El demonio de Isaac Asimov
Isaac Asimov no era un demonio, claro está. En esta ocasión me refiero a su libro: “Azazel”. Él sí era un ser del inframundo, el cual medía sólo dos centímetros de estatura; bastante claro me quedó cuando el pedante George, quien sabía cómo invocar a Azazel, lo menciona en cada cuento. Este libro es una recopilación de diversas historias publicadas en periódicos locales en Nueva York en la década de los 80s, por nuestro querido Asimov. Isaac es considerado uno de los escritores detonantes de la ciencia ficción. Esta obra no es su obra más aclamada, pero tiene un encanto que a continuación te comentaré.
Es una lectura sencilla, digerible para todo público, redactada en primera persona. Asimov juega como narrador metadiegético introduciendo cada cuento, pero el que lleva la batuta es George, quien tiene el placer y maldición de conocer a Azazel, a quien invoca cada vez que algún amigo necesita ayuda. Isaac nunca nos cuenta de dónde viene exactamente, de hecho, se aclara varias veces que no es extraterrestre, sino un demonio que no creció en el infierno y por eso no tiene maldad. Se pone de muy mal humor cuando lo llaman porque siempre está ocupado; pero al final siempre ayuda para bien o para mal.
El conjunto de estas historias divertidas e hilarantes manejan el humor negro, el sarcasmo, la aventura, pero sobretodo, las moralejas. Supongamos que tienes un problema que bloquea y/o obstaculiza una actividad o una meta por alcanzar, le pides la ayuda a Azazel y éste hace lo posible por mejorar tu condición. Pero después te das cuenta de que no era necesario, puesto que cualquier intervención en la línea del tiempo o el destino que te depara puede atraer graves consecuencias.
Te recomiendo leerlo, pues es un tema debatible. Azazel, el demonio, ¿inocente o culpable?