Crisol Internacional: “De desiertos, dunas y diamantes - Namibia”
En las mañanas, cuando estamos a punto de despertar, podemos silenciosamente alegrarnos con el canto de los pájaros, la frescura de la primera brisa que entra a nuestra habitación o bien por el primer rayo de sol que lentamente nos acaricia el rostro y por todo ello, podemos dar gracias por un nuevo día en nuestras vidas y todas las cosas- pocas o muchas- que tenemos y lo que potencialmente podemos hacer con nuestra libertad. Sin embargo, esto tan cotidiano y a la vez sencillo, no lo es así en muchas partes del mundo. Ante los constantes problemas, rutinas, crisis o tragedias, siempre es válido tomar instantes de viajes imaginarios hacia los lugares más remotos e inimaginables en la Tierra; sitios que nos puedan hechizar con su increíble belleza y ayudarnos a revalorar nuestras vidas y nuestras distintas condiciones, circunstancias y realidades. Lugares que a veces sustentan condiciones opuestas y justo así, en este estado mental es factible que nos puedan envolver con su increíble magia los grandes desiertos y las fantásticas dunas perdidas de Namibia.
Namibia, es un país ubicado al Suroeste de África, vecino al Sur de Sudáfrica y al Norte de Angola, Zambia lo limita al Noreste y Botsuana al Este. Fue conquistado por portugueses y ocupado por, holandeses, británicos, alemanes y sudafricanos, que con su paso han dejado historias y leyendas de batallas, luchas por el poder y también aventuras sublimes. Namibia alcanzó apenas hace un cuarto de siglo su independencia y está poco a poco construyendo y constituyendo una nación libre, basando su porvenir social y político en el proverbial lema de “Unidad- Libertad- Justicia”. Es ajusto ahí en esa nación, dónde se extiende el gran desierto del Namib, el más antiguo del mundo que surgió hace 5 millones de años como una gigantesca alfombra de arena que se estira a lo largo de su costa Atlántica, entre el Río Orange, paraíso de muchas especies, particularmente de los hipopótamos durante la época de las lluvias y que marca la frontera natural al sur con la República de Sudáfrica y esta también limitado por el río Kunene, que casi todo el año lleva agua y que se convierte en una arteria vital para la región, delineando a su vez la frontera Norte con Angola.
Este increíble y extenso paisaje desértico enmarcado por los dos ríos principales que lo limitan tiene una longitud de aproximadamente 2,000 km, es decir la distancia que existe de La Paz, B.C.S. hasta el Norte de Los Ángeles, California, con una anchura entre 80 y 200km; es decir la península de Baja California podría literalmente caber por completo en el “enorme” Desierto del Namib, que cuenta con una extensión cercana a los 81 000 km². Esta zona inmensa, árida y para muchos considerada inhóspita, sin embargo es una de las regiones más extraordinarias en cuanto a su fauna y flora, especialmente por sus más de 10, 000 plantas suculentas que se encuentran ahí y es por eso que la UNESCO declaró el desierto de Namib como Patrimonio de la Humanidad en el año 2013.
En este enorme y antiguo desierto apenas caen unas pocas gotas de agua a lo largo de un año y por lo mismo es un paisaje único en el mundo, caracterizado por el color rojizo de su arena que se debe a la oxidación de los cristales de cuarzo que conforman los billones de granos que lo conforman. Así el gran del Namib se compone de dunas de color cobre de hasta de 300 metros de altura, lagos secos desde hace cientos de años pero de singular belleza por sus lechos blancos, adornados con los esqueletos de las acacias muertas que aparecen diseminadas en su interior. Los fuertes vientos del Atlántico y la corriente de Bengala levantan las dunas más altas e inigualables del mundo. En medio de este panorama de imponentes dunas, se encuentra la muy famosa Duna 45, ubicada a una distancia exacta de 45 km de la ciudad de Sestiem y que es además de las más espectaculares, es el sitio ideal para disfrutar los amaneceres más bellos del desierto. A su vez, la Duna 7 es la más elevada de todas contando con una altura de 380 metros. Las dunas más cercanas al mar, paralelas a la costa están enumeradas como si fueran calles, mientras que las dunas interiores son muy peculiares y distintivas del desierto ya que tienen forma de estrellas ¿ A quién no le gustaría sobrevolarlas en una avioneta esta vasta zona para admirar la majestuosidad, bellezas y al mismo tiempo palpar las poderosas fuerzas de la naturaleza?...
Justo en este gran desierto o” gran vacío” como lo llaman sus nativos, los tribus Khoikhoi, el viajero podrá encontrar especies tan extrañas como el escarabajo del tipo Stenocara, que con las pocas gotas de agua que carga en su coraza sobrevive las temperaturas extremas de su entorno que llegan hasta 50° grados o también, una planta de aspecto tan exótico, como si fuera una zanahoria gigante que mide más de 1.5 metros de altura, con hojas anchas y rastreras que puedan crecer hasta 6 metros y que pueden vivir hasta 1000 años. En medio de de este agreste paisaje, justo en la parte de su sabana, existen como islas unos singulares círculos grandes de vegetación, o lo que los nativos han bautizado “círculos de hadas”; los científicos han sido capaces de resolver el misterio de ellos y encontraron termitas del desierto, que literalmente están “talando” la vegetación para utilizarla para la construcción de sus nidos, lo cual permite una retención más fácil de la humedad y del agua, creándose reservas acuíferas en el subsuelo que permiten la sobrevivencia de las especies. Así, con curiosidad y capacidad de asombro podremos desarrollar aún más nuestra imaginación en este fantástico paisaje que parece ser de un cuento misterioso y a la vez fabuloso. “Para narrar la historia completa”, Namibia encierra muchos tesoros geológicos bajo las arenas de su majestuoso desierto y por ello no es casualidad que los inmigrantes y aventureros, sobre todo los alemanes durante el siglo XIX, se asentaran en esta parte tan opuesta al clima frio de Alemania, buscando riquezas y libertad y encontrándose con diamantes para vivir un sueño de fortuna, hasta que la misma fuerza de la naturaleza tan salvaje e inhóspita se los arrebató y hoy quedan únicamente los pueblos fantasmas de aquella época tan prolífera y próspera, como “Kolmanskop”, una realidad un tanto similar a la de los pueblos de Baja California Sur, sobre todo “EL Triunfo”, dónde se funden un pasado glorioso con un futuro incierto, enmarcados ambos en un paisaje bellísimo de dos desiertos diferentes . Sin embargo, estos sitios, por más abandonados, remotos y solitarios que sean, siempre irradian una mística inigualable y muy atractiva para el visitante que los explora.
Para los amantes de la vida silvestre, Namibia cuenta con una extensa reserva de especies de la sabana africana, el Parque Nacional de Etosha, uno de los más extensos de todo el mundo y muy singular por su gran variedad de vida salvaje. Es el sitio ideal para emprender un inolvidable safari fotográfico, observando cebras, jirafas, elefantes grises y las colonias de elefantes marinos y flamingos rosas en sus costas, formando entre todos un espectáculo variado, múltiple y colorido.
Así como lo narraron en su diario dos alemanes que eludieron a las fuerzas británicas yéndose a vivir al desierto, sin saber que sus experiencias se iban a convertir en un clásico de la literatura, llamado “The sheltering desert” (“El desierto protector”), el gran Desierto del Namib, con sus dunas y diamantes nos puede envolver en la fantasía de un viaje de aventuras inimaginables y por siempre imborrables…
P.S. Sobre el gran desierto del Namib http://www.ecured.cu/index.php/Desierto_de_Namibia