Familias sudcalifornias: 5 consejos para aprender a controlar los berrinches
Es muy común que, entre los doce meses y los cinco años, la mayoría de los niños experimenten berrinches: episodios que se caracterizan por un llanto descontrolado, gritos intensos y el clásico pataleo en el piso. Estas rabietas son completamente normales, ya que los pequeños se encuentran en una etapa del desarrollo donde están aprendiendo a manejar algunas emociones, como la rabia, la frustración o el miedo.
En los más pequeños los berrinches también ocurren por una dificultad al expresar sus inconformidades, por eso utilizan las pataletas como estrategia para llamar la atención, protestar por algo que se les quitó o no se les dejó hacer, o bien para evitar una situación que no les agrada. Es importante que desde una edad temprana los “peques” aprendan habilidades de manejo emocional, así serán capaces de controlar sus impulsos, resolver problemas y comunicar sus necesidades.
A continuación, te recomendamos algunas acciones para controlar los berrinches, según el criterio de las y los especialistas.
Mantener la calma
La mejor estrategia será siempre guardar la calma y evitar los gritos, ya que estos los altera aún más y provoca una lucha de poder: si tú gritas, el niño gritará con más fuerza. La paciencia es la gran aliada de las madres y padres de familia; háblale con voz suave, mantente lo más relajada o relajado que puedas, y muéstrale a tu pequeño que no vas a permitir que su comportamiento te afecte.
Ayúdale a desahogarse
Llévalo a un lugar seguro en el que se pueda desahogar. Abrázalo, cárgalo y sácalo del sitio donde inició la rabieta. Hazle entender que estará ahí hasta el momento que se sienta más tranquilo. Cuando el niño ya esté dispuesto a escuchar, aunque continúe llorando, agáchese a su misma altura y explíquele con calma la situación; por ejemplo, por qué no le puede comprar el juguete o por qué no puede continuar jugando. De esta manera le transmites que entiendes su molestia, pero que sólo le prestarás atención cuando se tranquilice. Esto ayuda a los niños a distinguir sus emociones y aprender a expresar su frustración.
Prevenga el berrinche
Cuando el niño o niña comience a alterarse y usted considere que la situación podría terminar en una rabieta, prevéngalo desviando su atención con otras actividades que sean de su agrado. Ofrézcale otro juguete, canten juntos, propóngale hacer algo divertido, bríndele opciones, así el niño poco a poco fijará su atención en algo novedoso y olvidará aquello que le provocó enojo.
Ignorar la rabieta
Para algunas mamás y papás funciona muy bien el ignorar al niño cuando hace berrinche, lo cual consiste en evitar cualquier tipo de contacto con el pequeño desde que inicia la rabieta hasta que se calma. Cuando los “peques” se dan cuenta que mediante el berrinche consiguen lo que quieren, utilizan la pataleta para manipular, pero cuando se les ignora ven que ya no es útil y dejan de hacerlo.
Sin embargo, hay dos ocasiones en las jamás se debe ignorar un berrinche:
1.-Si el niño o la niña corre riesgo de salir a la calle, lastimarse o está expuesto a algún peligro; en este caso, deténgalo y sujételo firmemente o déjeselo saber bien claro.
2.-Si está dando golpes, mordiendo o lanzando cosas. Lo mejor es detenerlo de inmediato y hacerle saber que ese comportamiento no está permitido.
Conversar
Cuando el berrinche haya pasado y el pequeño se sienta tranquilo, es momento de hablar. Primeramente, es conveniente explicarle las razones por las que se tomó la decisión que causó el berrinche y porqué no es adecuado que haga esas rabietas. Además, es importante que escuche las razones de la niña o el niño, hágale ver que hay formas de decir las cosas y que pueden llegar a un acuerdo.