Crisol internacional “Recordatorio femenino de Somalia”
Por supuesto que uno o una se podría preguntar, ¿por qué escribir, leer y escuchar sobre el escenario de mujeres en Somalia, mujeres en una zona de desastre y de crisis humanitarias, políticas y sociales, que allá se han convertido en “el pan, o más bien la tortilla de cada día”? A veces es una noticia, una película o el no tan simple contacto con el exterior que nos motiva de ver más allá de nuestro horizonte, o como solía decir a menudo a mis estudiantes “Más allá del Mogote”, y literalmente brincar de nuestra zona de confort para interesarnos por otras realidades y culturas. Precisamente cuando tuve la oportunidad de ver recientemente la película de “Capitán Phillips” basado en un hecho real de piratería por rebeldes Somalís en el Océano Índico, me pregunté qué estaba atrás de estos salvajes hombres y la ahora ya multicitada frase “ I am the Captain now”. Somalia resulta ser una zona geográfica de la cuál poco sabemos y algo sospechamos, especialmente de sus habitantes mujeres: abuelas, madres, hijas, hermanas, tías y amigas que unen sus lazos y caricias como en cualquier parte del mundo. Mujeres al parecer con identidades muy diferentes y opuestas a las de Occidente. Mujeres que cubren sus cabezas y hombros con mantos estampados con motivos tradicionales; la mayoría devota a la religión musulmana, que prohíbe a la mujer descubrir su cabeza en público.
Somalia, en un pasado remoto fue reconocido por los antiguos egipcios, pasó a ser colonia portuguesa, española, británica, francesa e italiana, hasta lograr su independencia apenas en 1960. Tal vez fueron los antiguos conquistadores y colonizadores que dejaron a esta tierra, ubicada en el citado “Cuerno de África” (es decir en la parte Noroeste, con fronteras hacia el Norte con Etiopía e Ybuti y al Sur con Kenya, limitada al Este con el Océano Índico como frontera natural y con huellas históricas muy marcadas que parecen tatuajes y “ piercings” de la época colonizadora, seguidos por un saqueo intenso de sus yacimientos minerales. Es un Estado joven que aún no logra consolidarse como tal, cuyo lema es “Patria o muerte”, donde los derechos humanos fundamentales como la libertad de expresión y de asociación, aún están muy lejos de garantizarse en una constitución que apenas nació con el nuevo milenio y que los mismos disturbios, revueltas y conflictos internos entre las diversas etnias y tribus han motivado, pareciéndose más a una guerra civil, que a la esperanza de paz y libertad. La violencia bélica, criminal y doméstica en esa región se han convertido en factores que atentan directamente en contra del bienestar y la salud de la población: destrucción de la infraestructura básica y de las áreas de cultivo en grandes partes del país perturban directamente el suministro y acceso a los servicios básicos.
Hablar de las mujeres Somalí, resulta delicado y más si únicamente en tiempos pasados, estuviste cerca, pero no directamente en el lugar o en los sitios. No obstante, es justo por haber estado en relativa cercanía que inspira la reflexión y el escrito, es como abogar por la hermana o amiga, es cómo hacer eco en la oscuridad de un bosque tupido. En el mejor de los casos, las mujeres Somalíes tienen en promedio una esperanza de vida de sólo 50 años, es decir la edad madura de la mujer occidental y según las estadísticas recientes de la ONU, solamente una de cada cuatro mujeres ha tenido la oportunidad de aprender de leer y escribir… Ser mujer Somalí también puede significar aún en muchas zonas del país tener que someterse a la “circuncisión”, tema absolutamente tabú en muchos países del mundo… tema delicado que es reflejo de ritos y costumbres ancestrales… Estamos tocando fondo con algunos de estos datos y al hacerlo, tocamos fondo en nuestra consciencia… Recordar a las mujeres en Somalia implica también recordar enfermedades infecciosas como la tuberculosis, gastrointestinales, VIH/ SIDA y la malaria que se propagan con una velocidad vertiginosa, ya que los mismos disturbios y revueltas internos no han permitido que avance la ayuda médica y que apenas uno de cada dos habitantes tuvo el acceso a este servicio y la vacuna correspondiente durante el año 2011. Baste imaginar solamente el siguiente dato según ACNUR (Agencia de la ONU para los Refugiados) que casi 400, 000 refugiados Somalíes, en su gran mayoría mujeres y niños pequeños, (prácticamente el 95% de la población de B.C.S.) viven actualmente en un solo campamento de refugiados en Dadaab, en el noreste de Kenia, “muchos de ellos huyeron de su país después de la caída del régimen de Siad Barre en 1991, pero otros huyeron por la sequía en años recientes.” Según estimaciones por organizaciones de ayuda humanitaria de las Naciones Unidas e independientes hay aproximadamente 370 000 personas, y en su gran mayoría mujeres que viven en jacales o chozas improvisadas con ramas, lonas, retaceos de tela o cartón, que las vuelven aún más vulnerables a las tempestades naturales y de violencia. Quizás estos datos nos ayudan a valorar un poco más a nuestras propias vidas, libertades y sobre todo comodidades, especialmente atesorando cada gota de agua y trozo de pan. Ser mujer, vaya no es fácil a ninguna edad y en ninguna parte del mundo, sin embargo que bello pensamiento poder despertar y gritar “soy libre” en todos los sentidos de la palabra. Las mujeres de Somalia han tenido un pasado triste, en su mayoría con una vida muy corta y llena de pesadumbres, pero también tienen la constante voluntad de luchar por sus familias, su porvenir y mostrar entre ellas la solidaridad de ayudar, levantarse después de estas adversidades y seguir adelante.
Afortunadamente, hay también “buenas nuevas”, ya que a partir del 2010 las Naciones Unidas instalaron una oficina de UNPOS (United Nations Political Office for Somalia) con una sección especial dedicada al trabajo de género para complementar los esfuerzos y trabajos actuales en torno a la paz y reconciliación en Somalia; así como también se debe mencionar la muy loable labor de la organización Save Somali Women and Children (SSWC, ganadora del Blue Ribbon Peace Award for Women Leadership en 2005)) creando centros artesanales, talleres de costura, construcción de pozos y hasta el establecimiento de cafés con internet significan avances con programas educativos, de orientación, apoyo, asistencia técnica y emprendimiento de la mujer Somalí, que a pesar de sus carencias y sufrimientos cotidianos tiene todo el derecho de ser escuchada y recordada…
P.D: Más datos sobre el país, y sus mujeres, encontrarás en: http://www.unicef.org/infobycountry/somalia_statistics.html
Comentarios (2)
María José
Victoria
gracias, saludos.