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Familias sudcalifornias: ¿CÓMO HABLAR DE DROGAS CON LOS JÓVENES?

Escrito por Mi Nana en Viernes, 18 Diciembre 2020. Publicado en Familia., Familias Sudcalifornias., Salud, Sociedad

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México es un país sumamente moralizado por la religión, por lo cual existen múltiples temas de relevancia social que nunca se tratan de forma explícita o con la seriedad que se merecen y uno de ellos es el consumo de drogas. Curiosamente, pese a que el consumo de cigarro, el alcohol, la cafeína y los azúcares es también ingesta de drogas, éstas no sólo son permitidas dentro de muchas familias, sino también hasta fomentadas en algunos casos. ¿Se deberá esto a una cuestión de legalidad o de moralidad? No importa. En este momento es irrelevante las razones por las cuales nosotros, los adultos, decidimos no informar ni orientar a los niños y jóvenes sobre estos temas, lo importante es que debemos actuar a tiempo, porque muchas veces no lo hacemos pensando que en la escuela los informan, mientras que en las escuelas se creen que las familias estos temas se hablan, y terminamos en tablas, con un adolescente que toma decisiones irresponsables basándose en la mala información. 

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A continuación, te daremos algunas recomendaciones para tener “la charla” con tus hijos, sobrinos, primos, nietos o alumnos, y no morir en el intento.

 

Lo  primero que debes tener en cuenta, sobre todo si son mayores de edad, es que con o sin permiso, si un adolescente quiere hacer las cosas, las va a hacer, sólo que en lugar de ser honesto u honesta, se escabullirá con mentiras, y esto puede terminar de dos: o continúa siempre echando mentiras y cada vez se aísla más, adopta una actitud de rebeldía… que también hace que se aleje. El hecho de que un joven busque formas de informarse en internet y en las experiencias de sus amigos, lo puede llevar a generar juicios con premisas erróneas o falsas, e incluso a tomar decisiones que, de conocer la situación o los datos reales, quizás no tomaría o realizaría de otra forma, más segura o consciente.

Lo segundo y más importante que debemos tener en cuenta siempre, es que nuestros prejuicios, posturas y valores, por más que nos pese, no deben influir en la información que le transmitamos a los jóvenes. No es necesario mentir, exagerar, inflar, o ser amarillistas, lo importante es que ellos puedan visualizar las consecuencias reales, no que terminen espantados. Es muy importante que se sientan escuchados, válidos y respetados: evitemos la imposición y preguntémonos: ¿qué piensa de esas sustancias? ¿qué sabe? ¿qué postura tiene? Por más que los jóvenes vivan bajo la jurisdicción de una familia, a lo largo de su vida ellos terminarán haciendo lo que quieran, así que si lo que realmente queremos hacer es educar y no controlar, debemos procurar que entiendan a no sólo cumplir reglas porque sí, por capricho de los padres, sino que entiendan la utilidad de nuestras razones, que es algo por su salud y seguridad, y que interioricen todos los consejos y recomendaciones, como algo propio y no sólo de sus represivos padres.

No olvidemos que para criar desde el amor y la comprensión debemos:

—Favorecer el pensamiento crítico por encima del sometimiento y la memorización.

—Comprender que vivimos en diferentes tiempos y edades que los adolescentes y actuar a partir de ahí.

—Fomentar la prudencia y la responsabilidad desde el cuidado y no desde el miedo.

—Respetar la identidad de los jóvenes, y eso incluye a sus amistades y figuras de admiración. Recordemos que aunque son “nuestros”, son personas con criterio propio, autenticidad y deseos de autoconocimiento y expresión.

—Prioricemos la conversación en lugar del interrogatorio.

—Seamos un espacio de comodidad. Inspiremos confianza.

 

Muchas veces NO vamos a poder evitar el consumo de algunas drogas, pero sí podemos alentar la información para que ellos solos decidan alejarse o tomar medidas de responsabilidad. Para tantear el terreno y propiciar la intimidad con ellos, que se abran y que manifiesten sus propias dudas, que nos vean como una figura de orientación y apoyo, te recomendamos las siguientes preguntas:

—Cuando sales con tus amigos, ¿hay muchachos que te provoquen desconfianza?

—Si van de fiesta, ¿les han ofrecido comprar algo de drogas? ¿y cómo se lo han tomado?
—¿En tu escuela los profesores y direcitvos les hablan de drogas? ¿qué les dicen? ¿qué opinas de esto?
—¿Te has sentido forzado por la presión social a hacer o probar algo que no quieres o te provoca desconfianza?
—Las sustancias por si solas no son malas, ¿lo sabías? Pero muchas veces hay acciones que, si las realizamos en estados alterados, pueden ser mortales, ¿recuerdas el caso de X que chocó por estar ebrio y se mató? Siempre hay que poner encima la seguridad que la diversión, porque ésta última es sólo pasajera.

—Las noticias a veces dicen cosas demasiado exageradas o malas de la juventud, como si fueran malas personas. Yo no creo, eso, ¿tú qué opinas?

—¿Sabes como manejar una situación en la que quieras decir “No”, pero por miedo o por no quedar mal con tus amigos, aceptas? A ver, lo más importante eres tú, y lo segundo más importante, también tú. Un amigo de verdad no te abandonará por no consumir alguna sustancia ni te obligará a hacerlo.

—¿Recuerdas la fiesta de X el otro día? Había mucha gente borracha, incluso llegaron a pelearse a golpes, ¿ya habías visto una situación así ante? ¿es común que eso pase en las fiestas a las que vas?

Sobre todo, es muy importante que los chicos tengan SIEMPRE presente que nuestra intención, antes que regañarlos, castigarlos o hacerlos sentir mal, es cuidarlos, apoyarlos y quererlos, por lo que no deben dudar nunca en pedir ayuda, incluso cuando sea de temas que nosotros no apoyamos: nuestra prioridad es ayudarlos, no regañarlos, y la salud de todos ellos está por encima de valores absurdos. 

Rocío Bellver, una psicóloga para la depresión en Valencia - Rocío Bellver

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