Crisol Internacional: “La pequeña, gran mentira…”
Alguna vez se han preguntado el porque la gente nos miente…o porque nosotros mismos estamos como coloquialmente se dice “echando cuento” o haciendo ciertos malabares con la verdad y con los hechos reales? Pues, al parecer es un tema tan complejo, como universal y que sin duda existe en nuestras relaciones y en nuestra sociedad actual. Como bien lo resumen algunos psicólogos: “La mentira está a la orden del día. Desde las más altas esferas políticas y económicas hasta en la intimidad de la alcoba… decir la verdad no siempre es el camino elegido.” Tal vez ya hemos pasado por momentos en que apreciamos, que decir la verdad puede provocar peores resultados que mentir y por lo mismo algunos tienden a menudo a utilizar esa alternativa mintiendo. Para mentir hay que tener o crear una versión falsa de un hecho o de una idea, que se diferencia conscientemente de otra versión del mismo hecho o idea que es real y que por lo tanto intencionalmente se selecciona una exposición falsa que será comunicada Por lo tanto no se puede mentir por error ni inconscientemente…
Si en esta reflexión sobre la mentira nos fuéramos guiando ya sea por doctrinas o mandamientos religiosos, entonces encontraríamos muchas coincidencias en los principales dogmas, que nos exhortan y resaltan el “NO MENTIR”, fundamento que con el paso del tiempo han sido sujeto a muchas interpretaciones y controversias, como por ejemplo: “Mentir o engañar en nombre de un Dios o del profeta para defender un dogma”, lo que realmente resulta no sólo contrario sino que está alejado de los ideales y principios originales. Asimismo, revisando la filosofía clásica de la Antigua Grecia, encontramos el “modelo educativo” o la idea de la paideía que se refería a la formación de los niños; a través de la “paideía” se buscaba transmitir conocimientos técnicos y especialmente VALORES para que cada individuo pudiera integrarse con éxito a la sociedad y cumplir con sus deberes cívicos. Según las investigaciones históricas y lingüísticas posteriores, “es posible afirmar que la paideía, en este marco formativo, era una manera de comprender la educación como un proceso que pretendía educar ciudadanos virtuosos y aptos para la participación plena en la vida cívica de la polis.” Explicado de otra manera, la educación con buenos valores, es decir basada en el respeto y la honestidad ya eran pilares para la buena convivencia desde las más antiguas civilizaciones.
Han pasado más de veinte siglos en los que se ha insistido en el tema de la “HONESTIDAD” y “HONRADEZ” de los hombres, interpretando “honesto” como la virtud de un hombre o de una mujer decente, recatado/a y decoros/a., mientras que “honrado es el que procede con honradez y que siempre obra con integridad y justicia” y por lo mismo respeta las leyes y normas sociales prevalecientes. Una vez aclarado estos dos conceptos generales, podemos entrar al “confuso mundo de los pequeños y grandes “Pinocchios”, tratando de entender lo qué está pasando a nuestro alrededor: ¿CUÁLES SON LAS RAZONES DEL PORQUE MUCHAS PERSONAS, (INCLUYÉNDONOS A NOSOTROS MISMOS), TIENDEN A MENTIR?...Al respecto estudios recientes de la psicología conductista española han revelado que mentimos por muchos motivos, y que aunque NO lo crean! “Decir mentiras puede ser útil para protegernos en situaciones de riesgo, pero también puede ser perjudicial y hasta consecuencias graves si se hace para ocultar un problema no resuelto.” Entonces, algunos convertimos la mentira en un juego pero luego nos enfadamos cuando nos mienten…
Revisando las posibles razones del porque se dicen mentiras podemos encontrar lo siguiente: la naturaleza humana desde temprana edad está dotada y regulada por un mecanismo de auto-defensa y protección. Así, cuando una persona anticipa un castigo por algo que ha hecho, puede mentir para evitar el castigo. Una situación clásica la observamos en los niños pequeños cuando han hecho alguna travesura, escondiendo desde las piezas de un jarrón roto hasta las envolturas con restos de chocolates. También se puede presentar un incidente en el que estamos a punto de decir algo que se nos puede revertir, los cual nos motiva a decir otra cosa que no sea realmente cierta o verdadera para desviar la atención. Existen también mentiras muchas más profundas y complejas generadas para llamar la atención de los demás. Personas que quieren ser aceptadas socialmente, no por la necesidad humana básica de pertenecer a un grupo, sino porque creen que “sin los otros no son nada”, por lo tanto, están dispuestas a mentir. Una posible situación de esta índole se puede presentar cuando alguien que comienza a trabajar en una empresa y para lograr empatía o el interés y el afecto de los demás, se inventa que sufrió la pérdida de un ser querido, esperando que de este modo consiga que los demás le muestren interés y preocupación y se acerquen…
Indudablemente, “mentir” requiere de un doble esfuerzo y no hace falta recordar una vez más las fatales consecuencias de “Pinocchio” a raíz de su mentira inicial. Porque forzosamente por un lado, debemos recordar lo que dijimos, por si acaso nos lo vuelven a preguntar y también, porque los hechos reales se recuerdan más que los inventados. Por otro lado y por lo general el mentir, nos obliga a crear más mentiras para dar coherencia y apoyo a la primera. Tal vez también en ocasiones nos hemos topado con “mentiritas para darnos importancia”, “para halagar”, “para quedar bien” o “por interés”, es decir para conseguir algo de otra persona o grupo. Justo ahí está la delgada línea de la MANIPULACIÓN y del CONTROL sobre la vida o incluso el patrimonio de los demás, que puede evolucionar convirtiéndose en un delito, jurídicamente catalogado, llámese engaño intencionado, estafa, fraude o corrupción, entre muchos otros malestares generados por las mentiras en las sociedades modernas y que consecuentemente serán perseguidos por la autoridad competente.
Sin embargo, y en claro contraste con lo anterior, nada tienen que ver las mentiras, que se generan o que van acompañadas por una clara intención positiva, como la “mentira piadadosa”, que envolviendo con dulces palabras o gestos que “podemos sacar de la manga”, cuando por ejemplo, nos sorprenden en una cena con un platillo verdaderamente poco apetitoso, fingiendo entonces algún malestar estomacal, una cita a última hora o nuestra repentina preferencia por alimentos veganos… siendo esto una “mentirita o un cuento” con buena intención y sin el afán de ofender, molestar y mucho menos herir a alguien…
Después de haber conocido a algunos de los motivos más comunes sobre “La pequeña, gran mentira”, cabe la interrogante final de ¿si es bueno o malo mentir? y definitivamente NO! no hay excusa o como coloquialmente se dice de vuelta de hoja, ya que mentir representa una falta de respeto hacia la persona y peor aún, puede llevarnos a una ruptura o pérdida de confianza y/o amistad, dejando además problemas SIN resolver y generando nuevos para el futuro, lesionando además una buena relación o amistad. Por ello al respecto bien decía el poeta inglés Alexander Pope: “El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera…”
P.S.http://www.comie.org.mx/congreso/memoriaelectronica/v10/pdf/area_tematica_08/ponencias/1329-F.pdf,
https://es.quora.com/Qu%C3%A9-diferencia-hay-entre-ser-honesto-y-ser-honrado
https://www.psicologiaflexible.com/es/razones-la-gente-miente/
https://psicologiaymente.com/psicologia/efecto-pinocho-nariz-mientes