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Crisol internacional: Una luz en la obscuridad

Escrito por Andrea König Fleischer en Lunes, 03 Marzo 2014. Publicado en Cultura, Equidad de género, Opinión

Juegos para trabajar la interculturalidad en el aula de Primaria

El tiempo dedicado  a la reflexión en nuestras vidas debería durar más que unos cuantos instantes  y tener el efecto que tiene el primer rayo de luz al amanecer; así sucede con la formación de un crisol. Seleccionando una definición apropiada de la palabra “crisol” nos encontramos con: “Recipiente hecho de material refractario, que se emplea para fundir alguna materia a temperatura muy elevada” (Real Academia Española, 2001). Al bautizar esta sección del portal “Sudcalifornios” ambiciosamente como Crisol internacional,se persiguió justo eso: la creación de una  fusión cultural; expresando  situaciones y circunstancias para crear puentes de comunicación y abrir un abanico de tolerancia y de mayor comprensión hacia temas de interés mundial, con un enfoque prioritario hacia las mujeres, y compartiendo información para su  procesamiento en las  mentes críticas y reflexivas de nuestros lectores.  Para  todos aquellos  que  han podido seguir durante las últimas cinco semanas los rayos surgidos de  este crisol, notarán que hemos podido darle la primera vuelta al mundo, visitando cinco países en cinco continentes diferentes, experimentando sus contrastes y también sus similitudes; observando choques culturales y reflejos con nuestra realidad.  Para todos aquellos que no tuvieron la oportunidad de hacerlo, se presenta una breve reseña sobre lo ya recorrido. Este viaje lo iniciamos originalmente en Somalia, África, trazando ahí un “Recordatorio femenino” que trató despertar una mayor sensibilidad hacia las mujeres de esas zonas muy marginadas y remotas y por ende casi olvidadas, que viven en circunstancias precarias, donde a pesar de nuestros adelantos tecnológicos y científicos , apenas llega la ayuda humanitaria. Posteriormente nos trasladamos hacia el Ártico y sus intrépidas minorías, los Sámi,  que habitan en Laponia. Asimismo se dibujó un retrato  sobre un  pueblo autóctono con un estilo de vida natural, rustico y por su naturaleza, bello y único, con un sentido de admiración por sus mujeres, costumbres y tradiciones originales y por la vida misma. El siguiente tramo de nuestro recorrido fue más complicado de lo pensado, al tratar de volar hacia lo más alto de los Andes y sumar una aportación sobre la existente inequidad de género con el segmento “Machooo Pichu”, tratando de qué la icónica balada de “El Cóndor Pasa” entonara la actualidad en aquella región y evidenciando con sus notas algunos de las principales inquietudes sobre las mujeres en Perú. Después, desde Sudamérica se emprendió una nueva excursión cultural hacia Oceanía, específicamente hacia la isla de Papúa Nueva Guinea, agilizando la mente hacia los “Recuerdos culturales y temperamentos ancestrales”, poniéndonos en mágico contacto con las tribus aborígenes de esa isla y valorando los primeros estudios antropológicos realizados por una brillante y ejemplar mujer, Margaret Mead. Terminamos este primer recorrido en Georgia, difícil “zona de estudio”, porque se podía convertir en  una  zona de miedo,  teniendo que vencer los fantasmas impuestos por los medios masivos de comunicación y por otros espectros derivados de los prejuicios; pero si se lograron trazar  algunos contrastes y contradicciones culturales de una nación en plena reconstrucción histórica, geopolítica, social y económica, haciendo eco en la problemática  actual de sus mujeres y el innegable estado de fragilidad  para devolverles y reflejarles un poco de brillo  a través del Crisol.

En síntesis, esta primera vuelta del Crisol internacional al Planeta, trató de identificar y unir algunos de los principales elementos culturales como son las diversas costumbres, tradiciones, historias, políticas, religiones, lenguas y folklores, para darnos cuenta de que México, y particularmente Sudcalifornia comparte semejanzas con el resto del mundo. Tristemente aquí y allá aún prevalecen varios de los aspectos que encontramos reflejados en las culturas ya exploradas, en donde las mujeres viven en condiciones difíciles, donde existen madres solteras, víctimas de violencia intrafamiliar, embarazos precoces, abusos e impunidad.  A la vez, aquí y allá,  hay mujeres que han podido superar esas circunstancias y problemas, luchando cotidianamente contra muchos obstáculos como la ejemplar mujer Sámi, que comparte tareas y obligaciones con su pareja en lugares tan desolados o  también, con situaciones parecidas a las de mujeres andinas, que se enfrentan a verdaderas telarañas legales para hacer valer sus derechos.  El Crisol ha reflejado, observando imágenes de aquí y de allá, las  líneas paralelas que existen en las  diversas partes del  mundo ya  recorridas. Sin duda nos resultó admirable la fortaleza de la mujer aborigen de Papúa Nueva Guinea, así como la fe inquebrantable de la mujer musulmana en Georgia, y no se trata simplemente de estar de acuerdo o no con lo descrito y narrado, sino tratar de despertar el espíritu hacia esas realidades que se nos escapan por las distancias y por el desconocimiento. Por ello el Crisol, fiel a su definición quiere fundir la pasión por el conocimiento y especialmente provocar un cambio de actitud hacia lo desconocido. En otras palabras, tomar una profunda respiración y decir: “Me interesa…y más aún, yo puedo actuar.”

Toda cultura constituye el resultado de un largo proceso evolutivo en que cada respuesta produce nuevas preguntas, las que a su vez generan nuevas respuestas. La cultura y sus  elementos implican al mismo tiempo el traspaso de valores, de armonías, de dominio e igualdad y especialmente de diferencias. Cabe, por lo tanto, percibir la cultura desde el punto de vista de la complejidad como un mosaico y  fundirla a través de un Crisol, para producir  homogeneidad en sus diferencias,  e  integración en sus desigualdades  y conflictos, siendo a su vez el conflicto la fuente de una nueva creación. La cultura misma nace del conflicto y sus ideales son a menudo mitos y metáforas para la superación de las diferentes disyuntivas entre las personas. El descubrimiento de las diferencias se convierte así, en estímulos de comunicación y de enriquecimiento mutuo, como también en la posibilidad de  igualdad y nos anima a compartir, a tomar conciencia de la comunidad y de la convivencia humana. Entonces, la interculturalidad planteada a través de los cinco artículos ya presentados, revela como de un Crisol de culturas  surgen nuevas formas y expresiones, nuevos contenidos y por supuesto, luces que cada vez brillan más fuerte en una oscuridad que antes parecía  misteriosa e impenetrable…

 

P.S. Definitivamente puede resultar interesante y desafiante la lectura ya clásica sobre relaciones internacionales de: Samuel P. Huntington: Clash of the Civilizations, Simon & Schuster,  1987. En forma sintetizada visite el link: http://www.hks.harvard.edu/fs/pnorris/Acrobat/Huntington_Clash.pdf

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