Crisol Internacional- Edición número 600: “El ajedrez de la vida"

Cualquier momento, instante u ocasión puede ser bueno para sacar un balance de lo que nos está sucediendo en los rincones más íntimos de nuestro YO; sin embargo, qué mejor ocasión que el cierre de un año para profundizar en la REFLEXIÓN, aquella que nos mueve solito por dentro y fuera el tapete o más bien dicho la conciencia, la que nos permite observar a nuestras acciones y  pensamientos sin aferrarnos a ninguno de ellos, creando un espacio de sinceridad y crítica constructiva con nosotros mismos para poder avanzar y crecer  como humanos…

A menudo, y más en estos tiempos muy acelerados y a la vez fugaces, nos encontramos literalmente agobiados por los tsunamis de noticias e informaciones  de todo tipo: buenas, malas, cómicas y trágicas, así como por un exceso de estímulos externos. De éstos se pueden mencionar por ejemplo los sonidos que a veces se convierten en apabullantes e incesantes  ruidos, las luces que cuando son excesivas generan deslumbramiento, molestia  y hasta  irritación afectando a nuestra vista, los olores que cuando se tornan desagradables y molestos para nuestro olfato pueden inducir a sensaciones de náusea y marea; al igual que un cambio repentino en las temperaturas nos puede hacer sudar por el calor extremo o tiritar durante el frio, y cabe agregar desde luego y muy relevantes las sensaciones que percibimos a través de nuestro tacto como la sensación del dolor, cada uno según su umbral de tolerancia cuando se  activan nuestros receptores bajo la piel. Asimismo, también vale la pena mencionar la creciente afectación de agentes químicos como lo pueden ser bacterias, virus o bien, como lo están señalando muchos científicos, la presencia de compuestos de ingerimos o inhalamos cotidianamente. Dentro de ese contexto definitivamente abrumador cabe la interrogante de ¿cómo enfrentar y superar a este barullo, caos o lío de percepciones y  sensaciones que claramente conllevan a  emociones de todo tipo?

Desde hace ya mucho tiempo domina una expresión bastante conocida sobre “ponte la pila…”, pero ésta ya se ha convertido en un chip con el progreso de las tecnologías y a veces no basta un “simple” cambio de actitud, necesitamos más ímpetu del bueno o la fuerza suficiente para superar la tempestad que nos aqueja. Es justo aquí donde vale la pena relajarnos por un instante para considerar aquel juego de mesa, uno de los más  antiguos, populares y  vendidos en el todo el mundo…el ajedrez, que desde su invento muy probablemente en la India hace ya muchos siglos guarda una gran dimensión social, educativa y hasta terapéutica.

 Se considera también como un juego modelo para la toma de decisiones que se pueden proyectar a nuestra vida, ya que trata de un juego que podría ser finito que tiene una métrica clara para los resultados y sobre todo permite un ciclo de retroalimentación para no decir incubación y meditación sobre nuestras decisiones. 

Con todo y que hay un objetivo muy claro, es decir llegar al “jaque mate”…ganando el juego habiendo otros objetivos subordinados  que le sirvan para lograrlo y que son también medibles, marcando nuestro progreso; así, no todo es GANAR…sino también reconocer errores, cambiar de estrategia y levantarse después de las caídas, justo como en lo es  VIDA que está  llena de batallas y hasta con uno mismo. A la vez, el ajedrez es dinámico, intenso, requiere de mucha atención para no decir concentración, conlleva la competencia en un sentido saludable sobre un tablero, también permite a los empates. Los movimientos o decisiones pueden revelar bastante sobre nosotros y a la vez podemos aprender de no apegarnos demasiado a los resultados, cuando empezamos a comprender que “podemos hacer las cosas bien”… pero no siempre llegamos al triunfo, porque nuestro rival tomó mejores decisiones y una calidad superior de juego.

Si proyectamos la metáfora del ajedrez a nuestra vida nos percatamos también que hay una similitud con nuestras  habilidades prácticas como conducir, comunicar y hablar en público, analizando y comparando  datos e información, administrar nuestros recursos, diseñar estrategias y hacer planes para enfrentar nuevas situaciones y desafíos con más paciencia e inteligencia. Podríamos concluir que: “La forma de traducir las lecciones de los juegos a la vida real es que esas conexiones se hagan explícitamente, en lugar de simplemente asumirlas o sentirlas intuitivamente, o bien como decía el  gran campeón del ajedrez del mundo, Borris Spasski: “el ajedrez, con toda su profundidad filosófica, es ante todo un juego en el que se ponen de manifiesto, la imaginación, el carácter y la voluntad…”; dicho de otra manera es un juego de constantes retos que demanda nuevas estrategias para llegar al triunfo, éxito o simplemente a cumplir el objetivo que anhelamos…

Es  así que el ajedrez con todas sus piezas es parecido a nuestra  vida cotidiana en la que a pesar de las derrotas y luchas nos esforzamos para ser mejores, ecuánimes, determinados, coherentes, y como bien lo expreso sabiamente el filósofo neerlandésErasmo de Rotterdam: “El que conoce el arte de vivir consigo mismo ignora el aburrimiento…hasta en los momentos más difíciles de la vida y se acordará de éste juego tan sagaz como lo es el “Ajedrez… el ajedrez de la vida”,  y moverá sus fichas …”

P.S. https://study.com/academy/lesson/internal-external-stimuli-definition-examples.html

https://www.ozziecollectables.com/blogs/the-ozzie-blog/the-20-best-selling-board-games-of-all-time

https://es.chessbase.com/post/aprender-del-ajedrez-para-la-vida

https://www.chess.com/blog/Illingworth/what-makes-chess-significant