• werr
  • wer
  • weeee

Crisol Internacional: “Leblouh en Mauritania, cicatrices de una tradición”…

Escrito por Andrea König Fleischer en Viernes, 27 Enero 2017. Publicado en Crisol Internacional, Cultura, Equidad de género, Sociedad

Aún  está lejos el Día Internacional de la Mujer, pero sigue presente el eco de las recientes marchas masivas y gritos de protesta de mujeres de todas las nacionalidades, inconformes con la llegada de un nuevo Presidente y una nueva era política de los Estados Unidos y sus posibles repercusiones para el mundo. En estos momentos actuales ¿Quién realmente escucha  en medio de tanto ruido y publicidad el reclamo de unas niñas africanas? Niñas que representan el futuro de la humanidad, la esperanza de su pueblo y la base para recuperar el respeto y la dignidad antes que sea demasiado tarde. Lejanas voces del mañana que también existen y murmuran en varios de los rincones de México y en muchas otras partes del mundo y que aún no han sido escuchadas con atención…

Los hechos que todavía ocurren en Mauritania, país del Noroeste africano, vecino de Senegal, Mali, Argelia y la reciente República Sahaurí Democrática controlada por Marruecos, parecen insólitos y se relacionan con como una cruel práctica contraria con todos los Derechos Universales del Niño (1959), ya que las niñas pequeñas entre cinco y trece años  de edad de las zonas rurales  de ese país son tradicionalmente POR BELLEZA ALIMENTADAS A LA FUERZA Y ENGORDADAS, práctica conocida como Leblouh,  alistándolas  así para un matrimonio  pre-arreglado. Sin embargo hoy hay quienes se oponen a esta dolorosa y peligrosa  costumbre que es totalmente contraria a la salud e integridad humana. En esa región del mundo históricamente una niña o mujer se le considera bella, rica y socialmente adaptada, mientras más obesa sea y en contraste, las delgadas sufren marginación y desprecio. El Leblouh data de tiempos coloniales cuando los árabes pensaban que cuánto más rico es el marido, menos tareas hace su esposa y por lo tanto, tiene tiempo para sentarse, descansar y comer por lo que aumentaría de peso, siendo esto un símbolo de status, social bienestar y riqueza. Hay testimonios actuales sobre los daños causados en las pequeñas y cada vez se levantan más voces en contra de esa  tradición atávica de los Tuareg. Al respecto, la joven comerciante mauritana Mariam Mint valientemente revela que “sabe de muchas niñas que fueron engordadas con grandes cantidades de comida y obligadas atomar leche de vaca y cabra para casarlas y la mayoría de ellas se enfermaron. Me siento triste cuando las veo constantemente sufriendo por presión sanguínea, hipertensión y problemas del corazón. Las niñas que no se acaban las comidas pueden ser castigadas de una forma brutal”…

Quizás en Occidente estamos familiarizados con el clásico recordatorio de “ándale…cómete tu sopita… o no dejes las verduras, termínate todo” y de ciertas amenazas o pequeños castigos. Asimismo, tenemos una noción acerca de la relativa escasez y el desperdicio de los alimentos a nivel global, PERO tener que comer hasta que literalmente nos podemos enfermar y nos podría explotar el estómago,  ingerir aproximadamente  16, 000 calorías al día,  no solamente suena mal, sino lo es para la salud en todo los aspectos, provocando daños y trastornos irreversibles del aparato digestivo, del corazón y del cerebro, creando una obesidad crónica que representa una doble carga de malnutrición que difícilmente puede ser sanada, aparte de haber generado recuerdos traumáticos de una infancia lastimada y forzada que debía haber ocurrido de otra manera…

Cuando una quinta parte de la población vive por debajo del mínimo de subsistencia, con aproximadamente  el equivalente de $ 30 Pesos Mexicanos diarios, surgen muchas interrogantes para una nación, sus gobernantes, sus organizaciones y sus habitantes, así como también para la comunidad internacional de cómo poder socorrer y a la vez respetar tradiciones y costumbres por un lado, pero por el otro, fomentar un desarrollo y progreso social equilibrado. Hoy Mauritania cuenta con menos de 4 millones de habitantes y el legado de la colonia francesa aún se percibe en algunas de sus  impresionantes construcciones, así como en algunas  costumbres y maneras de actuar. Sin embargo, después de más de medio siglo de Independencia (1960),  todavía persisten tensiones étnicas y sociales entre su población mayormente árabe, descendientes de las tribus nómadas, kewri y bereberes y los “recién llegados” o herederos franceses. La realidad socio-política de Mauritania está circunscrita por un vasto pero árido territorio con climas extremos, limitado por uno de los desiertos más grandes y conocidos del mundo, el Sahara que restringe un desarrollo pleno de la nación, cuya población ha tenido que limitarse a la franja costera y algunas comunidades como oasis en el interior. Las constantes sequías y repentinas tormentas de arena vuelven la vida más dura, austera y difícil para todos y especialmente para  las mujeres, que tienen que  redoblar sus esfuerzos para salir adelante en una lucha por sus derechos que aún están muy lejos de lograrse y mucho menos equilibrarse …

Existen programas de género como los que  ya ha implementado el Fondo de Población de la ONU en Mauritania y se observan algunos cambios favorables pero muy  lentamente en las nuevas generaciones, “más mujeres caminando por las calles… antes casi no se veían según los testimonios, hoy empiezan a salir, algunas ya a trabajar, hacer ejercicio, mientras que muchas de sus madres siguen en casa sufriendo las consecuencias de una obesidad culturalmente arraigada.” Organizaciones como UNICEF y Humans Right Watch han realizado estudios con la intención de informar y crear conciencia sobre las prácticas del Leblouh y  que a pesar de todos sus riesgos y peligros para la salud muchas madres tradicionales se rehúsan todavía a renunciar.  Se estima que la vieja costumbre del Leblouh aún se practica en un 75% de las comunidades rurales de Mauritania y así a diario hay un número creciente y considerable de víctimas de engordamiento forzado ingresando al Hospital Nacional y los centros de salud, donde los mismos médicos reafirman que “es difícil erradicar la cultura de alimentación forzada en Mauritania, es algo muy enraizado en las mentes y corazones de las madres mauritanas, particularmente en donde las pobladoras no educadas creen ciegamente en la tradición”. A pesar de todo,estos estrujantes testimonios nos deberían motivar para reflexionar sobre un consumo razonable de los alimentos, la preservación de costumbres y especialmente los derechos humanos,  particularmente los Derechos de los Niños para ayudar que estas “cicatrices de una tradición” pueden  empezar a sanar…

 

P.S. Sobre la tradición del Leblouh https://afrofeminas.com/2015/09/25/3516/, incluye vídeo

http://mexico.cnn.com/historias-extraordinarias/2010/10/17/mujeres-de-mauritania-luchan-contra-la-tradicion-de-engordar-a-la-fuerza

Para profundizar en aspectos de nutrición: http://www.bvsde.ops-oms.org/texcom/nutricion/mata.pdf

Acerca del Autor

Déje un comentario

Estás comentando como invitado.