, por ejemplo, las condiciones de Marte y Venus, sobre todo de Titán un gran satélite que orbita alrededor de Saturno, que tiene las condiciones más parecidas a la tierra. Tienen un texto maravilloso, al respecto, “Regreso a Titán”

No fue inmediatamente admitido en la NASA, lo consideraban  un científico demasiado audaz, sin embargo, cuando ideó los proyectos Pioneer, sondas que se enviaban con la tecnología de la época hacia los confines del universo con el fin de recoger información, la agencia espacial lo reclutó junto con un grupo de científicos sumamente creativos e innovadores. Fue de Carl Sagan la idea de incrustar en varias de las sondas mensajes a supuestas culturas más allá de la vía láctea. En una placa se dibujaron un hombre y una mujer desnudos, el tal disco llevaba también la fórmula del hidrógeno, el gas más abundante en el universo; música de todas las culturas; saludos en todos los idiomas y dialectos; la localización de la tierra en el sistema solar. Un proyecto que recibió críticas pero que aún, después de 17 años de la muerte de Sagan, algunas siguen enviando información desde lejos muy lejos.

Fue Sagan un intolerante con el camelo y las pseudociencias como la astrología, la homeopatía, la acupuntura; merolicos,  médiums y predicadores, estas paradojas de gente que usa tecnología sofisticada pero que cree en cábalas, amuletos, horóscopos, lecturas de cartas o que pueden ser tan fácilmente engañados con medicamentos milagrosos. Por todos los medios trató de desenmascarar a vividores del engaño. Puso siempre por delante el escepticismo, es decir, las fundamentaciones, las razones y las formas deductivas para llegar al conocimiento. Su último libro, “Una luz en la obscuridad” refleja la preocupación por la extensión de la ciencia y sus métodos hacia la gente común y corriente para evitar engaños.

Sin duda, fue el programa de TV “Cosmos” que lo lanzó a la fama. Por muchos años ha sido el programa que trata de ciencia más visto en todo el mundo, doce horas de descripciones que inician con la formación del universo, las teorías al respecto; las eras de la tierra, la aparición de la vida, la evolución, las primeras culturas, etc. hasta llegar a la época actual y los posibles caminos que seguirán la ciencia y la tecnología. Sagan encontraba maneras ingeniosas para explicarle al público común y corriente, asuntos complejos, por ejemplo, el calendario cósmico que inicia en enero con la explosión del Big Bang, recorre los meses con la formación de la tierra y la vía láctea en mayo; en septiembre se forma la tierra; los dinosaurios aparecen ya entrado diciembre y el hombre el 30 de ese mes, estamos ya en el 31 de diciembre y toda la historia de la humanidad se ha desarrollado en 21 segundos. Una manera de lo más didácticas de entender esa inmensidad de tiempo que no es fácil calcular.

De teorías fabulosas, Sagan también hurgó en los confines del cerebro, en su libro  “Los Dragones del Edén”, el título parte de la teoría que los sueños son sueños de la especie, que soñamos lo mismo que los hombres y su primate han soñado por siglos: soñar que se cae, soñar con serpientes, son reminiscencias de la vida en los árboles. Teorías que se mueven entre la ficción, la realidad con un toque de literatura que pinta de cuerpo entero a este gran divulgador que mezcló el arte con la ciencia de una manera magistral.

La única ficción que escribió fue su novela “Contacto” que sería llevada al cine por Robert Zemeckis, además de una veintena de libros, una centena de ensayos y muchas entrevistas por TV lo hicieron un personaje famoso. Sagan era conocido y abordado en la calle, en los aeropuertos, le llamaba la atención que a pesar de tantas maravillas de las que había hablado y escrito, la gente común y corriente, a menudo lo abordaba para preguntarle acerca de los OVNIS. Sagan, nunca rehuyó la cuestión, incluso fundó un comité para su estudio. La conclusión fue que los extraterrestres no han estado en la tierra y no parece plausible, en el corto plazo, encontrarnos con una civilización de otros planetas.

Su obra final ha sido recopilada por su esposa –también astrónoma- Anne Druyan, una serie de ensayos sueltos y el relato de Anne acerca de sus últimos días, su enfermedad –una mielodisplasia- los trasplantes de médula ósea a los que fue sometido y el final, una neumonía producida por medicamentos usados para evitar el rechazo de trasplantes.

Hay tanto que decir de Carl Sagan, quienes hemos sido admiradores de su trabajo, tenemos la obligación de promover su obra, de participar en la divulgación de la ciencia y oponer el escepticismo a todas aquellas certezas sin réplica, a los dogmas y al pensamiento único.

Acerca del Autor

Comentarios (2)

  • Sonia Beltrán

    Sonia Beltrán

    08 Enero 2014 a las 17:20 |
    Ilustrativo artículo.
    Antes de leerlo pensaba que Sagan era más escritor de ciencia ficción, además de gran físico. Su artículo es agradable por fácil lectura, además de muy ilustrativo. Felicidades y siga escribiendo.

    Saludos


    Sonia
  • SimioCosmico

    SimioCosmico

    16 Junio 2016 a las 15:15 |
    Carl Sagan era un señorón.

    Muy amena lectura, gracias.

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