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El secreto código rupestre

Escrito por Ramón Ojeda Mestre-QEPD en Lunes, 29 Julio 2019. Publicado en Columnistas, Columnistas BCS , Cultura, Escritores Sudcalifornios , Historia, Ramón Ojeda Mestre

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La mayoría de las personas que viven en Baja California Sur no han visto nunca, físicamente, una pintura rupestre, un petroglifo o alguna figura cromática parietal. Eso tiene una explicación lógica: el grueso de la población de esta hermosa tierra nuestra nació fuera de aquí y llegó adulto a trabajar, no a andar de explorador o de investigador arqueológico.

Y aunque tenemos miles de sitios con arte antiquísimo, la verdad es que muchos de estos sitios no están a la orilla de la carretera y además carecemos de rutas de transporte público para ir a conocerlas, es más, son poquísimas las excursiones que se organizar para ir a apreciar uno de los valores estéticos y culturales más importantes de la humanidad con los que hemos sido favorecidos. 

Comprar un libro de Hambleton o de Crosby resulta oneroso para el 90 por ciento de las familias de BCS y mucho más si desean adquirir uno de las cuevas de Altamira o de Lascaux. Sin embargo, hoy en día, gracias a las maravillas de la pantalla digital, del internet o de “las benditas redes sociales” usted sólo tiene poner en el buscador de Google pinturas rupestres y tendrá ante sus ojos todo ese maravilloso mundo de colores figuras y mensajes de la más elevada catadura. Puede poner Prehistoric rock art o solamente rock art y en francés cave art, sin embargo, las más grandes del mundo son las de BCS, la de más grande formato llamadas gran mural y, desde luego, son las más antiguas de todo lo que hoy es México.

Para decirlo claramente, tenemos las pinturas rupestres más importantes del mundo. No las más antiguas, no las de la cueva más grande, no las alambicadas tal vez, pero sí las más grandes del mundo y por ello fueron declaradas patrimonio cultural de la humanidad en 1993 por la UNESCO. Mi amiga Irina Bokova que era la directora general antes de la actual Audrey Azoulay, dijo que  “El trabajo de la Unesco es clave para reforzar los lazos de la herencia común de la humanidad ante las fuerzas del odio y la división”, y estamos totalmente de acuerdo con ella pues el fomento a la cultura y al aprecio de estos valores estéticos, intelectuales y espirituales nos ayuda a respetar las formas de pensamiento o de expresión y las costumbres o formas sociales y culturales distintas a las nuestras. Bueno, de los más de 25 sitios de México declarados Patrimonio de la Humanidad el más antiguo e importante es precisamente el de las pinturas rupestres de la Sierra de San Francisco, en el corazón de la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno en el norte de Baja California Sur, municipio de Mulegé.

No es por presumirle, pero el arte rupestre prehistórico de la Sierra de San Francisco fue reportado por primera vez por mi paisano el jesuita Francisco Javier Clavijero en un escrito en Roma en 1789. Otros estudios fueron llevados a cabo por el erudito y antropólogo holandés Herman Frederik Carel ten Kate en 1874 (a la par del ornitólogo americano Lyman Belding, el cual estaba interesado por las aves de la región), y el erudito francés León Diguet entre los años 1889 y 1905. En el siglo XX las investigaciones fueron realizadas por Georges Enguerrand, Barbro Dahlgren, Stanley Gardner, Harry Crosby y Javier Romero. El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) se ha encargado del registro, difusión y preservación del área.

El Gobierno del estado junto con el Gobierno federal hicieron un súper video que usted puede consultar gratuitamente en http://sendarupestre.cultura-bcs.gob.mx si alguien le quiere cobrar algo por verlo, dígales que va de mi parte o de parte del Gober o de ya sabe quién. Así, con unas palomitas en su casa o una buena bebida refrescante de pitaya o de mango con mucho hielo, puede pasarse horas tratando de entender el mensaje de la gigantesca serpiente, de los venados o borregos o berrendos, de las liebres orejonas en la Cueva de la Serpiente del arroyo del Parral en la Sierra de San Francisco.

Algo no menos impresionante en esta cueva que mencionamos es el de los estilos de peinados o tocados que utilizaban en forma y arreglo de dos chongos laterales, a diferencia de otras figuras antropomórficas o humanas de otras pinturas rupestres de BCS que muestran a otros grupos con un solo chongo vertical y abultado en su cabellera. Allí verá también a algún lobo marino junto a esa pléyade de humanos admirando, custodiando, o venerando ritualmente a la serpiente.

En otras cuevas y rocas (de ahí viene la palabra rupestre, de rupes, peñasco, rocas, o paredes (de allí viene la palabra parietal) aparecen otros animales o figuras zoomórficas, todas del pleistoceno superior o del paleolítico, aunque algunas son mucho más modernas. Como han dicho Alcolea, Montalvo Arce o Méndez León y otros muchos, todas estas figuras o pinturas y grabados, forman parte de un universo de simbolismo de gran elaboración intelectual y no simplista como de primer golpe creemos ver o entender. Y ese arte rupestre es la parte inmovilizada de ese proceso cognitivo y representativo y simbólico. Las figuras se “congelan”, se retratan o se “engarrotan” para que puedan ser estudiadas, en la tribu o en la posterioridad, por propios y extraños o puedan ser admiradas o veneradas o incluso, en casos, temidas.

Las pinturas rupestres de BCS le dan un lugar especialísimo a la mujer, son muchas las cuevas o muros en la zona de Los Cabos o del Norte del estado donde aparecen figuras de mujer, de frente o vistas desde atrás y muy pocas o ninguna realmente de perfil. En la Cueva de San Borjita, del Rancho de San Baltasar, en la Sierra de Guadalupe en BCS, aparecen mujeres sin “peinado” o tocado alguno y siempre predominando el color ocre y negro o la combinación transversal de ambos colores. Es decir, verticalmente mitad negro y mitad rojo oscuro. De ese rojo hecho con óxido de hierro o hematita. En la inmensa mayoría de los casos las figuras antropomórficas o humanas aparecen con los brazos extendidos, abiertos, o hacia arriba. Sólo en alguna hemos encontrado que se hallen con los brazos hacia abajo.

Como lo publicó Sudcalifornios.com el 26 de noviembre de 2018, la Cueva de las Flechas de Mulegé nos presente a múltiples personas flechadas con mayor o menor profusión, pero son varias imágenes en diversas paredes o cavernas de BCS en donde aparecen mujeres flechadas y esto es de una enorme importancia, porque implica que las mujeres iban al combate en igualdad de circunstancias que los hombres o que iban a la cacería en la misma tesitura o que si es un aspecto ritual o simbólico se les considera que recibían igual “los flechazos de la vida o del infortunio”. Lo que parece obvio es que la mujer jugaba un papel preponderante y reconocido en muchos de esos grupos nómadas y que ello continuó hasta la cruel llegada y colonización de los conquistadores en los siglos del XVI al XVIII, según narra Tamaral respecto a la rebelión de los Californios.

El arte figurativo o simbólico de las pinturas rupestres nos ofrece predominantemente un gran abanico de figuras humanas de adultos, jóvenes e incluso niños, pero también de manera preeminente de imágenes zoomórficas de tierra mar y aire, sean caprinos, cérvidos, quelonios, rapaces o de presa, lepóridos, cetáceos, reptiles e incluso cefalópodos, celentéreos y algunos otros mamíferos marinos y peces diversos sobresaliendo el atún, algunos batracios y otros.

Los jóvenes deberían recibir una mayor educación formal e intensiva respecto a este patrimonio cultural y sociológico, arqueológico y paleontológico. El arte rupestre tiene, cuando menos en Europa, una edad de 40,000 años, quiere decir que nuestro arte rupestre aparece 30 mil años después. Son los asiáticos quienes lo trajeron vía Canadá y Estados unidos y por otro lado los que llegaron a la península de Yucatán.

Se ha alargado demasiado este texto y no quisiera dejar pasar el hecho de que tenemos pendiente estudiar la forma de las cabezas de los humanoides o antropomorfos. Unas aparecen cuadradas, otras redondas, otras rectangulares unas alargadas y, en todos los casos la forma de la cabeza es deliberada. Algunos autores llegan a explicar que algunas figuras humanas son en realidad chamanes o “brujos” cuyo estereotipo craneal los identifica por portar máscaras o cubos rayados con simbolismos mágicos. Tenemos, pues, muchos pendientes, para investigar desde el punto de vista estético, ambiental, biológico, zoológico y etológico. Diré, por último, que me llama la atención que de los miles de pinturas rupestres o petroglifos que tenemos en el catálogo parietal de Baja California Sur las plantas, árboles y flores brillan por su ausencia y estoy seguro de que usted sabe por qué ansiosa cuarentona y arcaico sesentón. Ya lo platicaremos.

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Ramón Ojeda Mestre-QEPD

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