Crisol Internacional: Remembranzas y retos de una nación fragmentada: Serbia
Si tratáramos de hacer un estudio genealógico de nuestras familias; es decir buscar sistemáticamente a nuestros antecesores, progenie familiar, parientes y especialmente a nuestros antepasados, es muy probable que nos lleváramos una que otra sorpresa sobre el verdadero origen geográfico y étnico de aquellos miembros poco recordados, quizá medios olvidados y muchos otros sorpresivamente desconocidos de nuestro linaje. Hace apenas dos años la revista norteamericana “Science” descubrió el árbol genealógico más grande de la humanidad, formado por 13 millones de personas pertenecientes a once generaciones que reflejan adicionalmente las migraciones ocurridas por personas que cruzaron continentes y también que indican la posible influencia de los genes durante 500 años. Hallazgos tan insólitos como este, nos motivan a la reflexión sobre los lazos familiares y también amistosos que existen entre los seres humanos y que indudablemente representan una profunda invitación al respeto y a la tolerancia hacia otros pueblos, ya que genéticamente la gran mayoría de nosotros tenemos y portamos material hereditario de diversas civilizaciones y culturas y, por ende, también tenemos vestigios, ritos y costumbres de variadas religiones.
Es más, de acuerdo con los arqueólogos, “casi todas las personas en la Tierra son emigrantes, ya que la humanidad se originó en África hace unos 200.000 años y a continuación se esparció por todo el mundo, Europa, Asia, Australia y América. Hoy en día hay unos 200 millones de emigrantes en el mundo, y los problemas y oportunidades relacionadas con la emigración son acaloradamente debatidos por los políticos.” Al respecto podríamos coincidir con el periodista Boris Altner y bautizar al siglo XXI como “la era de los inmigrantes.”De tal forma que prácticamente todos somos descendientes de migrantes y muchos de ellos provienen de lejanas y vastas regiones como la de los Balcanes que está comprendida por Albania, Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, Croacia, Grecia, República de Macedonia, Montenegro, Rumania, Serbia, incluyendo también a Kosovo y Turquía de donde en los últimos 200 años emigraron aproximadamente 15 millones de personas. Además, según el Consejo Europeo, desde 1991, la guerra y los procesos de la trágica “limpieza étnica” han provocado el desplazamiento de más de cinco millones de personas, de las cuales un 20% han abandonado de forma temporal o permanente el territorio de la antigua Yugoslavia.
Histórica y políticamente los Balcanes son una región compleja y a la vez fascinante, aunque también ha dejado sombras oscuras por los crímenes de guerra ocurridos, constantes conflictos étnicos y raciales que tristemente siguen pasando en algunas de estas zonas. Serbia, o bien oficialmente la República de Serbia, ubicada en el centro de la península balcánica, limita al Norte con Hungría, al Este con Rumania y Bulgaria, al Sur con Albania y con Macedonia del Sur y al Oeste con Bosnia y Herzegovina, Croacia y Montenegro. Esta vasta región en la Edad Media fue el antiguo Imperio serbio fundado en 1217, para posteriormente ser conquistado en 1459 y ocupado por los otomanos durante casi cinco siglos. Después recuperó por un periodo corto su independencia siendo entonces incorporado a la República Federal Socialista de Yugoslavia en el siglo XX y finalmente resurgió como un Estado Independiente en el año 2006, mismo que hoy busca la unidad nacional y un mejor porvenir para sus más de 9 millones de habitantes.
Geográficamente la joven nación se encuentra territorial y literalmente en una encrucijada geográfica y cultural entre la Europa Central, la del Sur y la del Este. No cuenta con un acceso al mar, pero posee la frontera natural de 580 km de longitud que le ofrece el siempre recordado rio Danubio, ubicado al Este y también cuenta con una red de 2000 km de ríos y canales navegables que han facilitado históricamente el comercio y las comunicaciones con el resto del continente. Serbia cuenta además con extensas zonas boscosas y montañosas, siendo la tierra del lince europeo, hábitats que conjuntamente hoy están protegidos y considerados como eco-regiones o reservas naturales, formando un paisaje extraordinario que apenas se está recuperando tras la guerra de los Balcanes y los bombardeos que dejaron un medio ambiente cargado de productos químicos tóxicos afectando a los seres humanos y también a la fauna…
En la actualidad Serbia definitivamente sigue enfrentando diversos retos, tanto en lo social como en lo político y también en lo económico, debido según la opinión internacional a la fragmentación y administración, discutible, de su territorio que provoca un proceso lento de transición de su economía. Hoy la joven República se aclama como un Estado multi-confesional, donde conviven siete diferentes grupos étnicos: serbios, croatas, bosnios, húngaros, gitanos, yugoslavos y montenegrinos. Cada grupo con sus tradiciones y lenguas propias y diversas que sin duda agregan riqueza cultural que no siempre es compatible por la contraposición de costumbres que a veces generan una auténtica prueba para garantizar la vigencia de los derechos humanos. En los últimos años la llegada de más de medio millón de refugiados y desplazados de las regiones circundantes ha impuesto a esta tierra llena de historia y nostalgia un nuevo desafío, el de vencer los prejuicios y la discriminación para poder enfrentar unidos el futuro de más de 9 millones de serbios, que con orgullo nacional recuerdan en estas “Remembranzas y Retos” a su gran físico, matemático y célebre inventor Nikola Tesla, que a pesar de haber nacido en aquellas tierras revueltas y tormentosas y que entonces pertenecían al Imperio Austro-Húngaro, fue capaz de descubrir los secretos del universo, afirmando:“ Solo el conocimiento y la ilustración pueden traer la paz”.
