Crisol Internacional: “Un bicho muy peligroso- El Ébola”
Desde tiempos remotos ha habido plagas, epidemias, enfermedades contagiosas y enfermedades de alto riesgo, sin embargo, gracias a la adquisición de conocimientos científicos suficientes para tratarlas y el desarrollo de vacunas y procedimientos muchas de esas amenazas se han logrado controlar, aunque esto es mucho más reciente. De hecho, en toda su historia, el hombre solo ha sido capaz de erradicar por completo la viruela. La Organización de las Naciones Unidas a través de sus organismos especializados ha ayudado para que más personas tengan acceso a los servicios de salud básicos, la inmunización, el saneamiento del ambiente y el agua salubre, logrando así diversos e importantes adelantos relacionados con la salud mundial, entre los que podemos mencionar: el aumento general de la longevidad promedio, la reducción de la mortalidad infantil y un cierto control de las enfermedades infecciosas. No obstante, viajar siempre implica asumir riesgos de diversa índole, desde los naturales, económicos hasta los que puedan afectar a nuestra salud, pero a pesar de ello a la mayoría de nosotros nos gusta por muchos motivos viajar. Cabe mencionar que durante las últimas décadas también se ha registrado el aumento de la resistencia a los medicamentos de muchos de los agentes patógenos causantes de las enfermedades, la aparición de nuevas enfermedades, así como también un constante incremento del volumen de los viajes internacionales. Hay zonas en el mapamundi que actualmente están calificadas como de alto riesgo para la salud, como es el caso actual de Guinea, Liberia y Sierra Leona ubicados en la porción Sur de África Occidental, particularmente en las aldeas remotas cerca de la selva tropical donde las enfermedades infecciosas vuelven a proliferar, como ocurre con el brote de un virus llamado Ébola que hace casi 30 años, en 1976 había causado la muerte de 280 personas en la República Democrática del Congo y que ha resurgido de una manera dramática, causando una creciente preocupación no solamente entre la comunidad de los científicos, médicos y autoridades internacionales encargados de la salud mundial, sino también en la población y específicamente de aquella que por motivos de trabajo tiene que desplazarse a estas regiones, es decir doctores, enfermeras, trabajadores de la salud, corresponsales, reporteros y gente de negocios.
Según la Organización Internacional de la Salud (OMS), el virus del Ébola (EVE) provoca en el ser humano una enfermedad homónima, antes conocida como la fiebre hemorrágica del Ébola. Sus brotes tienen un peligroso índice de mortalidad hasta de casi un 90%. La transmisión de este agresivo virus al ser humano se da a través de animales salvajes y se propaga en las poblaciones humanas por contagio de persona a persona, a través de los fluidos corporales (saliva, sangre, orina, etc.), pero afortunadamente no por medios de dispersión aérea. Se considera además que los huéspedes naturales del virus son los murciélagos frugívoros de la familia Pteropodidae. Hasta este momento no se ha encontrado un tratamiento específico completamente comprobado ni para las personas, ni los animales infectados. El virus ya se ha presentado en cinco diferentes cepas: BDBV, EBOV y SUDV que son las que se han asociado a grandes brotes de EVE en África; al contrario de las variedades RESTV y TAFV que sólo han aparecido o evolucionadodurante los últimos años. La cepa RESTV fue encontrada en Filipinas y China y puede infectar al ser humano, pero hasta ahora afortunadamente no se han comunicado casos de enfermedades ni de muertes de personas debidos a ella. Como ya se mencionó, el contagio a la población humana del EVE se produce por contacto directo con órganos, secreciones u otros líquidos corporales de animales o humanos infectados. En distintas partes de África Occidental y Central, desde la República Democrática del Congo, hasta Costo de Marfil, Uganda, Gabón y Sudán se han documentado casos de infección asociados al contacto con chimpancés, gorilas, murciélagos frugívoros, monos, antílopes y puercoespines infectados que se habían encontrado muertos o enfermos en la selva. Acciones tan cotidianas como dar la mano o compartir un vaso o los cubiertos utilizados por una persona enferma son potencialmente contagiosas. Los signos y síntomas de la enfermedad son la aparición súbita de fiebre, debilidad intensa y dolores musculares, de cabeza y de garganta, lo cual va seguido de vómitos, diarrea, erupciones cutáneas, disfunción renal y hepática y en algunos casos, hemorragias internas y externas. Los análisis clínicos de los pacientes infectados muestran una disminución del número de leucocitos y plaquetas. El riesgo del contagio mientras que el virus esté presente en la sangre y en las secreciones es inminente y el periodo de incubación (tiempo desde la infección hasta la aparición de los síntomas) oscila entre 2 y 21 días. Lamentablemente no hay todavía una vacuna contra el EVE; se han probado varias, pero aún no hay ninguna disponible para uso clínico generalizado. Los pacientes infectados requieren de cuidados especiales y en muchos casos intensivos, debido al alto grado de deshidratación y con ello de un peligro inminente de muerte.
La Organización Mundial de la Salud con sede en Ginebra, Suiza, (OMS) ha elaborado una lista de verificación de las precauciones generales que se han de adoptar en la asistencia médica a los pacientes con enfermedades de alto riesgo de contagio, protocolos que están sujetos a constantes actualizaciones, debido a la complejidad y velocidad de la propagación o mutación de los virus y otros agentes infecciosos. Esas precauciones están concebidas para reducir el riesgo de transmisión de agentes patógenos, entre ellos los de origen sanguíneo. Su aplicación universal ayudará a prevenir la mayoría de las infecciones transmitidas por exposición a sangre o líquidos corporales. Se recomiendan como precauciones generales cuando se atienda y trata a cualquier paciente, independientemente de que sea un caso de infección presunta o confirmada. Estas técnicas o procedimientos representan el nivel básico de control de las infecciones e incluyen la el uso de equipo de protección personal para evitar el contacto directo con sangre y líquidos corporales, higiene de las manos, la prevención de los pinchazos de aguja y las lesiones con otros instrumentos corto-punzantes y también en forma adicional, un conjunto de medidas de control ambiental. Por ello es también muy importante resaltar la labor humanitaria, heroica e incansable diría yo, por el alto riesgo y sacrificio que implica para las cuadrillas que trabajan, en su mayoría voluntarias y que atienden estos casos y que luchan contra ella en el centro mismo de la infección, con contactos directos y cotidianos con personas infectadas para tratar de controlarla y para brindar un alivio y esperanza de vida a las personas enfermas. Ahora bien, desde el resurgimiento del virus EVE se ha creado un cerco sanitario alrededor de los países en la actualidad afectados, incrementando las medidas de seguridad en los aeropuertos tanto de los países africanos, como mundialmente y la misma OMS ha solicitado los esfuerzos coordinados con las autoridades competentes para contener la propagación del virus del Ébola, estableciendo medidas directas relacionadas con el control de los viajes y los pasajeros. Sierra Leona ha impuesto regulaciones legales muy estrictas de hasta dos años de prisión por esconder enfermos de Ébola, ya que la ocultación de enfermos resulta otro factor muy preocupante tanto en éste país como en Liberia, donde abundan los casos y el miedo a la estigmatización social. Los familiares se tornan así no sólo en posibles víctimas del contagio y de la posible estigmatización social. Hay distintos escenarios de otras zonas, dónde los pacientes son sacados por la fuerza de los centros de salud, hechos que obviamente agravan los riesgos de contagios masivos. Algunas líneas aéreas han suspendido los vuelos a Liberia, Sierra Leona y Guinea, países que en este momento constituyen el epicentro del virus. Entonces, ¿dónde queda la esperanza? Tal vez no exista una varita mágica como en los cuentos de hadas, pero indudablemente la investigación científica dotada de suficientes recursos financieros, materiales y humanos especializados, así como una facilitación de trámites correspondientes más eficaces podrían ser las claves para superar la crisis epidemiológica que se ha desatado en África Occidental, prueba de ello son los recientes experimentos con el método denominado pequeña interferencia de ARN ó siRNA, del inglés small interfering RNA, que consiste en el suministro de una cápsula que contiene una proteína, conformada por 21 pares de bases moleculares de cadena doble, que bloquean la transcripción o replicación del virus, es decir, la capacidad que tiene este “bicho muy peligroso” para copiarse y duplicarse a sí mismo y seguir el contagio dentro de las células del huésped que infectó, en otras palabras crear anticuerpos suficientemente robustos para poder proporcionarlas técnicas bioquímicas y genéticas que de forma experimental dan ilusión de salvación a por lo menos 30,000 personas en actual riesgo…
P.S. Avisos generales sobre la salud http://www.cinu.mx/temas/salud/ , datos sobre el Virus del Ébola, http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs103/es/, datos y mapa de enfermedades tropicales: http://www.efesalud.com/noticias/el-mapa-mundial-de-las-enfermedades-tropicales/
El ciclo del Ébola: http://elpais.com/elpais/2014/08/09/media/1407595020_722065.html