Crisol Internacional: “Mi insoluble YO….”
Cuando de personalidad, identidad y carácter se trata podemos encontrar un verdadero mundo colorido y lleno de estereotipos, manifestaciones y expresiones del YO…referidas también en muchas lenguas con solamente dos letras y en otras hasta con seis y de ellas como por ejemplo en bielorruso la palabra “mianmie”. No obstante e irrefutablemente, desde nuestro primer aliento hasta el último el YO nos acompaña siempre y así nuestras emociones, pensamientos y estados de ánimo, ya sean alegres, tristes, enojados, disgustados, miedosos o sorprendidos, que son a la vez identificados por los psicólogos como las emociones básicas universales. Es decir aquellas manifestaciones con las que cualquier individuo sobre la Tierra puede expresar su YO según la circunstancia y en el contexto socio-cultural que sea. A la vez la simple y compleja palabra “YO” en español arroja aproximadamente 6,280,000,000 resultados en los buscadores en un tiempo récord de apenas 0.54 segundos y con eso se convierte en una palabra o más bien dicho en un concepto sumamente citado. ..
Pero, realmente somos tan importantes como individuos en el mundo actual o figuramos más como un conjunto a través de acciones colectivas…? Primeramente habría que aclarar que cuando nos referimos al “YO” no se trata de una simple expresión egoísta y mucho menos egocéntrica, sino de una relación íntima enfocada hacia un autoconocimiento y a la consciencia de nuestro comportamiento y acciones individuales, tanto hacia notros mismos como hacia los demás y eso con el simple objetivo de cuidarnos y vivir más plenamente. Bien afirman algunos psicólogos que “Nuestro YO representa nuestra identidad, nuestra esencia y la imagen que establecemos con nosotros mismos en relación al mundo que nos rodea.” A la vez y según la edad y el grado de madurez de cada uno nuestro Yo puede ser “moldeable”, a veces hasta “frágil o vulnerable”, encontrándose literalmente “en construcción”, y sabiendo que como seres sociales que somos, vamos conociéndolo o mejor dicho conociéndonos, gracias también a la relación que mantenemos con los demás. Así, habrá personas capaces de “sacarnos de quicio” y otras que pueden “convertirnos en una mejor versión de nosotros mismos”, sin olvidarnos de que en el fondo del asunto toda acción depende de nuestra propia actitud hacia la vida misma….
En este contexto, vale la pena también reflexionar sobre nuestro rol cambiante en la comunidad y sociedad, asimismo la relación que sostenemos con nuestra familia, nuestros amigos, compañeros de estudio o trabajo aspecto que se vuelve relevante y nos permite tomar consciencia sobre nuestra relativa “gran pequeñez” en relación con el mundo entero…Sin embargo, nuestro esfuerzo cotidiano por ser mejores, más leales íntegros a los buenos principios y vivenciando y proyectando valores humanos puede marcar la diferencia de nuestro “Insoluble Yo…”; un YO dispuesto a ser humilde, tolerante y adaptable para poder “escuchar con el corazón lo que los ojos no ven a simple vista…” como bien expresó el escritor francés Antoine de Saint –Exupéry.
Pocos adjetivos conllevan tantas connotaciones como “insoluble”, que puede significar incomprensible, oscuro, complicado, espinoso, misterioso, secreto y hermético pero también inseparable, firme, resistente… y justo y así la naturaleza humana, nuestro YO es un paisaje de muchas tonalidades, una sinfonía compuesta de muchas notas, una construcción de muchos edificios y un sendero con muchas bifurcaciones y elecciones a tomar…
No cabe duda que a lo largo de nuestra vida también buscamos otros “YO´S” afines al nuestro, que tal vez se convierten en nuestros buenos amigos o compañeros y quizás hasta la pareja y definitivamente son con los que más nos identificamos por algún motivo. A la vez, con y a pesar del progreso y avance de las tecnologías las relaciones humanas siguen adoptando nuevas facetas y expresiones lingüísticas, como por ejemplo tener ahora los amigos virtuales, los que tal vez conocimos a través de las redes sociales con un perfil (real o creado) y con los que “chateamos” o platicamos, en su mayoría de asuntos superficiales o “temas “ lights”, “subiendo o bajando nuestras historias según el posible impacto, la moda o nuestro estado de ánimo…Lo notable de esta nueva forma de relación y comunicación de nuestro YO es que se ha vuelto más cauteloso, quizás superficial o trivial…y TODOS participamos y contribuimos de una u otra forma a este nuevo “modo communicatis”, lleno de imágenes, “stories”, “memes” y “ads” (publicidad de todo tipo) que empiezan a llenar nuestras vidas…
En este nuevo mundo digital NO debemos perder nuestro “Norte”, ni nuestros principios, ideales y objetivos y mucho menos nuestra esencia del “YO”, es decir tenemos que mantener una equilibrada y consciente relación con nuestro cuerpo y nuestra mente. Resulta realmente relevante mantener una imagen clara y objetiva de nosotros mismos…tratar de NO inflar nuestro ego, aparentando ser alguien que realmente NO somos con tal de agradar o complacer a otros porque a la larga nos va a costar no solamente dinero, energía y tiempo, sino también amor propio y sacrificio al pretender, ostentar y presumir. Cuando ocurre el “autoengaño” y la tendencia de “echarle la culpa a los demás” nuestro YO puede pasar por un torbellino de emociones encontradas y es necesario serenarse y reflexionar para asumir las responsabilidades de nuestras propias acciones que nos han llevado y conducido a nuestra vida y condición actual; si bien como lo aconsejan los expertos en el tema “ sin infravalorarse o juzgarse”…O como lo expresó atinadamente el escritor británico Aldous Huxley: “Sólo hay una pequeña parte del universo de la que sabrás con certeza que puede ser mejorada, y esta parte eres tú…”
Así, no habría más que agregar que el procurar vivir en armonía con nuestro “insoluble YO”, siendo honestos con lo que realmente somos, viendo más allá del horizonte y la representación mental que nos hemos ido haciendo con el paso del tiempo. Necesitamos mirar más hacia adentro de nosotros para poder ser mejores con nosotros mismos y con los demás. Para lograrlo, cada uno a su propio ritmo, ayudándonos con la meditación y también con el ejercicio constante tanto físico como mental, incluyendo el actual y muy en boga “mindfulness” que realmente se basa en técnicas de respiración e introspección ancestral para mejorar nuestro YO y vivir más plenamente…
https://crearsalud.org/relacion-con-el-yo
https://www.mibucle.com/ar/notas/vision-personal--que-futuro-quiero-construir
