Crisol Internacional: “Hacia el extremo ecológico, Isla Aigrettes, Mauricio”

Al ritmo que avance el verano para muchos se va concretando el sueño de unas vacaciones, tiempo de descanso o relax y que tal vez nos permite conocer lugares desconocidos, poco explorados o exóticos. Cada uno de nosotros tiene su propio plan de cómo gozar esta temporada tan esperada durante muchos meses. Bien sabemos que las vacaciones se han convertido en una necesidad real para descansar del trabajo y de las rutinas. Hoy en día, el promedio mundial del tiempo dedicado a las vacaciones asciende a aproximadamente a 20 días y en México se destinan alrededor de 10 días a los viajes, tiempo suficiente para cambiar de aires y de “recargar la pila” como se dice comúnmente.

Afortunadamente alrededor del mundo aún existen muchos lugares recónditos y poco conocidos que nos pueden brindar la oportunidad de una aventura extraordinaria y también de experiencias nuevas y muy memorables, como son los viajes hacia el continente africano, geográficamente relativo lejos de México y tal vez no en el “Top Ten“ de los destinos más buscados y concurridos. Sin embargo, hablando de África, sus 54 países encierren mucha historia, leyendas y cuentos expresados a través de sus culturas ancestrales, así como sorprendentes maravillas naturales y una gran hospitalidad de sus pueblos nativos y migrantes a pesar del paso del tiempo y la modernidad.

Para sorpresa de algunos África también posee seis grandes islas que son: Cabo Verde, Comoras, Mauricio, Reunión, Santo Tomé y Príncipe y Seychelles y de éstos se desprenden más de un centenar de diminutas islas, algunas realmente paradisiacas, como últimas fortalezas naturales, o esfinges ecológicas como lo es la Ile aux Aigrettes, ( Isla de las garzas) situada en la costa de Mahebourgh, en la Bahía de Grand Ford, al Sureste de Mauricio, siendo una Reserva Natural desde hace ya casi 60 años, que se extiende a lo largo de 26 hectáreas protegidas por la Mauritian Wildlife Foudation (MWF), preservando a las especies endémicas que ahí viven. Los archivos históricos correspondientes también revelan que: “Durante la Segunda Guerra Mundial fue una base militar británica, momento en el que se destruyó gran parte del bosque original.” Por tal motivo la Fundación MWF adoptó el objetivo de restaurar la flora y la fauna que originalmente había. Cabe mencionar también que el nombre de Ile aux Aigrettes procede de una colonia de garcetas “Aigrettes” que vivieron ahí durante los años 1600 descubiertas por el navegante portugués Pedro Mascarenhas.

Así como la gran Isla de Mauricio resulta ser uno de los últimos paraísos terrenales, lo es también “Aigrettes” y una excursión hacia ella nos permite descubrir sus maravillas naturales, especialmente para seguir el gran “Sendero del Dodo”, ave ya casi mística. Además, en esta ruta se encuentran varias otras especies endémicas de la fauna y flora de la isla, como por ejemplo el “Fodi”, una paloma de color rosa nativa de Mauricio, asimismo cernícalos que pertenecen a la familia de los falcones y escíncidos o lagartos, tortugas gigantes Aldabra y también para los amantes del suspenso murciélagos gigantes.

Aigrettes es una gran reserva ecológica debido a su flora que no solamente consta de un denso bosque de ébano, conjuntamente de casi veinte especies de plantas mauricianas, algunas ya en vías de extinción o muy raras, como la palma de botella, el ébano, la Dracaena concinna, el Diospyrosegrettarum entre otros. Por las crecientes amenazas tanto naturales como las generadas por el hombre la Fundación MWF ha intentado volver a introducir especies raras como el “Gecko de Gunther” y ciertas orquídeas. Afortunadamente la labor de la fundación ha sido positiva y ha contribuido notablemente a conservar y rescatar especies amenazadas, así en el año 2007 un estudio certificó que la Isla de Mauricio protegió con éxito varias especies de aves y dentro de ellas un grupo de cinco especies al borde de la extinción, siendo una de las mayores historias de éxito de conservación vegetal que cualquier otro país en cualquier parte del Océano Índico. Asimismo, la misma fundación busca recabar fondos mediante la venta de souvenirs para preservar a las especies o reintroducir las menos comunes.

Retornando al Sendero del Dodo, vale mucho la pena recordar su triste historia pero a la vez muy significativa para la conservación presente y futura de las especies, ya que hoy día es un símbolo innegable de la extinción de las especies. Según investigaciones científicas: “El Dodo se descubrió en 1581 y lamentablemente desapareció de la Tierra debido a las actividades desmesuradas e inconscientes del hombre.” Asimismo, como vestigio de su existencia solo quedaron un pico, una pata y algunas pinturas históricas. Posterior y afortunadamente se encontraron restos de sus huesos, que junto con las pinturas, han servido para hacer modelos de la especie. Según los estudios respectivos: “El Dodo era un ave de la familia de las palomas que vivía en la Isla Mauricio en el Océano Índico.” No obstante, en esta isla no existían depredadores y además había alimento en abundancia, por lo que, con el tiempo fueron poco a poco perdiendo la capacidad de volar y con ello poder defenderse de los depredadores. Se estima también que: “El Dodo, también llamado, Dronte, media aproximadamente 1 metro y pesaba entre 13 y 25 kilos. En 1598 llegaron a Mauricio los primeros marineros portugueses, quienes al ver esta peculiar ave que no volaba y no les tenían miedo la llamaron “dodo” que en su lengua, significa “estúpido.” Cabe agregar que “Los dodos por sus características eran muy fáciles de cazar por lo que en los siguientes años, los barcos que pasaban por la isla cazaban muchos dodos para alimentar a sus tripulaciones. “ Además, con el arribo de los barcos también llegaron otras especies de animales como lo fueron cerdos, ratas, macacos, gatos y perros, los que también se alimentaron tanto de los dodos como de sus crías y huevos hasta causar su extinción en 1660…

En memoria de esta legendaria ave una estatua de bronce de un Dodo da la bienvenida a esta bella isla, llevándonos “Al extremo ecológico en la Isla Aigrettes”, recordándonos a la vez que nuestro viaje por la tierra es pasajero ya sea este corto o largo, lo que únicamente depende de nosotros y del rumbo que quisiéramos elegir como humanidad: el de sumar o restar, construir o destruir….o citando a la ya fallecida ambientalista y ganadora del Premio Nobel Wangari Maathai de Kenia: “Cada pequeña cosa que haces realmente importa, y ayuda a construir un mundo en el que quieres vivir…”

P.S.: fao.org/4/y1997s/y1997s0p.htm https://elpais.com/elviajero/lonely-planet/2022-08-18/praslin-gorea-y-otras-12-islas-de-africa-en-las-que-hay-que-perderse.html, http://dodoac.org/index.php/por-que-dodo