Crisol Internacional: “Erase una vez en…Dinamarca”

Todos hemos crecido y seguramente nos hemos fascinado y de algún modo formado por algún cuento, donde aparecen valientes espadachines, bellas princesas, feroces dragones, animales parlanchines, villanos y hadas mágicas y cada uno de nosotros guarda el recuerdo de su historia favorita como un valioso tesoro para compartirlo y contárselo a sus hijos y tal vez a sus nietos. Definitivamente existe “la magia de los cuentos” y todos, sin importar la edad y a pesar de nuestras circunstancias y contextos sociales, necesitamos un poco de esas fantasías para distraernos, divertirnos, recordar y alegrarnos la vida. Bien aseguran tanto los escritores como los psicólogos que leer y compartir un cuento puede significar: “el reconocimiento de las emociones y de los sentimientos personales y aprender a expresarlos, enseñar a auto- controlarse, aprender valores, especialmente la empatía y hacer amigos.” Concretamente se ha reconocido que la lectura de los cuentos puede ampliar la visión del niño hacia el interior de la conducta humana y haciéndolo conocedor de ésta; también le ofrece habilidades y facultades que le ayudan a desarrollar sus relaciones interpersonales con otros niños y definitivamente ayuda a  fortalecer el aprendizaje de su lenguaje emocional….

Ahora bien la literatura infantil y juvenil universal nos presenta grandes historias y tras cada una de ellas hay un mensaje, una moraleja, quizás un aprendizaje, destacándose autores con una copiosa imaginación, profusa sensibilidad y una inmensa creatividad. Aspectos que se corroboran desde las obras clásicas de los Hermanos Grimm, Hans Christian Andersen, Selma Lagerloeff, Carol Lewis y Charles Dickens, además de escritores más contemporáneos como Maurice Sendak, Enyd Blyton o Michael Ende,  existiendo una vasta gama de cuentos, novelas cortas y largas que pueden satisfacer gustos e intereses diversos. Definitivamente  y como se afirma “los niños son esponjas” y por ello el crear el buen hábito de la lectura es sumamente favorable para su desarrollo mental y emocional y a la vez fortalece el lazo entre padres e hijos, es decir crear y gozar de un momento especial de unión, armonía, ternura y también de muchas aventuras.

Cabe recordar que cada obra literaria, corta o larga, también nos revela entre líneas, ya sea con símbolos o metáforas, algo de la historia personal de su creador y uno de ellos definitivamente muy destacado es el inolvidable Hans Christian Andersen, autor de famosos cuentos como “Patito Feo”, “La Sirenita”, “El traje del emperador y la Reina de las Nieves”, entre muchos otros y cuyos protagonistas prácticamente son conocidos y queridos mundialmente. Simultánea y sorprendentemente la biografía de este aclamado escritor y poeta revela una vida muy tormentosa y aventurada, que definitivamente se convirtió en la principal fuente de inspiración para su obra. Se sabe que fue el hijo de un humilde zapatero, cuya familia dormía bajo un puente,  que al joven Hans Christian le fascinaba leer de todo desde muy temprana edad abarcando incluso las obras de William Shakespeare. Además, que con elpaso del tiempo aprendió diversosoficios, pero no concretó ninguno ya que a los catorce años, huyó con poco dinero a  la ciudad capital, Copenhague dispuesto a hacer fortuna como actor y cantante, pero  malvivió su poco dinero y por ello empezó a escribir algunas obras, producto de su imaginación y también de fragmentos reales de su vida. Después de muchas privaciones y desengaños, consiguió despertar el interés de personalidades de su país que se ocuparon de su formación y lo mandaron a estudiar. Pero Andersen como otros artistas y especialmente escritores, siempre sentía que su origen humilde era un lastre y fantaseaba diciendo que era el hijo ilegítimo de un gran señor…

Gracias a su paulatino y sostenido éxito pudo reunir los recursos necesarios y consiguió una modesta beca para emprender y poder viajar durante diez largos años, los que aprovechó para conocer otras culturas y costumbres y forjar la inolvidable frase de “Viajar es vivir.” En 1855 terminó su autobiografía, “La aventura de mi vida”, compartiendo sus formidables experiencias de su paso por Alemania y Gran Bretaña, donde por cierto se encontró con Charles Dickens. También  visito Italia, Malta, Turquía y España entre otros países europeos. Según los historiadores Andersen tenía la costumbre de viajar “light” con una sola maleta, sostenida por una cuerda… “por si se presentara algún contratiempo y tenía necesidad de huir rápidamente por alguna ventana”…Definitivamente fue uno de los autores más prolíferos de su época, escribiendo más de 200 relatos y  también es sin duda uno de los autores mundialmente reconocido. Su libro “El bazar de un poeta “(1842), donde narró  las experiencias de  sus viajes, es considerado por muchos su mejor libro de ese género.

Visitar su ciudad natal es un verdadero deleite, porque la pintoresca Odense, ubicada a una distancia de casi 150 kms al Oeste de Copenhague, la que nos traslada al recorrer  sus rincones a  algunos de los contextos y contenidos de sus historias y personajes. Justo ahí y en honor al autor y su obra se creó una  idílica casa museo con fotografías, dibujos y recuerdos de Andersen, que representa tanto una atracción como diversión para jóvenes y grandes. A pesar del paso del tiempo, Andersen como muchos de los autores clásicos, sigue “vivo” y es recordados a través de su obra y por lo mismo “desde 1956, en honor a su legendario trabajo se concede, cada dos años, el premio Hans Christian Andersen de literatura infantil y desde 1966, también el que corresponde a de ilustración. Además el  2 de abril, fecha de su nacimiento, se celebra  el Día Internacional del Libro infantil”. Asimismo, se han creado esculturas que le rinden homenaje en diversos rincones tan diferentes del mundo como lo son Bratislava o Nueva York., Además en China y en Japón hay dos parques temáticos que giran en torno a él y a sus cuentos y por si esto fuera poco, en el año  1976, el astrónomo ruso  Nikolái Chernyj bautizó en honor a este escritor al asteroide No. 2476. Todo esta  gran historia de su  vida y obra nos hace recordar más allá del “Erase una vez en… Dinamarca”, lugar donde se vive y transpira calma y una felicidad enmarcada  con bellos paisajes nórdicos, que inspiran y nos pueden motivar para hacer eco a la célebre frase de este gran autor: “La vida en sí es el más maravilloso cuento de hadas…”

P.S.: https://theconversation.com/la-magia-de-contar-un-cuento-104149,

https://www.levante-emv.com/cultura/2016/02/26/siete-clasicos-literatura-leer-ninos-12450652.html, 

https://www.poemas-del-alma.com/blog/especiales/curiosidades-hans-christian-andersen