Crisol Internacional: “El niño monje tibetano, Kundun…”
Cuando se acercan fechas o días especiales de alguna conmemoración, podemos preguntarnos sobre el origen y la historia del mismo; así esto puede suceder también con la procedencia de la celebración del “Día del Niño” que desde 1924 se festeja en México el día 30 de Abril. Es una fecha que a los pequeños les hace mucha ilusión y que les causa una genuina emoción en espera de algún obsequio o festejo especial….y quizás lo que a Santa Claus o a los Reyes Magos se les olvidó aparecerá mágicamente este día junto a su cama o su rincón favorito…PERO… sin duda el regalo más grande para ellos es la compañía, el respeto y el amor de una familia no solamente en este día de celebración especial, sino en todos…
Originalmente en México se estableció esta fecha en particular para “reconocer los derechos de la infancia y crear conciencia entre la ciudadanía para proteger a los menores más desfavorecidos y siempre con el deseo y en el cumplimiento de su bienestar y desarrollo.” Eso debido a que durante la Primera Guerra Mundial, la Liga de las Naciones (Organismo multilateral previo a la ONU) ratificó la Declaración de Ginebra sobre los Derechos de los Niños el 26 de Septiembre de 1924 con el objetivo de proteger a los niños de todo el mundo y un año más tarde en la Conferencia Mundial sobre el Bienestar de los Niños que se llevó a cabo en Ginebra, Suiza fue declarado oficialmente el Día Internacional del Niño el 1 de junio de 1925. Finalmente, tras diversas negociaciones internacionales se logró establecer el texto final de la Convención sobre los Derechos del Niño el 20 de noviembre de 1989, documento que nos debe recordar que… más allá de una fiesta o regalos que “los derechos de todas las niñas y los niños deben ser protegidos y respetados, siempre en su beneficio.”
Mirando por una rendija hacia el mundo exterior y especialmente hacia el pasado, podremos encontrar un sinfín de historias apasionantes de niños y niñas valientes, briosos, y esforzados cuya infancia comenzó como una verdadera aventura hacia su vida futura. Justo así se narra la historia de la infancia del hoy mundialmente conocido y admirado Dalái Lama, líder espiritual del Tíbet que sigue inspirando a muchas culturas y generaciones de seguidores. Antes de ser esta persona mundialmente famosa, en 1935, cuando nació, su nombre era Lhamo Dondhup, un niño sonriente y por lo general obediente, que a los cinco años fue proclamado como la encarnación del anterior Dalái Lama, líder espiritual del Tíbet. La sorprendente historia cuenta que el entonces Panchen Lama, la segunda autoridad religiosa tibetana más importante dijo “que había tenido un sueño con un monasterio, una carretera, una casa con techo azul, un perro y un pórtico con un niño sentado afuera.” En 1937, unos monjes fueron enviados a la provincia donde había nacido Dondhup,para encontrar bajo esas especificaciones y peculiaridades al nuevo Dalái Lama.
La imagen del sueño se convirtió en realidad cuando los mensajeros ahí vieron una casa que tenía las mismas características que habían sido descritas en la visión. Y según cuenta la historia del libro “Magia y Religión en el Tíbet”, los monjes de la comitiva se disfrazaron como mercaderes y uno de ellos fue reconocido por el pequeño niño, quien exclamó su nombre. Los monjes realizaron los procedimientos y rituales de costumbre, es decir una serie de pruebas para determinar si el antiguo Dalái Lama había reencarnado en él y una de esas pruebas incluía el reconocimiento de pertenencias. Esta es la narración abreviada del libro antes mencionado: “Una serie de objetos como implementos rituales, libros, tazas de té, etc. se colocan juntos, y el niño debe elegir los que pertenecían al difunto Tulku, un sacerdote o monje que ha escogido conscientemente renacer, lo que demuestra que su memoria estaba intacta y que reconoce las cosas que fueron suyas en su vida anterior”….Y ahí comenzó una nueva vida de servicio, entrega y espiritualidad de aquel niño que se convirtió en el monje más famoso del Tíbet, lleno de sabiduría y consejos para la vida, como su reflexión de que:”La felicidad no es algo que venga prefabricado… viene de tus propias acciones…”
Sin embargo, al dejar de ser oficialmente el niño Lhamo Dondhup y convertirs en el Decimo Cuarto Dalái Lama, transitó por una infancia relativamente solitaria, llevando una vida apartada llena de enseñanzas espirituales por los eruditos religiosos, en la que raras veces veía a sus padres y tampoco a compañeros o amigos de la misma edad, solamente a su hermano mayor, Lobsang Samden. A pesar de pasar la mayor parte internado en el palacio, siempre le encantó la ciencia y la tecnología. Así, desde la azotea del castillo donde entonces vivían los dalái lamas, el Palacio de Potala, solía mirar por un telescopio, observando la vida en la calle de la ciudad y también la naturaleza, conectándose con un mundo real y a la vez espiritual y distante. De niño el Dalái Lama podía recibir pocas visitas y una de las más memorables para ambos fue la del alpinista austriaco Heinrich Harrer, tutor occidental y escritor de la famosa novela de “Siete Años en el Tíbet” quien expresó tras el encuentro: “Me asombró continuamente por su capacidad de comprensión, su pertinencia y su ingenio…”; y aún en la actualidad el Dalái Lama se describe a sí mismo como "mitad monje budista, mitad científico".
Cabe recordar también que él comenzó sus estudios monásticos a los seis años, que entonces incluían materias como lógica, arte y cultura tibetana, sánscrito, medicina, filosofía budista, poesía, música y arte dramático, astrología, composición y expresión, recibiendo así una educación integral y multidisciplinaria. Los Dalai Lamas son la manifestación del Buda de la Compasión quien escogió renacer para servir a la humanidad. Dalai Lama significa, “Océano de Sabiduría” y los tibetanos por lo general se refieren a Su Santidad como Yeshe Norbu, “la Gema que Concede Todos los Deseos”, o simplemente lo llaman “Kundun”, la Presencia. Años después él tuvo que huir del palacio donde pasó sus primeros años y junto con sus seguidores se fueron de la capital del Tíbet, Lhasa, para exiliarse en la India, sin embargo su vida joven, ya llena y plena de muchas experiencias y lecciones apenas empezó a florecer y aquel “Niño monje tibetano… ahora “Kundun”, seguía forjando un camino poco transitado pero de inspiración e ideal para muchos, en el que “Cada día, cuando te despiertas, piensa hoy me siento afortunado de estar vivo, tengo una preciosa vida humana… no voy a desperdiciarla…”
P.S.: https://mexico.as.com/mexico/2021/04/30/actualidad/1619734896_626115.html
https://eldefinido.cl/actualidad/lideres/11124/Un-hombre-arrugado-pero-por-risas-conoce-en-detalle-al-dalai-lama/
https://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/3704/Dalai%20Lama