Familias sudcalifornias: Consejos para mejorar la comunicación en el hogar
Uno de los puntos más importantes para mantener la armonía familiar y las buenas relaciones entre los miembros del hogar es fomentar un estilo de comunicación eficiente y positivo, es decir, una comunicación basada en el respeto, el diálogo y la empatía. La comunicación fluida aumenta la calidad de las relaciones familiares, habrá mayor cercanía, confianza, complicidad; y a su vez favorece a la salud mental de todos los integrantes de la familia.
Aquí te compartimos algunas recomendaciones:
Aprovecha los momentos sin tecnología:
Al menos durante un rato al día comparte con tu familia un momento sin dispositivos móviles, por ejemplo, en la comida o la cena; es importante que en este rato no se utilicen celulares o tabletas, para evitar así la distracción y favorecer la conversación cara a cara. 20 minutos sin smartphone no le hacen daño a nadie.
Fomentar el diálogo:
Cuando exista un tema que sea del interés de todos es recomendable incentivar el intercambio de ideas, llegar a acuerdos y conocer la opinión de los demás mediante un dialogo participativo. Siempre es vital respetar las aportaciones de todos, para que se genere confianza y sentido de pertenencia. No tiene que ser un tema grave, puede tratarse, por ejemplo, de decidir a qué restaurante ir, dónde pasar el fin de semana o qué hacer para celebrar un cumpleaños.
Amabilidad y paciencia:
En situaciones de enojo, impaciencia y estrés uno puede llegar a comportarse de una forma grosera, descortés o subir el tono de voz, pero hay que tener en cuenta que muchas veces en la comunicación es más relevante la forma cómo se dicen a las cosas, y no tanto lo que se está diciendo. Un tono amable y comprensivo puede cambiarlo todo.
Mantener la interacción:
Es importante mostrar interés autentico por cada miembro de la familia, pregúntales cómo les fue en el día, cómo se sienten o qué les preocupa. Así fomentarás una comunicación directa, personal, humana, y un mayor conocimiento de la situación de cada integrante del hogar.
Practicar la empatía:
Intenta comprender los sentimientos de tus hijos y hazles saber que entiendes la situación. Si tu hijo o hija está triste, una caricia o un abrazo pueden ayudarte a mostrar sensibilidad. No trates de “adivinar” lo que ella o él piensa, permítele expresar esos sentimientos, o en caso contrario, respeta su silencio. Asegúrate de no minimizar sus emociones diciendo cosas como “es tonto sentirse así” o “lo comprenderás cuando crezcas”. Lo que siente es real y debe ser respetado.
Aprender a escuchar:
Escucha lo que tu hijo o hija tiene para decir y siempre déjales terminar. Permite que tus hijos se expresen; que digan lo que piensan o sienten es muy beneficioso para el buen funcionamiento de la familia y para su bienestar emocional. Si no dejas que termine lo que quiere decirte y lo interrumpes porque piensas «ya sé lo que va a decir» nunca sabrás qué ideas tiene ni cómo se siente.
No critiques, no juzgues, no culpabilices
Si te dedicas a sancionar de manera injustificada la conducta de tus hijas e hijos, y además de forma constante, estás poniendo una barrera entre tú y ellos. Los valores no se enseñan mediante gritos, acusaciones o castigos, si no con sensibilidad, empatía y el ejemplo que los adultos le damos a los menores.