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Crisol Internacional: “A través del agua, con energía y pasión: Los mercados flotantes de Tailandia”

Escrito por Andrea König Fleischer en Jueves, 15 Septiembre 2016. Publicado en Aventura, Columnistas, Crisol Internacional, Cultura

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La visita durante un viaje a un mercado público siempre se debería considerar como parte esencial de una experiencia memorable  y  siempre es una singular aventura en prácticamente cualquier destino en el mundo. Para hacerlo ni siquiera es indispensable  consultar grandes guías  turísticas o materiales publicitarios con los que a veces nos  saturan a la llegada a un nuevo lugar: ES COSA DE ATREVERSE A VIVIR EL MOMENTO, ESTAR DISPUESTO A EXPLORAR  Y SABOREAR  LO DESCONOCIDO PARA PODER DESCUBRIR LAS FACETAS DE NUEVAS CULTURAS Y SUS COSTUMBRES…

Justo así ocurre con el formidable mercado  flotante “Damneon Saduak”  que se encuentra situado a aproximadamente  90 kilómetros al oeste  de la capital tailandesa de Bangkok y que conserva las costumbres de antaño; especialmente la vida rural de los tailandeses que habitan en la orillas de sus  bulliciosos y pintorescos canalitos donde los vendedores y mercaderes ofrecen desde sus pequeñas embarcaciones todo tipo de productos: hermosas flores, frutas y verduras de lo más exótico, variedades de comida típica,  cárnicos, pescado y marisco, especies y delicadamente elaboradas artesanías y textiles. Tailandia, conocida también la antigua Siam, ubicada al sureste asiático está repleta de mercados flotantes de gran tradición y auténtica belleza natural, que parecen postales expresivas llenas de nostalgia. Damnoen Saduak, cerca de la ciudad de Ratchaburi, prácticamente en la frontera con Myanmar (antes Birmania) es el mercado flotante más grande e impresionante de la región, está enmarcado por un bello paisaje natural de esta tierra tan impresionante y de su gente, entre cuevas misteriosas, tinajas de barro y legendarios templos budistas; es  el lugar favorito de no solamente los visitantes y turistas lejanos, sino también de los nativos, un lugar  perfecto de excursión para todo viajero y especialmente también para los alumnos de escuelas públicas y colegios privados. Un día en el Damnoen Saduak representa un auténtico acontecimiento y sin duda será  el inigualable recuerdo de una vivencia colorida,  llena de aromas y perfumes lejanos envueltos en un concierto de sonidos y voces cargados de energía y pasión que se han traspasado de generación a generación desde hace  más de siete siglos en un pueblo que reconoce la importancia económica y social de sus  vías fluviales…

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Mucho antes del primer rayo del sol  hasta mediodía  cientos de pequeños botes cruzan el mercado por un auténtico laberinto  de canales, en su gran mayoría con mujeres, vestidas con sus trajes típicos y los ya icónicos sombreros de paja, remando y vendiendo tradicionalmente sus productos, sin importar el paso del tiempo, del progreso y de la globalización de los mercados internacionales; justo ahí se preserva y funde la historia con la tradición del comercio. Algunos de sus visitantes manifiestan eufóricamente que “a pesar de todo, el mercado flotante de Damnoen Saduak es como un carrusel de colores que encandila a quien se acerca a conocerlo, el mero hecho de pasear a bordo de una de las canoas de madera por los canales que lo componen, sobre todo en las zonas más alejadas del núcleo, hacen que la visita valga la pena”.  Ahora bien, todos lo sabemos y no importa dónde estemos, el sabor a fruta fresca es definitivamente uno de los placeres de la vida, literalmente un elixir energético que vitaliza cuerpo y mente y si los ingerimos en un ambiente tan espectacular como lo puede ser un mercado flotante tailandés, es doblemente efectivo y reconfortante. Así también se puede degustar de una comida típica tailandesa como los clásicos “noodles” recién hechos a mano,  un brote tierno de bambú, una tortilla de huevo, o quizá, el arroz de mango o coco o bien un pescado cocinado con especias, que combinan los cinco característicos sabores: el dulce, el agrio, el salado, el picante y también el amargo, desafiando así a los paladares más consentidos y experimentados que ciertamente  al aire libre siempre sabrán mejor que en algún restaurant exclusivo de cualquier gran urbe, ya que nos hacen sentir más vivos y despiertos y a la vez más animados que nunca.

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El efecto de la visita es poco predecible en cada visitante, pero lo cierto es que es auténtico y que se vive una explosión de colores, sabores, aromas e impresiones poco visto en otras partes del mundo y que hacen un viaje a Tailandia inolvidable y digno de comentar y compartir, ya que en pocas partes del mundo aún es posible reunir el pasado con el presente a través del comercio y percibir   ”A través del agua, con energía y pasión” el tiempo, la gente y  sus historias…

 

 

P.S.: Sobre el mercado flotante  de Damnoen  Saduak

 http://www.portaldetailandia.com/mercado-flotante-de-damnoen-saduak/

http://www.turismotailandes.com/donde-ir/ratchaburi/

http://theculturetrip.com/asia/thailand/articles/an-introduction-to-thailands-floating-markets/

Para profundizar: http://asiantourismresearch.cmu.ac.th/Chapter3.pdf

 

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