Crisol Internacional:”De mal en peor… La Ley de Murphy remendada…!”

Dicen por ahí que cuando las cosas salen mal…pueden incluso salir mucho peor…pero también afirma el vox populi que “No hay mal que por bien no venga…” Como muchos de los refranes populares son dichos motivados por creencias y supersticiones, ya que cada uno de nosotros vive eventualmente alguna “tragedia personal” o para no exagerar literalmente cae en un “bache de la vida” del cual cuesta salir, levantarse y paulatinamente renovarse. Lo más duro son las afectaciones  a la salud física y también mental, para poder atravesar por una enfermedad grave, aguantar, resistir y tratar de sanar…

Si bien muchos de nosotros hemos escuchado sobre  la famosa Ley de Murphy que se basa en hallazgos del científico norteamericano Edward A. Murphy Jr. quien haciendo pruebas de frenado con cohetes sobre rieles que fueron puestos en práctica por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos para medir la resistencia humana a través de distintas simulaciones desarrolladas  durante la Posguerra, llegando a la conclusión de que: “Si algo (sea bueno o malo) puede pasar, va a pasar….”. Desde entonces la Ley de Murphy se ha aplicado a todo tipo de situaciones tanto cotidianas, como extremas y graves y también chuscas o banales siendo hoy en día comúnmente  aplicada a complicaciones, enredos y dificultades en la vida, cotidiana interpretando aquella “ley” como  “si algo que puede salir mal, saldrá mal…”

No obstante, si nos  olvidamos por un momento de  creencias y hasta de convicciones  como que “el universo conspira en nuestra contra…”, o peor aún de que “alguien está clavando agujas u otros objetos peligrosos en algún muñeco que refleja cierto parecido con nuestra apariencia física…” tendremos mejores posibilidades de salir de la crisis. Esta inclinación para imaginarse lo peor también es conocida como el “pensamiento catastrófico” que a la vez se asocia con una respuesta de auto defensa ante la incertidumbre o inseguridad de que se nos presentó. Investigaciones  neurocientíficas han documentado a la vez que “existen diferencias individuales debido a factores hereditarios, ya que al fin y al cabo, todos los órganos del cuerpo llevan su sello genético de fábrica, el cerebro no tiene por qué ser ninguna excepción.” Asimismo, también se ha encontrado que “experiencias tempranas de estrés intenso predisponen a una habilidad del sistema emocional.” Así, el vivir experiencias infantiles fuertemente estresantes deja al sistema más predispuesto a disparar, con más intensidad y frecuencia pensamientos negativos y sobre todo dispara las defensas. Así, podemos encontrar ciertos pensamientos fatalistas tanto en los demás como en nosotros mismos, algunos incluso  basados en cuentos generados  por las generaciones pasadas y hoy en día también fuertemente nutridas e influenciadas por los medios de comunicación porque al parecer y muy lamentablemente, el  “sembrar miedo y angustia” vende bien y  se vende  mejor…

Como sea, el cúmulo de experiencias insólitas buenas o malas, indican sin la menor duda de que la vida nos sorprende y a veces lo hace con situaciones poco esperadas o realmente inimaginables que algunos catalogarían como de una pesadilla o de  una mala película. Así, cada uno de nosotros en este preciso momento podría agregar una historia de algún incidente, accidente o infortunio ocurrido a lo largo de los últimos meses y especialmente ahora derivado  o debido también al  parecer por la  interminable pandemia  y sus  secuelas de la que la gran mayoría ya no quiere saber o escuchar NADA. Sin embargo, y recordando  algunas de las aventuras  y hazañas personales, cuando has pasado por varios golpes físicos y también emocionales de lo más insólitos probablemente dirías: “estoy listo y dispuesto para una limpia… de estas  purificadoras….o por lo menos una inmersión prolongada en el fondo del mar sanador….!”

Como sea el desarrollo o la historia o bien  el recuento personal de cada uno de nosotros y mientras que tomemos conciencia de las situaciones que nos ocurren y tratemos de trabajarlas para poder salir adelante, habrá solución o salida de esta famosa “Ley de Murphy” debiendo recordar que después de la “lluvia o incluso de un fuerte aguacero o tormenta que nos toco, suele salir el sol…”, y podremos respirar hondamente para decir “aquí estamos para contarlo”, tal vez el meditarlo o analizar la situación  (si eso nos hace sentir bien o mejor), para finalmente poder afirmar que “Ya pasó!” y porque no,  mirar detenidamente a nuestro alrededor para darnos cuenta de que todo lo ocurrido nos dio fuerza y energía para seguir caminando  y trazando nuestro sendero.

Bien comentan algunos psicólogos que:” Lo que nos pasa en la vida, bueno o malo, representa una oportunidad”; es justo está oportunidad la que nos permite el poder aprender, crecer  y poder compartir  la experiencia  con los demás y por supuesto tratar de ver algún ángulo positivo de lo sucedido. Porque definitivamente las cosas  en la vida pueden salir mal…PERO nuestra actitud ante la adversidad puede marcar el cambio y desde luego nuestra recuperación física y emocional. Bien decía también Martin Luther King: “Es a través de los momentos difíciles  cuando te vuelves más fuerte para soportar las tormentas de la vida” Es por eso que definitivamente sí podemos remendar lo necesario y hasta revertir  la Ley de Murphy… trabajando internamente en nosotros mismos cuando las cosas van de mal en peor…y es cuando deberemos recordar que mañana será un nuevo día para comenzar…”

P.S.: Matthews, Robert. «Tumbling toast, Murphy's Law and the fundamental constants», en: European Journal of Physics, vol. 16, n.º 4, 18 de Julio de 1995, pp. 172–176.

https://cetecic.com.ar/revista/los-origenes-del-pensamiento-catastrofico/

 https://psicologiaruizmonter.com/2016/07/12/no-hay-mal-que-por-bien-no-venga/