EL GRITO DE INDEPENDENCIA, O ¡AAAY MIS HIJOS!…
Los hechos sepultarán las palabras (Carlos Dómine)
El obligado ¡viva México! del 15 de septiembre de este cabalístico 2013, sonó como un desgañitarse desesperado; ante esta patria nuestra, en las postrimerías de su última exhalación. Fue, como si con la derrota del Canelo, apenas un día antes, se hubiese esfumado toda posibilidad de mantenerla con vida; después de que la selección nacional de futbol, al caer ante los Yanquis, le privara al menos, de un paliativo a su agonía.
Para colmo, mientras los adalides de la enseñanza obstruían las arterias de su cerebro y corazón, Ingrid y Manuel inundaban tres cuartos de su territorio; empujando a los más pobres de sus hijos al angustioso desamparo.
Pero cuidado de rasgarnos las vestiduras… en la práctica todos somos sus victimarios, porque hemos preferido; unos más que otros; la mezquindad a sus ideales, relegándola con ello, al sótano de nuestros intereses; menospreciándola y sumiéndola en el más triste olvido.
Resulta vergonzoso que la sentida frase: La patria es primero, promulgada por el Insurgente Guerrero; y que defendió hasta la sangre, es, desde hace mucho tiempo, lugar común de discursos y celebraciones cívicas de aquellos que nos gobiernan. Palabras, solo eso, porque, ustedes lo saben (y lo saben muy bien), en la práctica, les vale un maní o un birrete… un gorro pues.
De hoy en adelante el farisaico ¡Viva México!, deberá interpretarse, mientras doblan las campanas, como fervoroso anhelo de que nuestra patria vuelva a la vida: ¡Resucite México!
Comentarios (2)
luis
J.M. Agúndez Espinoza