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Crónicas sudcalifornias: UNA FECHA, UN DOCUMENTO Y UNA TRADICIÓN

Escrito por Eligio Moisés Coronado en Martes, 02 Febrero 2016. Publicado en Crónicas Sudcalifornias, Historia

El 5 de febrero de 1944, día de la fundación de la hoy Benemérita Escuela Normal Urbana de esta capital sudcaliforniana, pareciera ser fecha coincidente, por mera casualidad, con la del aniversario de la Constitución de Querétaro, promulgada en 1917.

Ello lo aclaró públicamente, hace algunos años, la señora Carolina Escudero de Múgica en un acto en que la comunidad de la por entonces cincuentenaria institución recordó a su ilustre fundador, el general Francisco J. Múgica, quien en carácter de gobernador, comandante militar y delegado de Educación Pública del distrito Sur de la Baja California, dispuso que la nueva casa formadora de maestros fuese inaugurada el 5 de febrero de aquel año.

¿Por qué el 5 de febrero? Fue explicado aquella vez por la propia viuda del personaje, para quien "la fecha de más trascendencia en su vida era la del 5 de Febrero, pues estaba ligada a sus más caros ideales, cristalizados en la Constitución del ´17."

Múgica fue jefe político de esta mitad peninsular de 1940 a1945. Revolucionario excepcional y hombre de su tiempo, sabía que la educación y la cultura son sustentos insustituibles de desarrollo social.

Por eso, entre otras varias realizaciones, fundó también la escuela de Música de La Paz, construyó el teatro de Todos Santos y trajo maestros de prestigio a servir a la gente que de tal modo cosechó frutos consistentes de las convicciones, las inquietudes y los afanes del egregio exiliado.

Después de haber gobernado con su proverbial talento y honradez a esta parte del país, presentó su renuncia ante el presidente Manuel Ávila Camacho, a petición de un distinguido grupo de sudcalifornianos, bajo la consideración de que este pueblo había alcanzado madurez cívica para que de su seno emergieran los ciudadanos capaces de dirigir el destino de esta tierra. Cumplió así con sus principios y se pasó a la lucha del Frente de Unificación Sudcaliforniano (FUS) por la autodeterminación de este pueblo.

Habla todo ello de vigor moral, de fuerza innovadora, de congruencia entre el querer y el pensar, el decir y el hacer; de impulso hacia el servicio a los demás. El resto es obra consecuente porque la semilla de los empeños del gran michoacano penetró en el suelo fértil del alma regional, del normalismo que florecía desde entonces en los cañaverales de Todos Santos y los datileros de San Ignacio; en la esencia magisterial de este pueblo, que se hace maestro a la menor provocación.

El acta fundacional es un sencillo pliego en que se declaró solemnemente inaugurada la nueva casa de estudios. La firmaron el propio gobernante, por supuesto, Abel Camacho Guerrero, un general Morales Sánchez, María Luisa Arámburo viuda de Alvarado, María Luisa Piñuelas, Margarita O. De Mena, Beatriz Flores, Ramona Agramont de Lizardi, Isabel Macías de Calderón, Laura Núñez, María del Carmen L. de Carballo, María Guadalupe Peña, Luis Rodríguez Chávez, Benito Beltrán Beltrán, Francisca G. De Amador, César Piñeda Chacón, Williams de Brerost, Concepción Casillas Seguame, F. García Wong, Susana Cota de Calderón, Ramona A. De Santana, Adelina Fiol de Geraldo, Claudia Núñez D., Susana D. de García, María del Pilar Dávalos, José Rosario García Sánchez, Martina G. de Delgado, Rufino Arnaut, Amparo Dávalos, Natalia Verdugo, Elisa E. viuda de León y Julio C. Beltrán.

Eran las 17:30 horas de aquel día en el teatro "Ángela Peralta" de la escuela secundaria "José María Morelos y Pavón", donde luego operó el cinema "La Paz", por Belisario Domínguez entre 5 de Mayo e Independencia.

Así, el incansable luchador, el revolucionario imponderable, el constituyente sin tacha, afirmaba su posición en la historia de México, ahora como gobernante que entregaba al país una escuela que más tarde se convertiría en pilar firme de su estructura educativa.

1946 vino a marcar una etapa decisiva en el porvenir de esa Alma Máter, pues fue designado para dirigirla el maestro Domingo Carballo Félix; él mismo colocó la primera piedra del edificio que en el ciclo de 1956-57 quedó en adelante al servicio de las generaciones de jóvenes que, hasta hoy, siguen llegando para prepararse en las tareas de la enseñanza.

Francisco J. Múgica y Domingo Caballo Félix son, pues, dos figuras cuyas vidas paralelas se identifican en el anhelo de coadyuvar, modestamente pero eficiente y patrióticamente, a la consolidación de los empeños que construyen al México de nuestros días, a la Sudcalifornia de siempre.       

 

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