Crisol Internacional: “Cruzando la línea…Nazca, Perú”

Resolver misterios y plantearse nuevos retos ha sido parte de la naturaleza humana y de la historia misma. Con certeza podemos afirmar que el PLANETA TIERRA aún sigue guardando muchos secretos y sorpresas, que con cada nuevo día podemos descubrir. No importa si viajamos lejos o sí nos quedamos en casa, ya que la vida misma es una aventura llena de momentos especiales y de riesgos y hazañas personales cotidianas. Esto es tan así, que la palabra arriesgarse adquiere un nuevo significado y una nueva motivación como bien lo afirman los especialistas en estudios de la conducta humana cuando exponen que constituye “un legítimo deseo, al igual que ser admirados por valientes ya que atreverse puede significar destacarse entre los demás. Querer sobresalir puede hacernos más tolerantes, por atrevernos a avanzar en la vida sin depender de los demás.”

Nuestras propias experiencias nos han mostrado que al arriesgarnos, aprendemos que las cosas pueden salir bien o mal o simplemente regulares, pero invariablemente siempre habrá una enseñanza. El equivocarnos y reflexionar al respecto también nos prepara y previene y por ello difícilmente cometeremos el mismo error dos veces, pero si acertamos y triunfamos, reflexionaremos gustosa e internamente sobre el logro obtenido. Arriesgarse es “cruzar la línea” y a la vez NO conformarse, pero sí comprometerse a vencer los miedos y aprensiones y avanzar en el camino de la vida para seguir evolucionando. En resumen, arriesgarse es una salida de nuestra zona de confort tal y como ya lo han hecho tantas generaciones anteriores a las nuestra, muchas veces en condiciones mucho más precarias, austeras y sobre todo sin la gran ayuda que ahora nos representa la conexión tecnológica actual…

Por ello las aventuras del pasado, merecen ser contadas y narradas una y otra vez, porque son huellas que históricamente cimentaron avances para la humanidad dándonos acceso tanto a las teorías científicas, como también a modos, practicas, costumbres, recursos e inventos y sobre todo de aquellas que construyeron un legado histórico cultural invaluable. Uno de los mejores ejemplos de esto son las espectaculares Líneas de Nazca y los geoglifos, es decir figuras dibujadas en las laderas de algunos de los cerros en Pampas de Jumana en Perú, que se encuentran ubicados en el desierto costero del Sur peruano, donde es posible apreciar desde el aire cientos de enormes figuras grabadas en el suelo: una araña, un mono, un extraño animal volador….figuras conocidas que han ejercido junto con otras una increíble fascinación desde su primer avistamiento aéreo ocurrido en la década de 1920, detonando leyendas sobre la posible visita de extraterrestres a esta región… Como dato histórico se puede añadir que el Conquistador Pedro Cieza de León ya las había advertido en 1547, describiéndolas por primera vez de forma sencilla solamente como “señales en algunas partes del desierto que circunda Nazca”.

Hoy los investigadores creen saber por qué los antiguos pobladores de esa apartada región empezaron a trazar esos diseños hace más de 2000 años. Al respecto y desde 1994, el Comité de la UNESCO inscribió a las líneas y geoglifos de Nazca y de Pampas de Jumana al Patrimonio de la Humanidad. Lamentablemente, hace algunos años inadvertidamente por su gran magnitud que sólo se abarcan desde el aíre, varias sufrieron graves daños por la construcción de la Carretera Panamericana debido a las rodadas de los vehículos todoterrenos que desafortunadamente cruzaron algunas de las líneas y trazos de gran valor arqueológico. También, se estima que la cultura Nazca floreció entre los años 700 a. C. y 200 d. C., lo que abarca un marco temporal entre los años 100 d. C. y 600 d. C. Geográficamente se puede precisar que en el Perú, a 450 kilómetros al Sur de su ciudad capital, Lima y cerca del Océano Pacífico, se encuentran las pampas de Ingenio, Nazca, Palpa y Socos. Entre Palpa y Nazca, exactamente en la Pampa de Socos, se ubican estas líneas trazadas en el suelo, cuyo ancho oscila entre los 40 y los 210 centímetros. El color de esta tierra misteriosa es entre negruzca y rojiza que se torna sorprendentemente violeta al anochecer. Asimismo se puede apreciar un semicírculo de cerros en la lejanía como si éstos conformaran un gigantesco anfiteatro natural abierto hacia el Poniente, dejando mucho espacio para que nuestra mente errante “cruzando líneas” viva una aventura cósmica de verdad…

Curiosamente en esta región miles de líneas se extienden por un radio de aproximadamente 520 km² y algunas incluso se prolongan hasta un área de 800 km², perdiéndose en la inmensidad del desierto. Las longitudes de las líneas son muy variables y extremas, algunas pueden llegar a medir hasta 275 m de largo. Los arqueólogos encontraron desde su primer hallazgo en los años veintes pequeñas desviaciones en sus trazos. Según la comunidad científica existe la probabilidad de que los pobladores antiguos, los Nazcas usaron cuerdas para no desviarse en los trazos de las cerca de 1000 líneas rectas, de varios kilómetros de largo y dibujaron las cerca de 800 figuras animales existentes mediante la traslación de modelos realizados a escala a grandes cuadrículas hechas con estacas y cordeles. Lo más sorprendente de todo, es que con el paso del tiempo y de los siglos y gracias al excepcional clima desértico de la región, que prácticamente NO registra precipitaciones durante el año se ha premiado el ingenio de aquellos humanos ancestrales preservando su magnífica y titánica obra para la posterioridad.

Ahora bien, contrariamente a la creencia popular no todas las Líneas de Nazca son apreciables solo desde el aire, sino que algunas pueden ser fácilmente vistas desde algunas de las colinas circundantes. De hecho así fueron descubiertas por el arqueólogo peruano Toribio Mejía Xesspe, que las divisó mientras hacía senderismo en la zona en 1927. Los vuelos sobre las Líneas de Nazca han sufrido también algunas emergencias y accidentes a lo largo del tiempo, siendo incluso algunas de ellas fatales, pero con el paso del tiempo y el diseño de nuevos y más seguros aeroplanos éstos accidentes ya se han podido evitar. Tras contemplar esas magnificas expresiones culturales, descubrir su originalidad sobre la faz de la Tierra, su estado perenne, casi inmortal, nos puede llenar de admiración y asombro por la diligencia de la creación artística de los Nazca, sus creencias y su inquebrantable voluntad que les motivó “cruzando líneas” a plasmarlas en el inmenso desierto y las Pampas de Jumana.

Durante casi un siglo investigadores, especialmente arqueólogos europeos han elaborado diversas teorías sobre el origen y significado de las Líneas como “centros de adoración” a las deidades de las antiguas civilizaciones. Lo relevante es que el suministro de agua jugó un papel crucial en la región y lo sigue ejerciendo. Las excavaciones arqueológicas desarrolladas durante casi un siglo

han sacado a la luz el hallazgo en pequeñas cavidades en los geoglifos en las que se han encontrado diversas ofrendas religiosas de productos agrícolas y animales, sobre todo marinos. Por lo que se piensa que los dibujos formaban un paisaje ritual cuyo fin debió ser propiciar la invocación del agua….y así se confirma también una de las hipótesis más recientes realizada por los arqueólogos italianos Nicola Masini y Giuseppe Orefici en la Pampa de Atarco, cerca del centro ceremonial de Cahuachi, poniendo de manifiesto una relación espacial, funcional y religiosa entre los geoglifos y los templos de Cahuachi, que claramente expresan el deseo de “Cruzando la línea… en Nazca” y lo que cada una y para todos nosotros signifiquen al interior de nuestra propia vida ….

P.S. https://forbes.es/lifestyle/7427/es-bueno-arriesgar/, https://historia.nationalgeographic.com.es/a/misteriosas-lineas-nazca-espiritus-arena_2067/6#slide-5, https://www.ngenespanol.com/traveler/las-lineas-de-nazca/

Masini N., Orefici et al. 2016. "Cahuachi and Pampa de Atarco: Towards Greater Comprehension of Nasca Geoglyphs". In: Lasaponara R., Masini N., Orefici G. "The Ancient Nasca World New Insights from Science and Archaeology". Springer International Publishing, pp. 239–278