Crisol Internacional: “El bizarro mundo de los Pináculos, Australia”
Desde un inicio el hombre ha tenido el don y la virtud de la CURIOSIDAD, lo cual lo ha llevado a desarrollar increíbles viajes de exploración tanto sobre la faz de la Tierra, como también en los mares y desde hace ya más de medio siglo hacia el espacio, la Luna y las estrellas. Afortunadamente cada viaje que nosotros emprendemos puede traer nuevas experiencias, conocimientos y también sensaciones y emociones memorables. Increíblemente aún existen muchos sitios inexplorados y en ocasiones estos se encuentran a corta distancia de nuestra casa y no se requiere organizar un largo viaje para descubrir los “pequeños milagros sobre la Tierra.” Además, ya fue científicamente avalado por los psicólogos norteamericanos Seligman, Peterson y Kashan que “la curiosidad es la capacidad de hacernos más flexibles mentalmente.” Quien no es curioso juzgará lo que le ocurre en base a sus parámetros iniciales más o menos rígidos y se privará de las oportunidades de explorar y conocer nuevos mundos y con ello múltiples horizontes…
Ahora bien, existen pequeños rincones en el mundo donde las condiciones geológicas, el clima y el paisaje, parecen darse la mano para crear un escenario único y deslumbrante, casi tan espectacular como en nuestra atesorada y mítica Sudcalifornia. ¿Otro ejemplo?: Si hablamos de desiertos y el que hoy nos puede asombrar con sus imágenes es el Desierto de los Pináculos, en la enigmática y siempre sorprendente Australia. El Desierto de los Pináculos o Pinnacles Desert en inglés, que se encuentra cerca de la ciudad de Cervantes en la provincia de Australia Occidental. Es un sitio donde desde lejos se pueden divisar un enorme banco de arena y de dunas contenidas dentro del Parque Nacional Nambung que ofrece un panorama poco usual, ya que numerosos pináculos de roca caliza emergen entre la fragilidad de la arena con formas irregulares, alcanzando entre tres y siete metros de altura como si fueran los últimos guardianas de esa tierra lejana, casi pre-histórica y a la vez futurista, según el ángulo y el espíritu con el que lo miremos este paisaje tan extraño y a la vez tan atrayente para el visitante.
Este excepcional Desierto de los Pináculos fue incorporado en el año 1960 al área del Parque Nacional Nambung y desde entonces se transformó en un lugar de “peregrinaje turístico” que recibe literalmente una avalancha de aproximadamente unos 250 mil visitantes al año, que vienen a admirar y disfrutar de las maravillas de esta tierra tan extraña, esculpida por los toques ancestrales del tiempo, mezclados con un aire post-moderno y surrealista, al estilo del excéntrico pintor y escultor español Salvador Dali. Ahora bien, según las fuentes oficiales de la Cámara de Turismo de Australia, la mejor estación del año para visitar Los Pináculos es la primavera en el hemisferio Sur, es decir de Agosto a Octubre, ya que la temperatura es menor y además las plantas silvestres están floreciendo, enmarcando y adornando así al desierto como un paisaje más colorido y alegre. Los excursionistas que llegan y visitan esta tierra tan lejana afirman que “cuando mejor se pueden ver es por la mañana temprano o bien a media tarde, debido al juego de luces y brillos que hacen resaltar sus figuras.” La mayoría de los animales del parque son nocturnos, pero los emús y canguros pueden ser vistos durante el día aunque también mayoritariamente por la tarde y al comienzo de la mañana, divirtiendo al visitante que en su búsqueda encuentra un mundo desconocido y fantástico, especialmente a la hora del brillante amanecer y durante las espectaculares puestas del sol.
Curiosamente, y como por magia como si estuviéramos siguiendo las huellas y el sendero del gran Miguel de Cervantes y las memorables aventuras de Don Quijote, ahora en una versión desarrollada sobre las planicies y desiertos de Australia, surge “Cervantes” que constituye la ciudad más cercana a este mundo tan bizarro y diferente que representa el Desierto de los Pináculos. La ciudad recibió su nombre por un barco que naufragó en sus proximidades en 1844. El barco, a su vez, fue bautizado así en honor al escritor Don Miguel de Cervantes….y justo ahí literalmente se puede vivir y suspirar la célebre frase del escritor: “El que no sabe gozar la aventura, cuando le viene, no debe quejarse si se pasa”…
El Desierto de los Pináculos, por más remoto que se encuentre de nosotros promete una aventura singular para su visitantes a lo largo de sus 26 kilómetros de costa que se adentran hacia las vastas dunas de arena del interior, donde se pueden encontrar cientos de estas estrambóticas esculturas naturales, conocidos como pináculos, formados hace miles de años por el coral de los lechos marinos y que erosionados por el paso del tiempo cuando las aguas se retiraron del lugar dejaron de todo tipo y tamaños, desde los más pequeños que apenas levantan un palmo del suelo hasta los más imponentes de hasta siete metros de altura y como se resaltó, las mejores horas para visitar este extraordinario desierto son al amanecer y al atardecer, cuando las alargadas sombras parecen bailar sobre la dorada arena y los pináculos brillan bañados por el anaranjado sol, creando en su conjunto una visión realmente única y hermosa y sin lugar a duda…un recuerdo inolvidable de un viaje y aventura maravilloso en un mundo verdaderamente bizarro que conociste sobre la faz de la Tierra, “El bizarro mundo de los Pináculos, Australia”…
P.S: https://elpais.com/elpais/2013/05/13/laboratorio_de_felicidad/1368397149_136839.html
https://101lugaresincreibles.com/2008/09/el-desierto-de-los-pinculos-en.html
http://www.esascosas.com/desierto-de-pinnacles/