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Crisol Internacional: “En algún lugar de África y en muchos de este mundo”

Escrito por Andrea König Fleischer en Miércoles, 18 Junio 2014. Publicado en Columnistas, Crisol Internacional, Cultura, Sociedad

Históricamente los safaris fueron el lujo de una clase social privilegiada la que a fines del siglo XX emprendían costosos viajes y aventuras a los lugares más remotos del Continente Africano y fue justo un personaje, el Presidente norteamericano  Theodore Roosevelt, quien siendo muy aficionado a la cacería y ya siendo ex-presidente, realizó en 1909 lo que ha sido considerado como el más grande y más famoso safari de la historia. Durante su periplo por África Oriental, el Congo Belga y el Nilo, con una expedición de 250 hombres, abatió 1.100 piezas, incluyendo más de 500 grandes mamíferos conteniendo entre otros:  17 leones, 11 elefantes y 20 rinocerontes. La colección más grande y notable que nadie se ha llevado nunca de África legalmente. Posteriormente algunos viajeros siguieron la moda ideal del cazador, macho y valiente, imagen creado por autores como Ernest Hemingway y también por Hollywood y que con el paso del tiempo, la rápida evolución de los medios de transporte y de comunicación  y sobre todo, de un progreso económico incomparable para muchos, se fueron popularizando éstos viajes a un ritmo acelerado, poniéndolos al alcance de  un mayor número de viajeros y no siempre para el beneficio de la población local y mucho menos para las especies que habitan en las diferentes regiones del mundo. Seamos o no, amantes de la naturaleza, siempre le deberíamos guardar el suficiente respeto a la vida en todas sus manifestaciones y por eso resulta  relevante  reflexionar aquí sobre  el impacto de éstos viajes del pasado y el tráfico ilegal de especies que sigue actualmente a la alza en muchas partes del mundo y particularmente en África, lugar que por su naturaleza y condiciones se ha convertido  en una fuente muy lucrativa de financiamiento para varios grupos de ese continente y también de muchas calamidades e incluso de verdaderos  actos criminales. En el caso preciso de la caza furtiva en Sudáfrica en lo que va de este año, ya  le ha costado la vida a 277 rinocerontes. En 2013 se mataron más de 1000 animales de esta especie tan singular y lo más triste que los hechos ocurrieron al interior del Parque Nacional Kruger, ubicado al Noreste de Sudáfrica, con una asombrosa extensión de casi 20 mil km² y que se estableció en  1898 precisamente para conservar y preservar a las especies. En este caso las necesidades de algunas partes de la población, entran en conflicto con el acotamiento y objetivos de las grandes reservas naturales. De hecho, en algunos casos los parques africanos lamentablemente han fallado en su  principal cometido: la protección y conservación de los animales, y su número indiscutiblemente se reduce cada vez más. Escenarios de brutalidad humana al extremo son los cementerios al aire libre que nos muestran animales moribundos o ya muertos y mutilados para obtener el valioso y único cuerno, mientras que los cazadores furtivos se fugan con su trofeo hacia la frontera de Mozambique. Imaginémonos que en la Biósfera del Vizcaíno en Baja California Sur y en esa Reserva Ecológica Nacional, cuna de borrego cimarrón, encontramos con  esta tan apreciada y especie muchos ejemplares mutilados, es más, preguntémonos cómo nos sintiéramos si alguien nos cortara la nariz y nos dejara abandonado agonizando y desangranándonos en el desierto… Nuevamente no se trata ir tras el sensacionalismo de las prensa y de algunas organizaciones  y agrupaciones ultra conservacionistas, sino de crear una mayor conciencia acerca del entorno natural y el de todas las especies con los que compartimos En el caso de los  cuernos de rinocerontes  africanos  se ha registrado una creciente demanda en Oriente, específicamente en Vietnam donde se cotizan  en millones de Euros y donde se especula con sus propiedades medicinales supuestamente mágicas, curativas y anti cáncer, claro, sin ninguna comprobación científica que lo sustente y por eso los cazadores furtivos organizados en bandas bien armadas, arriesgan todo y se han convertido en cazadores despiadados y tristemente eficientes. Por tal motivo, tanto el Gobierno Sudafricano como los gobiernos de otras naciones africanas vecinas  han tomado acción directa para tratar de prevenir y aminorar los daños, enviando soldados para proteger a las reservas naturales y a las especies que ahí habitan; sin embargo y tristemente con muy poco éxito a la fecha. Las casi constantes manifestaciones de inestabilidad política y social, aunada al libre flujo de armas por muchas zonas de África han complicado inmensamente la tarea de la conservación no solamente de los rinocerontes, sino también de los elefantes, leones y otras especies únicas. Países como Angola, Camerún, República Central de África, Chad, República del Congo, Mozambique, Namibia, Ruanda, Somalia, Sudán y Uganda son solamente algunos de los países que han sufrido del tráfico de estas especies y sus derivados por más de cinco décadas. Lo que en muchos de éstos países ya ha afectado a los recursos naturales que tenían. En forma paralela y como respuesta inmediata de muchos gobiernos ante la alarmante situación de muchas especies en peligro, se creó la Fundación Mundial para la Protección de la Vida Silvestre (World Wildlife Foundation), y justo en el año 1997 esta organización creó su Programa y Plan Especial para la Conservación de los Rinocerontes Africanos (African  Rhino Programme (ARP), tratando de reforzar el marco jurídico-legal sobre el tráfico de especies e implementando particularmente diversas acciones para la preservación de esta especie tan singular; como por ejemplo, el traslado de sus crías a zonas de mayor seguridad. En fin, al reflexionar sobre éstas situaciones como parte de una realidad y de una cultura internacional no nos debería permitir el excluir las acciones del hombre, sus consecuencias y en múltiples ocasiones la poca sensibilidad que aún prevalece hacia la naturaleza y su significado. Tampoco nos debería limitar a solamente conocer y entender la situación en un solo lugar en el mapamundi, sino por lo contrario, permitir abrir nuestras mentes y moldear nuestras actitudes hacia una relación hombre-naturaleza-mundo más interesada, más  participativa y menos egoísta, para entonces con esa mentalidad abierta, poder emprender nuestro propio safari de la vida en cualquier parte del mundo.

 

P.S. Interesantes datos sobre la especie y las acciones en favor de su conservación:

http://awsassets.wwf.es/downloads/2012_07_24_datasheet_african_rhinos_1.pdf

www.wwf.org, sobre el Parque Nacional Kruger:

http://www.sanparks.org/parks/kruger/default.php/

 

 

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