Cultura sudcalifornia: GALLETAS RONCADORAS
La historia de la galleta marinera viene desde aproximadamente el siglo XV, cuando los navegantes de los barcos fueron poco abastecidos de víveres; estos marineros, además de pasar mucho tiempo en el mar, tuvieron la necesidad de conseguir un alimento que se pudiera conservar por más tiempo, pues debido a la escasez habían optado por el pan, pero como su duración era poca en comparación con el tiempo que pasaban en altamar, fue que los panaderos crearon el “bizcocho”, como su nombre lo indica “bis”, se cocía dos veces, elaborado por los panaderos de aquella época, especialmente para los marineros de que se trasladaban entre España y América. Naturalmente, no se trataba de un pan como el que hoy conocemos, sino tortas delgadas y poco fermentadas, de manera que la doble cocción eliminaba toda traza de humedad en las mismas y lo hacía más duradero, y vaya que ha sido duradero que se dispersaron por varios lugares de América y hasta la actualidad las seguimos comiendo, bien adoptadas aquí por los sudcalifornios. Además, porque eran muy duras, los marinos tenían que remojarlas en agua para poderlas comer, aunque nosotros preferimos tomarlas con cafecito de talega.
Se dice que las Galletas Marineras son producidas aún en lugares como Galicia, España, elaboradas exclusivamente con materias primas naturales y preferentemente gallegas y que sus ingredientes consisten en harina de trigo del país, que se mezcla con harina foránea de más fuerza que la gallega, harina y extracto de malta, mantequilla de vaca y lecitina de soja, que actúa como emulsionante y antioxidante natural, además que una galleta se garantiza con una duración de 7 meses; bueno, yo no he sabido hasta ahorita de alguien que se aguante las ganas de comérselas ni por un mes, pero tal vez los marinos de aquella época sí.
Los sudcalifornios cuentan que son las mismas las galletas marineras que las roncadoras, solo que, con el tiempo, se adoptó lo de roncadoras porque cuando las comes hacen una especie de ruido que asemeja a un ronquido, como un “ron, ron” cada vez que las muerdes y por eso le empezaron a llamar galletas roncadoras. Además de las cómicas historias que se cuentan de niños que le decían a su mamá: “La galleta se tomó mi café”, debido a que al remojarlas absorben el líquido en que las bañas.
FOTO DE CUERPO: @SoyPaula_ vía Twitter