Cultura sudcalifornia: Las ciruelas del monte
Una de las tradiciones más arraigadas en la cultura sudcalifornia, es degustar de la sabrosa ciruelita del monte durante los meses de verano. Este fruto agridulce se cosecha después de la época de lluvia gracias al ciruelo cimarrón, también llamado ciruelo del monte (Cyrtocarpa edulis), una especie endémica de Baja California Sur, sobre todo, de la región de La Paz y Los Cabos.
Las ciruelas “cimarronas” son “carnositas” y contienen un hueso muy duro conocido popularmente como chunique, cuando éste se rompe, en su interior podemos encontrar una almendrita con un sabor parecido al piñón. Las ciruelitas del monte se pueden comer frescas o curtidas con sal, preparadas con chile, salsa Valentina o chamoy, incluso, se elaboran dulces o jaleas.
Este delicioso fruto silvestre fue parte fundamental de la alimentación de los antiguos californios, especialmente de los pericúes y guaycuras; tal es su importancia cultural que su consumo influyó en la aparición de interesantes mitos e historias, como la famosa leyenda que cuenta que, si alguna vez comes ciruelas del Mogote, jamás te irás de La Paz, o si te vas siempre regresarás al Puerto de Ilusión.
Desde la perspectiva ecológica, el ciruelo cimarrón es muy importante en el ecosistema de Baja California Sur, ya que sus frutos y semillas constituyen un alimento indispensable para una gran variedad de aves y pequeños mamíferos como los juancitos, quienes disfrutan mucho de los chuniques. Además, tanto las hojas como las ramas de este árbol son una fuente alimenticia para el ganado, y su sombra permite que germinen semillas de especies de cactos nativos, los cuales de otra forma se deshidratarían.