En la calle, codo a codo, somos mucho más que dos

Una anécdota de Albert Einstein cuenta que a sus tres años y medio seguía sin hablar, pero una mañana soltó de carrerilla la siguiente frase a sus padres: La leche está ardiendo. Sus progenitores, asombrados, le preguntaron: pero si tú no hablabas, ¿por qué no has dicho nada hasta ahora?, a lo que el niño Einstein respondió: porque antes todo estaba en orden y controlado.

Hoy, que a la sombra del Pacto por México se han aprobado las reformas en materia laboral y educativa, mientras la reforma en materia fiscal podría quedar dictaminada esta misma semana en el Senado, tras ser aprobada en San Lázaro, y la reforma en materia energética sigue en análisis en la Cámara Alta, diversas voces, en los sectores más directamente relacionados, han alzado su voz, sin embargo, frente al diálogo la cerrazón de los gobiernos supuestamente democráticos, a lo largo y ancho del territorio nacional.

Tal como sucedía en la década de los años ´60 y ´70, provocadores y policías disfrazados agreden e infiltran las manifestaciones. Hoy como ayer, señala el Dr. John Mill Ackerman Rose, en un artículo publicado el 14 de agosto del presente, se detiene arbitrariamente a ciudadanos, periodistas y defensores de derechos humanos. Minervino Morán y Gonzalo Juárez Ocampo, valientes dirigentes magisteriales de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero (Ceteg), cuentan con órdenes de aprehensión del gobierno de Ángel Aguirre, por sedición y motín. Y siete jóvenes yacen presos en las cárceles de Mancera, acusados de ataques a la paz pública, ultrajes a la autoridad y asociación delictuosa durante la marcha del pasado 2 de octubre. Ellos, concluye el Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, son los presos políticos de este nuevo régimen democrático, y a mí no me queda sino reiterar: “la leche está ardiendo”.

”Ya basta a la represión del Estado que impide el ejercicio pleno de las libertades, ya basta a la criminalización de la protesta, ya basta al clima de hostigamiento en contra de defensoras, defensores y periodistas. Reprimir es un delito, expresarse una libertad”, consignaron en un comunicado intitulado: Reprimir es un delito, expresarse es una libertad, alrededor de 110 organizaciones sociales nacionales y extranjeras, el pasado 10 de octubre, y a mí no me queda sino asentir: “la leche está ardiendo”.

Hoy es momento de reivindicar nuestro derecho a disentir, a ser fraternales entre nosotros, a manifestarnos en un ambiente de creatividad, de muestra cívica, porque las oportunidades económicas, las libertades políticas, las condiciones sociales, la buena salud y la educación deben brindarse en condiciones equitativas, para un sano desarrollo humano.

Hoy es momento de recordar aquellas bellas palabras de Mario Benedetti, y decir en voz alta que “en la calle, codo a codo, somos mucho más que dos”.