Crisol Internacional: “Una Pascua diferente, Letonia”
Si de conmemoraciones y celebraciones oficiales se tratahay alrededor del mundo un sinnúmero de diferentes festividades y ceremonias y en cuanto a fechas especiales como lo son la SEMANA SANTA yhay muchas formas de cómo celebrar o recordar la historia y la fe. Sin duda uno de los elementos culturales más destacados y distintivos de un pueblo son sus costumbres y tradiciones, de las cuales las fiestas, religiosas o no, forman una parte significativa, dándole identidad y carácter a toda una nación. Según las fuentes históricas en Europa desde tiempos muy remotos en el primer Concilio de Nicea en el año 325, se estableció la fecha de la Pascua como el primer Domingo después de la luna llena tras el equinoccio de primavera en el hemisferio Norte, convirtiéndose a la vez en una celebración solemne y alegre. Durante este día tan especial se llevan a cabo en distintos partes del mundo procesiones religiosas, así como celebraciones litúrgicas muy variadas. Estas costumbres del Domingo de Resurrección varían en el mundo cristiano siendo la decoración de los huevos de Pascua algo común y compartido por muchas naciones occidentales y también lo es en la poco conocida Letonia, que está situada en el Mar Báltico y que no es la excepción de conservar esta tradición.
Letonia actualmente es una nación con apenas 2 millones de habitantes, y tiene como vecinos al Norte a Estonia, Lituania y Bielorrusia al Sur y Rusia al Este. Letonia cuenta además por su posición geográfica con acceso muy fácil para todo viajero, ya que está relativamente cerca de los países nórdicos, de Alemania, Polonia y las demás naciones del Centro y Este de Europa. Históricamente fue poblada por tribus indoeuropeas y ocupada posteriormente en el siglo XII por la orden teutónica durante las Cruzadas bálticas, sometida posteriormente durante siete siglos por fuerzas extranjeras para ulteriormente formar parte del Imperio ruso hasta que finalmente lograra su Independencia en 1991, uniéndose al movimiento democrático de los países bálticos. A pesar de las constantes invasiones y conflictos bélicos esta tierra ubicada entre llanuras, páramos y pantanos es de los pocos pueblos que han conservado su lengua original indoeuropea original, denominada letón. Más recientemente y desde el año 200 Letonia forma parte de la Unión Europea, así como también de la Organización del Atlántico del Norte (OTAN).
Definitivamente viajar a Letonia representa elegir un destino diferente y alternativo, lleno de aventura y a la vez con calma, y una visita hacia lo poco común o desconocido. Baste con dar un paseo por su ciudad capital Riga que nos espera con sorprendentes trolebuses para literalmente trolear y recorrer sus callejones y nostálgicas avenidas admirando el estilo arquitectónico del Art Nouveau que ya forma parte del Patrimonio de la UNESCO, así como también poder contemplar las típicas casas de madera que encierran muchas historias del pasado y del presente, como también algunos los barrios de la ciudad. De la misma forma los aficionados a los trenes podrán recordar su época soviética que probablemente pensaríamos que ya no existía más que en aquellas películas de espías e intrigas de la Guerra Fría. Otro aspecto singular y a pesar de que algunos viajeros comentan que el ciudadano letón se conduce con distancia y cierta frialdad, su corazón es cálido y el matriarcado juega un rol preponderante hasta la fecha. Viajar por el Báltico permite rescatar un poco de nuestra consciencia histórica y de las tradiciones, es someterse al mismo tiempo a una espiral multicultural de civilizaciones nórdicas, germanas y rusas, descubrir sus riquezas y también es aprender a respetar el derecho de las minorías. Tal como lo anuncia el lema de la misma Unión Europea, “la unión es la diversidad” ,y a la vez la riqueza multicultural es la riqueza del hombre moderno. Pasearse por Letonia es la oportunidad de poder viajar en un entorno familiar, desconocido y conocido a la vez, lejano y distante del resto de Europa, que la hace especialmente atractiva durante todo el año, ya que sus señoriales castillos nos invitan a revivir la historia en un mundo moderno. Además cuenta con tupidos y misteriosos bosques llenos de senderos poco explorados, enmarcados por pintorescas aldeas como aquellas cerca del Parque Nacional Gauja que ejerce una singular fascinación mágica sobre sus visitantes. Para los amantes del mar y de los paisajes prístinos, la costa letona de Kurezme ofrecerá playas de color crema de Vent-spils y al Norte en Kolka, donde el Mar Báltico y el Golfo de Riga se encuentran como si fuera una reunión casual entre viejos amigos que siempre se reconocen, recuerdan y estrechamente conviven…
Ahora bien la Pascua definitivamente tiene un significado especial en Letonia, ya que también en esta región del mundo y especialmente tras inviernos largos y muy fríos se celebra el solsticio de la primavera, la muy esperada llegada de la primavera. Letonia ha sido capaz de fusionar tradiciones ancestrales como la celebración de la semana silenciosa, o klusä nedëla que se conmemora una semana antes de la Semana Santa y que comienza el Domingo de Ramos o bien, el Domingo de la Zargatilla en Letonia, así como también el Jueves Verde y el Viernes Grande; hasta que ocurra el Domingo de la Pascua persistiendo una tradición que consiste en darse golpes con ramas en flor de la zargatilla, mientras que se repiten las mantras tradicionales, que representan “la salud dentro y la enfermedad fuera.” En medio de estos rituales también hay aquellos que afirman que el Jueves Verde y el Viernes Grande despierta los malos espíritus, las brujas y los hechiceros y que se dedican a hacer maldades por lo que durante estos días hay que tener un cuidado especial…
Así las tradiciones en Lituania definitivamente nos preparan una “Pascua Diferente”, ya que para complementar las costumbres letoneses, éstas recomiendan que el Domingo de Resurrección hay que madrugar para ver el amanecer, lavarse la cara en un arroyo que fluya o discurra hacia el sol naciente, para así según los creyentes obtener salud, belleza y agilidad mental. Otra de las tradiciones más típicas es cocer, colorear y comer muchos huevos, porque para ellos el huevo es el símbolo del sol y se asocia con la vida y la fertilidad. En Letonia las familias y amigos en estos días de celebración se regalan huevos y hasta realizan juegos con ellos lanzándolos, ya en estado cocido, como si fueran canicas o columpiándolos para espantar los mosquitos del verano. Asimismo colorear los cascarrones es todo un arte, expresando con ello la creatividad y el carácter original de un pueblo asentado en Letonia.
P.S.: https://www.lonelyplanet.es/europa/letonia
https://www.evaneos.es/letonia/viajes/por-que-visitar/
http://spainlatvia.blogspot.com/2012/04/la-pascua-en-letonia-lieldienas-latvija.html