Crisol Internacional: “Así de simple, así de complejo: Me quiero, me cuido!”
Generalmente desde nuestra más tierna infancia se nos enseña y educa a ser amables, atentos y respetuosos con los demás, especialmente con los mayores y con los menos favorecidos o desafortunados. No obstante, la enseñanza de “cuidar de nosotros mismos” generalmente se queda corta, para no decir restringida a consejos prácticos de rutinas diarias, como lavarse los dientes, cepillarse el pelo, poner la ropa sucia en el cesto, lavarse las manos antes de comer y después de ir al baño etc., etc.; reglas y más reglas sobre la buena conducta, higiene personal y el protocolo en sociedad que tienen su razón de ser y que se ha pasado de generación a generación.
Pero también con el paso del tiempo surge la pregunta clave: ¿Realmente somos capaces de ser amables con nosotros mismos…?
Resulta que hace ya casi cuatro siglos el filósofo y científico francés Blaise Pascal investigo sobre
los orígenes de la felicidad y halló lo siguiente: ”Si una persona pudiera estar solo en un cuarto por un buen rato…podría encontrar el camino para poder vivir una vida más plena, contenta y tal vez más feliz…” Aquel ilustre y sensible pensador también afirmó que: “El corazón tiene razones que la razón ignora”, tal parece que justo esta célebre frase que hoy a la luz de las neurociencias confirma la genialidad de su mente, sus sentidos y por supuesto, de su corazón. Se puede llegar a la conclusión de que “Pascal se adelantó por varios siglos a la comprensión del corazón como un órgano neurosensible, es decir dotado de neuronas y de un sistema nervioso independiente y bien desarrollado con más de 40 mil neuronas, lo que al parecer le permite al corazón tomar decisiones y pasar a la acción “sin consultar” al cerebro…”, hallazgo científico que nos puede facilitar la comprensión de algunos de nuestros actos y de sus posibles consecuencias…
Ahora bien, ¿qué significa o representa en la práctica el autocuidado? Para iniciar su comprensión es indispensable evitar la confusión con el egoísmo, individualismo o narcicismo, que son conductas muy diferentes. Según los estudiosos en la materia, nos referimos a “el cuidado referenciado a uno mismo, es decir, fortalecer y cultivar la salud mental, física y emocional para cuidar y prevenir cualquier tipo de enfermedad o malestar mental o física.” Estos se pueden considerar prácticas, actos diarios y estrategias que nos ayudan positivamente en todas las esferas de nuestra vida y de nuestro bienestar.
De esta forma se van diferenciando cuatro áreas de autocuidado: el físico, el social, el mental y el emocional. Resulta bastante evidente que el autocuidado físico se relaciona directamente con nuestro cuerpo y con nuestra salud, o dicho de otra forma: cuidar lo físico a través de una buena alimentación, ejercicio físico regular y descansos apropiados y ya lo hemos escuchado y seguimos escuchando diariamente tanto por los especialistas en temas de la salud, así como también de nuestros padres y abuelos, amigos, maestros y doctores… PERO, nuevamente la interrogante es si ¿realmente hacemos caso de estos “consejos y predicamentos”…? O nos pasamos con las horas de trabajo, estudio y hasta de fiestas para compensar el estrés…, sin comer o dormir lo suficiente… y ni pensar del ejercicio…porque “EL TIEMPO NO NOS ALCANZA….!?”
Ahora bien, hablar del autocuidado social significa también el revisar la relación que tenemos con nosotros mismos y con los demás, y bien dice el dicho “si estás bien contigo, también lo estarás con los demás…”, mostrando una mayor confianza, empatía y solidaridad. Lamentablemente y de nuevo se cuelan los pretextos: NO HAY TIEMPO…! PARA QUÉ..? TODO ESTÁ BIEN..! (aunque quizás andamos nadando al fondo del pozo, buscando cómo escapar de la situación). Justo aquí se presenta el tema del autocuidado mental, muy discutido, revisado, analizado e interpretado desde diversos ángulos en estos tiempos fugaces, acelerados y confusos. El autocuidado mental guarda la estrecha relación con lo cognitivo, es decir “perteneciente o relativo al conocimiento…”, así podemos cultivar y sanar a nuestra mente con actividades como la lectura, escritura, el aprendizaje de nuevas habilidades y sobre todo el cuidado de nuestros pensamientos. En resumen, mantener nuestra mente ágil y activa a través de tareas y ejercicios que le ayudan a estimularse para no atrofiarse con rutinas fastidiosas, aburridas y poco saludables, como las horas sentadas frente a la T.V., o dormir y comer en exceso, por más que nos rodean los pretextos de comodidad, o una supuesta tranquilidad y “paz”…Hay que alimentar la mente con actividades que la motiven y la mantengan despierta y sagaz.
Por último, y no menos importante y más en estos tiempos volátiles, inseguros e inestables, hay que prestar más atención al autocuidado emocional, es decir cuidar de nuestras emociones, SIN negarlas, ya sea la ira, el miedo o la tristeza… culpa o melancolía, hay que reconocerlas para poco a poco superar un estado anímico triste o desesperado…Y si algo resulta certero en esta vida es que LA VAMOS A PASAR CON NOSOTROS MISMOS HASTA EL FINAL… por esta simple razón siempre es bueno pasar un tiempo a solas con nosotros mismos.
En breve, cuidarse uno mismo primero en estas cuatro dimensiones y probablemente podríamos agregar otras, lo que NO significa ser egoísta o egocéntrico, sino ser responsable y respetuoso con uno mismo, además de mantener una buena higiene y estilo de vida personal, fortalecer nuestro autoestima en vez de reprimir lo que sentimos y enriquecernos a nosotros y a la comunidad con acciones voluntarias positivas y espontáneas, hacer nuevas amistades a cualquier edad, cultivar nuevos pasatiempos solos o en compañía y sobre todo NO negarnos a estas oportunidades que nos ofrece el estar vivos, “¡Así de simple, así de complejo: Me quiero, me cuido…!”
P.S. : https://www.jornada.com.mx/2012/11/04/sem-maria.html
https://vidasaludable.udec.cl/node/487
https://lamenteesmaravillosa.com/arte-de-estar-bien-con-uno-mismo/