Desahucio
En la agonía de la enfermedad, tu recuerdo me salva.
En las tardes de desesperación, tus brazos.
En el llanto inconsolable, tus besos.
Ante el futuro incierto, tus palabras.
En la continua indecisión, tu silencio.
En la lejanía de nuestros cuerpos, la promesa de tu presencia.
Tu recuerdo me salva.
Del inefable transcurrir de los días sin tu compañía.
De las madrugadas y noches en constante vigilia.
Del río de emociones desbordadas,
sin tu piel para encausarlas..
De la realidad construida de adagios, de los cuales tu nombre ya
se ha borrado.
¿Pero del miedo quién? ¿Quién me salva?
Ni tu amor, ni tu recuerdo, ni nada.