Crisol Internacional: “Empatía, Simpatía y Antipatía”
Darle vuelo a nuestras emociones puede tener sus ventajas y sin duda desventajas y según los especialistas en temas de salud es recomendable el manejo adecuado de ellas o dicho en breve, no exaltarse, ni reprimirse, sino tratar en todo momento de mantener la calma y el equilibrio. Esta fórmula o receta se escucha relativamente fácil y práctica, pero cuántas veces no nos ha ganado literalmente una emoción, un sobresalto de miedo, de dolor, furia, o bien por el contrario, de alegría, euforia o también de ternura, llevándonos así a un terreno poco conocido de nuestro YO más íntimo cambiándonos el escenario y con ello tal vez el rumbo de nuestras vidas, especialmente cuando de amor y pasión se trata.
Desde el primer suspiro de la humanidad han existido las emociones y los sentimientos que ellos conllevan y es justo por su esencia: QUE NOS HACE MAS HUMANOS, errando o buscando para re-encontrar el camino, la estabilidad y con ello la paz interior. Así existen infinitas historias, novelas y cuentos, llenos de emoción que nos permite conocer, derivar y aprender de ellas. Por ejemplo, desde la antigua literatura de la India, a la hebrea y la griega, o las populares fábulas o bien las expresiones literarias de la Edad Media y del Renacimiento, o también: lo barroco, neoclásico, moderno, contemporáneo y de ficción, siempre encontraremos un rastro de emoción humana entretejida en la trama que como una flama nos ilumina, ilustra y guía. Desde luego no tenemos que trasladarnos necesariamente a grandes obras literarias o bien refugiarnos solo en lo clásico o por contraste en un pasatiempo popular y moderno como lo es ahora el sumergirnos en series de televisión para vivir y experimentar diversas emociones: que están y estarán omnipresentes en nuestra vida y que definitivamente se crean una interacción de nuestros pensamientos y vivencias pasadas aunque muchos se auto reprimen y optan por NO mostrarlas abiertamente para no enfrentar un problema.
Sin embargo, las emociones son valiosas, ya que nos permiten aprendizajes únicos, sobre nosotros mismos, nuestras necesidades afectivas y nuestras expectativas de los demás, bien identificadas y llevadas, nos pueden facilitar una mejor conexión y relación con otras personas y nuestro entorno. Así para identificar las emociones es relevante hacer consciencia acerca de lo que se está sintiendo, diferenciando entre cuatro emociones básicas: la ira, la tristeza, la ansiedad y la felicidad. Al sacar un examen personal sobre estos estados de ánimo universales y admitiendo cómo y porqué no sentimos de cierta manera, nos será más fácil encontrar soluciones y sobre todo tener un dialogo personal más constructivo y con ello relaciones con los otros más positivas.
Este tema nos lleva a una reflexión sobre tres vertientes tanto del afecto como de la aversión humana, identificando comúnmente sensaciones de: empatía, simpatía y antipatía, conocidas también como meta emociones. La palabra empatía procede del vocablo griego que significa “dentro de él” y “lo que siente” y según la Real Academia de la Lengua Española es “la capacidad de ponernos en el lugar de alguien y comprender lo que siente o piensa” y entre más cercano el vínculo con esta persona, mayor la capacidad de comprenderla. Volverse empático no solamente significa “ponerse en los zapatos de los demás”, sino también escuchar, consolar, y si se nos pide, dar algún consejo desde nuestra perspectiva y nuestras experiencias. La empatía incluye tolerancia, interés, comprensión, humildad y en todo momento mostrar un rostro humano y verdadero y una mano solidaría. Definitivamente desarrollar esta capacidad emocional nos abre puertas y corazones, nos hace sentir mejor como personas y también contribuye a reducir o resolver conflictos. O como bien ya lo expresó el ex Presidente norteamericano Barack Obama: “Aprender a estar en la piel de otro, a ver a través de sus ojos, así es como comienza la paz. Y de ti depende que ocurra”.
Tal parece que la sensación de simpatía nos resulta más fácilmente definirla que desarrollarla, porque para muchos de nosotros el amor, cariño y las emociones positivas que nos pueden llevar a la felicidad dominan sobre los escenarios negativos o pesimistas. El origen de la palabra simpatía proviene del vocablo griego “sympatheia” de donde pasó al latín como “simpathia”, con el significado de “compartir sentimientos y emociones, sufrir y alegrarse con el otro.” Dos personas se sienten recíprocamente simpatía cuando están mejor juntos, sintiéndose acompañados, contando con el otro, que percibe que es además solidario con su problema o que también se alegra con sus triunfos. Es el momento mágico en que nos contagiamos de buenas emociones, reímos y lloramos juntos, nos volvemos “cómplices” y muy probablemente amigos. Sin embargo, la simpatía por instantes está sobrevalorada ya que no nos permite respuestas racionales ante las emociones del otro, conlleva juicios no siempre objetivos y funciona en la mayoría de los casos como un juego de compasión y amabilidad, en vez de comprensión sincera y de poder brindar respuestas honestas. Ser simpático es considerado generalmente como algo positivo pero conlleva riesgos de serenidad, no obstante y como lo afirma el escritor y padre fundador del Liberalismo conservador en Inglaterra Edmund Burke: “Después del amor, la simpatía es la pasión divina del corazón humano.”
Ahora bien, el tema de la antipatía, para muchos representa algo negativo, malo e incluso de rechazo; consultando una vez más la enciclopedia nos arroja que derivado del griego y latín antipatía significa “un sentimiento de aversión que en mayor o menor grado se experimenta hacia una persona, animal o cosa. En otras palabras cuando algo o alguien “nos cae mal”, tratamos de evitarlo, poniéndonos corazas para no sentirnos afectados, sorprendentemente esta sensación puede convertirse en algo positivo porque permite cuidarnos de una persona o un ambiente que no nos inspira confianza y que tememos no ser suficientemente fuertes para poder enfrentarlo emocionalmente. Este momento nos lleva a la introspección más íntima con nosotros mismos, sobre nuestros propios miedos, temores, rencores y rencillas sepultadas; desarrollar un sentimiento de antipatía es como “la hora de la verdad personal” y buscar una salida pacífica. Quien mejor que el gran luchador social Martin Luther King que expresó “Para ganarse enemigos, no es necesario declarar la guerra, basta con decir lo que uno piensa”, frase que nos deja mucha tarea de reflexión sobre el valor de la amistad, nuestras relaciones con los demás y particularmente el significado y uso de nuestra más sinceras emociones: “Empatía, Simpatía y Antipatía”…para poder vivir tranquilamente en equilibrio y con armonía.
P.S:: https://lamenteesmaravillosa.com/como-manejar-las-emociones-de-manera-eficaz/
https://psicologiaymente.com/psicologia/empatia
https://www.gentetoxica.com/diferencia-entre-empatia-y-simpatia/