Crisol Internacional: ”¡¿La hora feliz…momentos de hospitalidad…?!"
Bien hemos afirmado en repetidas ocasiones que “los viajes ilustran”… y que siempre nos dejan muchos recuerdos, historias, remembranzas y anécdotas para compartir, hayan sido agradables o desafortunadas y nuestra memoria con el paso del tiempo y de los años es capaz de recordar algunos episodios y momentos muy especiales. Además, siempre puede haber alguna nueva experiencia que permite que surja y que nos hace aflorar aquel momento que tanto disfrutamos y que deseamos eternizar y al que tal vez lo llamamos “La hora feliz…” o por lo contrario, situaciones que son mejor borrarlas de nuestra mente y vida, aquellos que sin embargo ahí quedan como un traguito amargo o incluso lastimoso…
En el contexto de los viajes, tanto las experiencias culinarias como las de transportes y alojamiento nos quedan grabadas y motivan la interrogante sobre el tema de la HOSPITALIDAD y su significado original, así como de su evolución a través del tiempo y por supuesto, su interpretación y ejercicio en términos reales y prácticos; al respecto consultando el diccionario de la Real Academia Española se nos ilustra que la hospitalidad significa: “Piedad, caridad que se ejercíta con los pobres y peregrínos, recogiéndolos y dándolos de comer.“ A la vez y en términos más modernos también se traduce como: “una predisposición, e inclinación, que disponen algunas personas y que las lleva a acoger y brindarle una asistencia totalmente desinteresada a quienes se lo solicitan a causa de una necesidad que padecen.” En todas estas definiciones no nos debemos olvidar el origen etimológico de la palabra “hospitalidad” que viene del latín “hospitalitas” y que durante el Imperio Romano significaba “un marco legal bajo el cual se acuartelaba a los soldados en fincas de civiles romanos, ya que las leyes romanas obligaban al dueño de una finca a proveer comida y cobijo a los soldados acuartelados y a su vez prohibían el abuso de la requisa por parte de los soldados.” Siendo incluso aquellas leyes de las “hospitalitas” codificadas según las fuentes históricas por el Emperador Arcadio en el año 396 D.C.
En los tiempos actuales el término de la hospitalidad está ampliamente difundido y está reconocido e incluso certificado mundialmente y para algunos identificado y nombrado en el sector turístico como “la industria de la hospitalidad.” No obstante, brindar hospitalidad, es decir ofrecer una recepción cálida con atenciones especiales, como si algún extraño en apuros fuera un miembro más de la familia, lo que afortunadamente prevalece y aún puede ocurrir en cualquier momento en cualquier parte del mundo; dándonos la oportunidad de convertirnos en un buen anfitrión lo que realmente NO nos cuesta demasiado, sino tener CONFIANZA en vez de inseguridad, dudas y prejuicios ante personas desconocidas. Generalmente son las personas que han pasado por penurias durante sus viajes, especialmente aquellas ocurridas en el extranjero, las que siguen valorando y cultivando la HOSPITALIDAD, retribuyendo oportunamente con ayuda inmediata ante una situación inesperada. Tal vez actualmente el espíritu hospitalario aún sigue intacto en las pequeñas comunidades, lejos de escenarios delictivos, donde la mayoría de las personas se conocen y la visita de un foráneo es motivo de sorpresa, alegría y encanto al poder compartir lo mucho o poco que se tiene y en todo momento esforzarse para dar lo mejor. Afortunados todos los que hemos podido vivir, gozar y apreciar de esas muestras de genuina hospitalidad, invitándonos a una comida, un techo, compañía y dándonos consejos cuando más lo necesitábamos.
Pero, ¿cómo vivir la hospitalidad en estos tiempos postmodernos, agitados, algo enajenados y tangiblemente frágiles en lo humano…? Al respecto todos estamos conscientes de que como humanos SOMOS SERES SOCIALES, necesitados de “apapaches” o manifestaciones de apoyo y poder convivir y compartir. De hecho nuestro ciclo de vida desde que nacemos hasta que morimos está acompañado por atenciones, satisfacción de necesidades y deseos…, y la HOSPITALIDAD que bien también podríamos asociar con los valores de generosidad, amabilidad, tolerancia y desde luego la confianza que representa justo eso “amor (afecto o bondad) a los extraños y necesitados”…Pero esta virtud No puede existir, si no creemos en nosotros mismos y si no valoramos más el “TENER QUE SER”, que el interés y el dinero nos motive y mueva más que el estrechar una mano solidaria….
Aún cabe una reflexión final sobre la naturaleza del “servir a los demás”…y cómo nos puede afectar positivamente en nuestro desarrollo y crecimiento personal integral. Bien afirman los psicólogos que: “El servicio consiste en hacer algo por el otro, algo que uno puede y sabe hacer y los demás necesitan. Esta acción nos permite desarrollar la posibilidad de amar a través de las acciones y desde ahí vivir la generosidad por el hecho mismo de que en el servicio se entrega el propio ser.” Pero bien sabemos también que este deseo de servir a alguien tiene que ser honesto venir de nuestro corazón y eso apenas se da cuando comprendemos que la HOSPITALIDAD ES UNA VIRTUD, tal vez aprendida desde la cuna en el seno familiar y transmitida por generaciones, pero la que tal vez se originó y desarrollo a partir de un suceso lamentable, de infortunio , cuando la experiencia propia nos toca la mente, convirtiendo algo negativo en algo positivo y esforzándonos por multiplicarlo…y así tener muchos “Momentos de hospitalidad…y horas felices” o bien como lo expresaba el escritor norteamericano Ralph Waldo Emerson: “La buena hospitalidad es sencilla, consiste en un poco de fuego, algo de comida y mucha quietud…”
P.S.: https://www.definicionabc.com/social/hospitalidad.php
https://www.cesuma.mx/blog/vivir-la-hospitalidad-en-lo-cotidiano.html
https://www.forbes.com.mx/la-hospitalidad-es-fundamental-en-una-sociedad-que-busca-el-amor/