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Crisol Internacional: “Grandes luchas y pequeños logros- Las Mujeres de Myanmar”

Escrito por Andrea König Fleischer en Lunes, 16 Marzo 2015. Publicado en Cultura, Equidad de género, Sociedad

 

Al paso del tiempo y ante nuestros ojos, conforme pasa otro “Día Internacional de la Mujer”,  habrá nuevamente amplios cuestionamientos sobre el rol y la equidad de las mujeres en las sociedades actuales; siendo este sin duda, uno de los temas más importantes, ya que inexplicablemente en nuestro muy tecnológicamente avanzado tiempo aún persistente en muchas partes del mundo, la discriminación en contra de la mujer, así como la violación de sus derechos y garantías, la paga inequitativa por su trabajo, emancipación además de existir una imperiosa necesidad de la valoración  sobre su invaluable contribución a la sociedad y sin duda, a la vida misma de la humanidad. Por ello, cabe la interrogante de ¿cuántos “Días Internacionales de la Mujer” más tienen que pasar para que se logre no solamente “de jure”, sino “de facto” la tan anhelada equidad de género?  Abundan los ejemplos históricos y contemporáneos de los esfuerzos de grandes mujeres que como tú y yo, con pequeñas pero continuas acciones han marcado la diferencia en sus casas, familias, trabajos y en  la sociedad entera. Miremos  con detenimiento a nuestro alrededor: las mujeres que se levanten al alba para alistar los desayunos, niños y hogares, las que van corriendo al trabajo y a veces a otro,  a los mandados, las que asisten a las  juntas de padres de familia, sintiéndose por instantes más preocupadas por el futuro de sus hijos, las que preparan la comida en casa, las que ayudan a sus hijos con las tareas, con los problemas de la pubertad, las enfermedades, las que también tienen tiempo para escuchar a sus amigos, realizando auténticas terapias familiares sobre un buen café o té y todo esto, después de una jornada de más de 14 horas y además, siguen siendo las esposas amorosas, dispuestas a una noche  romántica. Sobre este recuento de acciones cotidianas y otras más extraordinarias, los hombres tienen aún muchas cuentas pendientes con las mujeres y no sólo ellos, el mundo por completo sigue en deuda con ellas y les debe mucho más que otra “formal” celebración del “Día Internacional”- SE DEBERÍA REALMENTE VALORAR SUS ESFUERZOS COTIDIANOS CON MÁS EMPATÍA, INTERÉS Y RECONOCIMIENTOS BRINDANDO MÁS RESPETO Y ATENCIÓN HACIA ELLAS EN TODOS LOS SENTIDOS Y CIRCUNSTANCIAS TODOS LOS DÍAS. Por eso, hoy hablaremos de las mujeres ejemplares de un país muy poco conocido, pero dónde ellas han  enfrentado muchas  adversidades y aún así no se rinden, mostrando diligencia y  perseverancia, las mujeres de Myanmar.

Para ubicarnos geográficamente, Myanmar, antigua Birmania, ex colonia británica, ocupada por los japoneses durante la Segunda Mundial, está ubicada en el  Sudeste Asia. Es vecina al norte de la poderosa China,  colinda con Laos y Tailandia al este y la India y Bangladesh al oeste, así como también limita con el Mar de Andamán y el  Golfo de Bengala. Este relativamente pequeño y joven país  ha sobrevivido una  larga dictadora militar y  es la cuna de una extraordinaria mujer, activista política Aung Suu Kyi, ganadora del Premio Nobel hace más de dos décadas (1991) por su lucha en contra de la opresión y el régimen militar, convirtiéndose así en un símbolo de todas las mujeres incansables a favor de la democracia, paz y libertad, y que aún siguiendo bajo arresto domiciliario, después de haber pasado 15 años en prisión, continua ejemplarmente luchando por sus ideales. La democracia de Myanmar es aún más frágil que una esfera de cristal y persisten los actos de violencia en contra de las minorías causando en algunas regiones  constantes tensiones políticas y sociales que se asemejan a una situación de “guerra civil”, caracterizada por agudos  conflictos internos.

 Sin embargo, geográfica y culturalmente  es una nación muy interesante, ya que se nutre de múltiples influencias: birmanas, chinas, indias y tailandesas, hechos que se reflejan en sus idiomas, su gastronomía, música, religión y arte y aún, ante la creciente “occidentalización”, particularmente en las zonas urbanas. En Myanmar tanto hombres y mujeres llevan la vestimenta tradicional, un  sarong llamado también longyi y los hombres un  “pa- so”. El viajero Myanmar se lleva variados recuerdos en su mente y particularmente dos imágenes de sus mujeres: el de la mujer sentada en un puesto del mercado local, vestida con el htamein y una chaqueta, su pelo bien  recogido en forma de chongo, muchas veces  fumando un puro, llevando  sus negocios con gran determinación y la otra imagen, la de la familia campesina, donde la mujer ayuda con la siembra, cosecha y venta, emancipándose con cada paso que da,  impresiones contrastantes entre tradición  y  progreso.

En Myanmar muchas mujeres usan para su ritual de belleza cotidiana la aplicación de una pasta blancuzca obtenida de la corteza de los arboles, conocida como Thanaka para protegerse contra los rayos UV, conservar su juventud e incluso, prevenir enfermedades de la piel y respiratorias, propiedades que ya han sido confirmadas por investigadores europeos sobre el tema. Ese país también es el hogar de más de 300 etnias diferentes y durante muchas generaciones se han destacado las mujeres de los pueblos de la provincia de “Chin”, tatuándose su rostro completamente como símbolo de fuerza y dureza, una práctica ancestral  que se empleaba en el pasado en defensa propia para evitar el rapto por  los reyes birmanos, camuflando así su singular belleza y seguir  con  sus vidas. Myanmar se puede considerar como un país aún muy conservador y el cabello largo de las mujeres sigue siendo una de las características principales de la belleza femenina y  desde tiempos remotos ha sido una costumbre casi sagrada donarlo para una “buena causa” como lo ha siso la restauración de templos y pagodas. El simple hecho de enterarnos que 100, 000 mujeres estuvieron dispuestas a cortárselo para  este fin hace apenas un par de años, habla por sí mismo sobre las convicciones y el sacrificio  de ellas. Noticias como éstas nos puedan impactar de muchas maneras, ya que son  muy opuestas a  las costumbres occidentales y por ende son preceptos sociales poco comprensibles.  Por otra parte,  existen estadísticas en torno a la sobrevivencia de muchas familias que tienen que subsistir con aproximadamente $ 70 Pesos diarios,  ligeramente superiores al salario mínimo en México  y en donde las mujeres están dispuestas a vender su cabello a buen precio  para mantener a sus familias, mostrando así una voluntad extraordinaria para salvaguardar y proteger a sus familias. Así, Myanmar presenta realidades muy contrastantes, entre ritos y belleza natural, riqueza cultural  y un enorme  espíritu de entrega de sus mujeres que han enfrentado grandes luchas y  alcanzado pequeños logros, tratando de reafirmar su papel en una sociedad muy dividida entre tradiciones ancestrales y las nuevas  tendencias globales,  en un marco de política y una realidad económicamente inestable y donde las mujeres  muestran con hechos y firme decisión día a día su camino hacia  la  tan soñada  equidad de género…

 

P.S.: Notas sobre las mujeres en Myanmar http://www.eluniversal.com/internacional/120902/las-mujeres-de-myanmar-venden-su-cabello-para-sobrevivir

 http://www.theatlantic.com/magazine/archive/1958/02/the-women-of-burma/306822/.

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