
Crisol Internacional: “Destellos de esperanza, los niños de la guerra, Europa”
Bien se ha dicho en repetidas ocasiones que “los niños son la esperanza y el futuro de la humanidad”, pero bien cabe recodar también su pasado, el pasado de TODOS y TODAS, sin distinciones de clases sociales y de rasgos físicos, buscando nuestro NIÑO/A que éramos y que aún vive en lo más profundo de nosotros. Es muy probable que este ejercicio memorístico no sólo significa alegrías, aventuras y algarabías de la vida misma, sino también invoca raspones y heridas emocionales que quizá para algunos aún NO han sanado del todo; sin embargo y con el paso del tiempo quedan como un vago recuerdo, un oculto “flashazo” oscuro por ahí y pensando en voz alta al que es mejor que NO le movamos mucho…” No obstante, mantener una sinceridad personal, para no decir íntima, con nosotros mismos puede ayudar a sanar lo lastimado o afectado, aprender y reaprender a vivir con ello y paulatinamente irlo superando.
Todos tenemos historias y experiencias del pasado bien guardados y por lo general y socialmente es más común profundizar con la parte anecdótica y divertida, reservando lo trágico, violento o doloroso tanto para momentos como con personas especiales para resaltar algunos episodios oscuros de la historia europea del Siglo XX que nos recuerdan actos dolorosos y hasta tortuosos, que en ocasiones significa incluso tratar de descifrar el origen de muchos migrantes a la llamada “Tierra prometida”,América y también en otros continentes, buscando refugio y olvido de las atrocidades cometidas durante el Fascismo, la Guerra Civil, el Holocausto e incluso de los sistemas totalitarios durante décadas en el Este de Europa. Sin embargo y con el paso del tiempo y especialmente la llegada de los medios masivos de comunicación con sus distorsiones de lo que pudo haber ocurrido y cómo se dieron realmente los sucesos, es necesario y merecedor recordar historias y personajes que siguieron su camino, forjando un nuevo destino, rompiendo con todo lo arraigado y conocido de un lugar llamado patria, sus casas, familias, idioma y cultura para empezar de nuevo… habiendo sido y siguen siendo los NIÑOS DE LA GUERRA….
Comúnmente y de una u otra forma simplificada el término de los “Niños de la Guerra” se utilizaba para “los niños nacidos durante la Segunda Guerra Mundial y sus secuelas, particularmente en relación con los niños nacidos de padres de las fuerzas de ocupación alemanas en el Norte de Europa”; no obstante, tras décadas de estudio, aún se escucha el término y su eco tristemente retiembla en muchas partes del mundo donde han habido estallidos conflictos bélicos y en donde los niños no tienen otra opción más que HUIR de la violencia.
En el caso de la historia europea, hay un sinnúmero de recuerdos tatuados en la memoria de aquellos infantes que quedaron huérfanos o separados de sus familias, y tal vez a través del “Diario de Anne Frank”, descubierto y publicado en Holanda en 1947, permanecieron eternizados en la memoria colectiva. Existen estimaciones que miles de niños judíos sobrevivieron la persecución, sin conocerse las cifras exactas; muchos pudieron lograrlo porque estaban ocultos, disfrazando su identidad, viviendo en constante temor, dilemas y peligros de ser descubiertos. Para los niños y jóvenes de la actualidad tal vez resulten inimaginables las situaciones y condiciones extremas resumido en la supervivencia, o tal vez sacado de un programa televisivo de concurso mostrando un mundo fantasioso de terror, de animes o macabros videojuegos creados en alguna aplicación “dark”y siendo mejor NO visitar a esos sitios. Sin lugar a dudas y por supuesto dependiendo del grado de madurez de cada uno, aquellas historias merecen ser conocidas y vueltas a contar, tratando de construir una conciencia histórica, rescatando nuestros valores humanos y en especial NO perder la sensibilidad hacia el sufrimiento de los demás. Eso no tiene que ver ni con morbo, sensacionalismo postmoderno o dramatizar y mucho menos escarbar en heridas del pasado, sino desarrollar compasión, comprensión, tolerancia y sobre todo respeto a la vida de los demás en cualquier momento y condición de la historia.
Cabe recordar también que según los archivos correspondientes que “tras las Segunda Guerra Mundial, muchos niños se quedaron sin padres que les ayudaran a soportar la carga de las repercusiones del conflicto.“ Así por ejemplo, muchos niños de Prusia Oriental fueron separados de sus familias durante las últimas fases de la guerra, refugiándose en los bosques y comparados con lobos errantes y hambrientos, quedaron aislados de la humanidad y se vieron obligados a vagar por las inclemencias de la naturaleza para poder sobrevivir y de ahí que los llamaran los “niños lobo.”
Algunos de estos “Niños de la Guerra” provenientes de Europa narraron y escribieron sus historias, algunas proyectadas en novelas, cuentos, películas y series, y tal vez más significativo, las pasaron de generación en generación, siempre acompañados por muchos sentimientos que trascienden a las fronteras, llevando la esperanza de paz y el anhelo de la libertad, justo lo que hoy día todos seguimos buscando y deseando y más aún para los niños alrededor del mundo.
Cuando nos enteramos por la UNICEF que “en el mundo hay cerca de 37 millones de niños y niñas refugiados, migrantes, desplazados dentro de sus propios países”, nos damos cuenta de que es una cifra sin precedente y además que el mundo no se ha vuelto un lugar más seguro, estando amenazado tanto por los conflictos bélicos prolongados y con armas cada vez más destructivas, acompañado por un cambio climático desenfrenado que requiere acciones inmediatas de parte de TODOS…y entonces solo cabe recodar que los “Niños de ayer y de hoy…son los destellos de la esperanza” y como bien decía el dramaturgo español y Premio Nobel de Literatura Jacinto Benavente: “En cada niño nace la humanidad….”
P.S. https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/children-during-the-holocaust
https://www.misenal.tv/noticias/por-que-leer-el-diario-de-ana-frank
https://www.nationalgeographic.es/historia/2019/07/los-ninos-lobo-olvidados-de-la-segunda-guerra-mundial