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Crónicas sudcalifornianas: LAS EVALUACIONES QUE SIGUEN

Escrito por Eligio Moisés Coronado en Martes, 04 Agosto 2015. Publicado en Historia, Narración

Bien por la reforma educativa que promovió y, autorizado por la Constitución, está poniendo en ejercicio el presidente Peña Nieto, pese a los factores que se le han opuesto en reacción ya esperada (de acuerdo con Newton) pues ven en ella cambios inminentes que se les anunciaron y ya les están resultando adversos.
 
   Es la evaluación --a la que se quiere emparentar con el coco de los exámenes-- elquid del asunto, sin explicar que evaluar es, rotundamente, señalar el valor de algo, estimar, apreciar, calcular su valor, estimar los conocimientos, aptitudes y rendimiento de alguien --según explica el lexicón de la Academia de la Lengua-- para diagnosticar, corregir y mejorar.
 
   A estas alturas estamos enterados vastamente de los argumentos expresados en ambos sentidos, pero casi a nadie convence la versión simplista que otorga a la reforma el mote de laboral, y a la evaluación el calificativo de punitiva.
 
   Lo importante es que se está aplicando el proceso evaluador que va mucho más allá de una serie de exámenes y que con propósitos aviesos se ha querido demonizar mediante sofismas que los desinformados ingieren y difunden con facilidad.
 
   Bien por la evaluación que es parte sustancial de la reforma educativa porque permitirá que sólo accedan, permanezcan y crezcan laboralmente quienes demuestren que poseen aptitud, capacidad y disposición para asumir a plenitud la trascendente función de educar en este país.
 
   Para asegurar calidad educativa, pues.
 
   Si pretendemos calidad en nuestro sistema educativo tenemos que aceptar y exigir que accedan a él los mejores; la sociedad mexicana tiene indisputable derecho a ello porque es la parte que paga, y el que paga manda.  
 
   Mas el asunto debe ir asimismo a todos los ejercitantes de oficios y profesiones, en particular a quienes pagamos sus servicios con nuestros impuestos y aportaciones: abogados, arquitectos, cronistas, ingenieros, médicos,  servidores públicos y todos los demás, pero también a quienes cubrimos honorarios personales, con tarifa fija o arancel a discreción: albañiles, carpinteros, electricistas, mecánicos, meseros, notarios, plomeros, sacerdotes...
 
   O sea que deberá llegar el momento en que cada uno de ellos, antes de que contratemos sus servicios nos presenten sus respectivos estados actualizados de evaluación realizada por instancia confiable, ya que de otra manera nadie nos garantiza el eficiente desempeño de su trabajo que esperamos y merecemos.
 

Como es frecuente que ahora ocurra...

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